Los días de la semana |
Semana (del latín, septimana), periodo de
siete días de aplicación universal actualmente como una división del tiempo.
Es de origen hebreo o caldeo y aparece mencionada como una unidad de tiempo
en la Biblia (Génesis 29,27). La división del mes lunar en periodos de siete
días probablemente comenzara como una conmemoración de la creación del mundo
en seis días con el séptimo día para descansar. La semana romana fue un
periodo de ocho días hasta el 303, cuando el reconocimiento oficial de la
religión cristiana hizo necesario celebrar el Sabbatum (Sábado) cada
siete días. Originariamente el primer día de la semana era el Domingo.
Domingo: de la palabra latina Dies solis 'día del sol', nombre
de una fiesta romana pagana, derivaron en inglés Sunday (sun=sol, day=dia) y en alemán Sonntag.
En las lenguas románicas deriva del latín Dominicus dies ó Dominica 'día del Señor',
en español Domingo, en francés Dimanche, en italiano Domenica y en rumano Duminica. Al igual
que en la fiesta de Navidad, sustituyendo el rito pagano del Sol por el cristiano del Señor.
Es el séptimo día de la semana civil y primero de la litúrgica.
En los orígenes del cristianismo la festividad del domingo empezó a reemplazar al sabbat y a
ser respetado en honor del día de la resurrección de Cristo. El emperador Constantino I lo
instituyó como día de descanso consagrado al culto. A partir del siglo IV la legislación civil
y eclesiástica reguló el trabajo y prescribió el culto, pero en la actualidad las leyes que
limitan los negocios y la diversión de los domingos son muy permisivas.
Lunes: del latín Dies lunae, que significa 'día de la luna',
derivan Lunes en castellano, Lundi en francés, Lunedí en italiano, Monday (Moon=Luna) en inglés
y Montag en aleman.
Martes: En el calendario romano se llamaba Dies martis o 'día
de Marte' en honor a su dios de la guerra. Las lenguas de origen latino conservan esa raíz;
Martes en español, Mardi en francés y Martedí en italiano. La denominación inglesa, Tuesday
procede de Tiu o Tiw, dios nórdico de la guerra. En danés se denomina Tirsdag y en sueco Tisdag.
En alemán es Dienstag, originariamente "día de reunión". En hebreo se llama Yom shlishi,
"tercer día".
Es el segundo de la semana civil y el tercero de la semana litúrgica.
En el Talmud, el martes aparece como un día de suerte porque como quedó
escrito en el tercer día de la creación: "Y vio Dios que estaban bien".
Entre los hindúes, sin embargo, el martes es uno de los tres días aciagos,
junto con el sábado y el domingo, en los que no se deben emprender negocios
importantes ni viajes largos. Esa creencia en su carácter aciago trascendió
a Occidente, como revelan dos expresiones españolas: "Dar a uno con la
del martes" y "En martes ni te cases ni te embarques".
Miércoles: llamado por
los romanos en honor del dios Mercurio Dies mercurii. El español,
como las lenguas de origen latino, ha conservado esta raíz: en francés
Mercredi y en italiano Mercoledí. Los alemanes lo llaman Mittwoch, que
quiere decir 'mitad de la semana'. En inglés, Wednesday significa 'día
consagrado a Odín', o Woden, dios principal de la mitología escandinava.
En Suecia y Dinamarca se llama Onsdag, del original escandinavo. En hebreo
equivale al cuarto día.
Jueves: en el calendario romano se denominaba en latín Dies jovis,
por Jove o Júpiter, dios del rayo y el más importante de su mitología. Las lenguas de origen
latino conservan esa raíz: Jueves en español, Jeudi en francés y Giovedí en italiano. La
denominación inglesa, Thursday procede de Thor, dios nórdico del trueno. En danés y en sueco se
denomina Torsdag. En alemán es Donnerstag, 'día del trueno'.
Quinto día de la semana litúrgica. En la religión
cristiana el Jueves Santo es el día anterior al Viernes Santo. Conmemora
el día de la última Cena, la última reunión de Jesucristo con sus discípulos
antes de la crucifixión. El Día de la Ascensión, el cuadragésimo día después
de Pascua, que señala la Ascensión de Cristo a los cielos, también cae
en un jueves.
Viernes: en el calendario romano se llamaba Dies veneris 'día de
Venus', por la diosa del amor. Las lenguas de origen latino conservan esa raíz: Viernes en
español, Vendredi en francés y Venerdí en italiano. La denominación inglesa Friday procede del
antiguo alto alemán Fria, 'una diosa', y del antiguo inglés daeq, 'día'. Los pueblos germánicos
consagraron este día a Frigg o Frija, consorte de Odín y diosa nórdica del amor y de la belleza.
Las lenguas germánicas como el inglés emplean variantes del antiguo alto alemán friatag ('día de
Frija').
El sexto día de la semana litúrgica. En la religión cristiana
el día está consagrado a la memoria de la crucifixión de Cristo. El teólogo
griego Clemente de Alejandría y otros autores primitivos indican que desde
los primeros tiempos de la cristiandad el viernes era observado con ayuno
y oración.
En la Iglesia ortodoxa griega, como era antiguamente costumbre en la Iglesia católica,
el viernes es un día de abstinencia, lo que significa que no se podía comer carne, excepto cuando
coincidía con un día de fiesta importante, como Navidad. Precisamente por eso se llama en España
"cara de viernes" a la macilenta o triste.
El viernes ha sido considerado desde hace mucho tiempo
como un día aciago. Esta superstición puede ser debida al acontecimiento de la crucifixión de
Cristo en ese día y puede haberse visto reforzada por el hecho de que fue durante muchos años el
día de ejecución de criminales. Habitualmente se le ha llamado 'día del verdugo'.
La designación hebrea, Yom shishi, significa 'sexto día'. Es ademas fiesta musulmana, fue
el día elegido por Mahoma en conmemoración del 'sexto día' de la creación y para diferenciar su
religión de la cristiana y de la judía. Para muchos pueblos eslavos el viernes no es considerado
el sexto día de la semana, como revela el nombre ruso, pyatnitza o 'quinto día'.
Sábado: los romanos lo
llamaban Dies saturni en honor del dios Saturno. En ingles derivo
a Saturday (saturn=saturno). Sin embargo la palabra Sábado en español
y la italiana Sabato derivan del latín Sabbatum, esta a su vez
del hebreo Shabbath. En Suecia el sábado se llama Lördag, o día
del Señor, y en Dinamarca y Noruega, Lørdag.
Es el séptimo día de la semana litúrgica y sexto de la civil. Varias sectas cristianas, especialmente
los adventistas del séptimo día, han vuelto a la práctica del Antiguo Testamento y consideran el
sábado como día de culto. Para los judíos es día sagrado, además de ser el único día de la semana
que tiene nombre, pues los demás sólo tienen número. Shabbath significa descansar, en referencia a la
prohibición de trabajar desde el atardecer del viernes al del sábado. Durante los primeros tiempos
de la cristiandad el día sagrado fue trasladándose al primer día de la semana, el domingo,
considerado más apropiado por ser el día en que comenzó la creación y el de la resurrección de
Jesucristo.
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Dichos populares |
Al Sol le llaman Lorenzo y a la Luna Catalina...: copla popular española. El Sol y la Luna fueron los primeros dioses adorados por todos los pueblos. Los celtas, hablaban de un dios primigenio y solar al que se referían como Lug, partícula que nos legaron y derivo en muchos topónimos como Lugo (Galicia, España) y nombres como Lorenzo. Los griegos hablaban de la diosa lunar Hecate y por ella Kat quiere decir luz. Con el tiempo derivo en nombres como Catalina. Estar de buena o mala Luna: modismo relacionado con la supuesta influencia que ejerce la Luna sobre la mente humana. Dada la rapidez con que la Luna se desplaza por el Zodiaco (28 dias), permaneciendo poco tiempo en cada signo, se le hace responsable de los cambios súbitos de humor. Cuando esta aliteración del carácter se hace crónica, a ojos de los observadores, se decía que el sujeto era un lunático, que había perdido el juicio o tenia un humor muy voluble. Ladrar a la Luna: modismo que significa manifestar ira contra persona o cosa a quien no se puede ofender ni causar daño alguno, o amenazar inútilmente. Alude a los perros que, sobre todo en las noches de luna llena, se encaran y ladran a la Luna. No se conoce el motivo de esta costumbre, quizá sientan una amenaza, o por herencia de sus antepasados los lobos que, según se dice, aúllan a la Luna. Luna de Miel: esta expresión proverbial se aplicaba originalmente al primer mes de matrimonio, en el que supuestamente todo es agradable y dulce. En la actualidad hace referencia solo al tradicional viaje que realizan los recién casados. Parece que la expresión proviene de un antiguo proverbio árabe: La primera luna después del matrimonio es de miel y las que le siguen, de absinto o amargas, como el acíbar. Los árabes contaban los dias por lunas o periodos de veintiocho dias, casi un mes. Lucero del Alba: expresión proverbial, dicese de la persona bella o hermosa, también hace referencia al planeta Venus cuando aparece muy brillante en el firmamento durante los crepúsculos matutino y vespertino. Los griegos lo llamaron también Phoosphoros (que lleva la luz) o Lucifero (como lucero del alba) y Hespero o Vespero (como lucero vespertino). La Iglesia en su política de asumir los símbolos de la antigüedad, llamo a la Virgen como Stella matutina. Dar a uno con la del martes: refrán español, ver la secciónLos dias de la semana. En martes ni te cases ni te embarques: refrán español, ver la secciónLos dias de la semana. Y, sin embargo, se mueve: frase tradicionalmente atribuida al científico italiano Galileo Galilei (1564-1642) que según la leyenda, la pronuncio justo después de verse obligado a abjurar de sus teorías científicas el 22 de Junio de 1633 ante el Tribunal de la Santa Inquisición, bajo amenaza de ser ajusticiado. Con ello quiso dejar claro, aunque fuera entre dientes, que lo hizo forzado por las circunstancias. Su pensamiento era contrario a la idea imperante de que la Tierra fuera el centro inmóvil del Universo. Sin embargo ningún documento de la época permite acreditar que Galileo pronunciara esta frase. Seguramente apócrifa, aparece por primera vez en el siglo XVIII en la Biblioteca Italiana de Giuseppe Baretti, publicado en Londres en 1757. El Mentir de las estrellas: expresión para calificar la actitud de quien exagera o miente. En su comienzo alude, en tono sarcástico, a la excesiva credulidad con que creían algunos en la astrología. Parece ser que esta frase proviene de la comedia de Don Agustín de Salazar y Torres (1642-1675) El encanto en la hermosura y el hechizo sin hechizo, también conocida como La segunda Celestina, del siglo XVII.
Sonar a música
celestial: comparación popular aplicada a palabras elegantes
pero vacias o promesas sin substancia ni utilidad. Esta frase utilizada
siempre en tono peyorativo tiene su origen en la propuesta de deducir los
intervalos de la escala musical estudiando en términos matemáticos
la distancia que existen entre los cuerpos planetarios. Los estudiosos de
aquella época definían la música celestial en consonancia
con la regular distribución de los astros y el armónico movimiento
con que se movían. Suponían una música de las esferas
que resultaba inaudible para los humanos, pero no menos real. Estas especulaciones
dieron lugar a comentarios irónicos que derivaron en el dicho popular.
Quinta
esencia: expresión que se aplica a personas o cosas que
representan lo mas puro y fino de algo (por ejemplo llamar a una mujer,
la quintaesencia de la feminidad). El concepto proviene de la cosmología
antigua, consideraba que ademas de los cuatro
elementos tradicionales existía un quinto, éter,
del que estaban compuestos los cuerpos celestes. Los alquimistas medievales
intentaron obtenerla purgandola de otras consideradas mas groseras. En
el año 1110 mediante alambiques obtuvieron una substancia como
el agua, fría, pero que ardía en la garganta e impedía
que la carne se pudriera: el alcohol.
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La Heráldica |
La Heráldica o arte de los escudos también tiene su relación con la astrología. En los escudos no puede emplearse cualquier coloración, son llamados esmaltes y hay de dos tipos: metales y colores. Los metales empleados son oro y plata que convencionalmente se llaman amarillo y blanco (o gris), respectivamente. El oro simboliza entre los planetas el Sol; de las piedras preciosas el topacio; de los signos del Zodiaco a Leo; de los elementos el fuego. También al Domingo, el mes de Julio, el ciprés, el girasol, el gallo y el delfín. Se emplea con el significado de caridad, nobleza, generosidad, esplendor, soberanía, amor, alegría, poder y constancia. Según la tradición, los que portan oro en sus escudos están obligados a socorrer a los pobres y a defender a sus príncipes peleando por ellos hasta derramar la ultima gota de sangre. La plata simboliza la castidad, templanza, humildad, inocencia, verdad, hermosura, limpieza, integridad, elocuencia y el vencimiento sin sangre de los enemigos. Se considera deber de quienes lo llevan en sus armas servir en la marina al soberano, amparar a los huérfanos y defender a las doncellas. Los colores reciben nombres peculiares en Heráldica: gules (rojo), azur (azul), sinople (verde), púrpura (morado o violeta) y sable (negro). Gules simboliza a Marte, Aries y Escorpio, el fuego, el dia martes y de los meses marzo y octubre, de los metales el cobre. Es significado de fortaleza, valentía, magnanimidad, intrepidez, honor, furor y vencimiento con sangre. Azur, se emplea como símbolo del zafiro, Júpiter, Tauro, Libra, el elemento aire, el acero, el viernes, los meses septiembre y diciembre. Significa justicia, alabanza, lealtad, perseverancia y dulzura. Quienes los portan debían atender a los dementes. Sinople simboliza la esmeralda, Venus, el miércoles, Mayo, de los metales el azogue. Significa esperanza, industria, cortesía, abundancia, y amistad Púrpura es el símbolo de la amatista, mercurio, el aire, febrero, noviembre, de los metales el estaño, sagitario y piscis. Se utiliza con el significado de devoción, grandeza, autoridad y liberalidad Sable se emplea como símbolo del diamante, Saturno, acuario y virgo, la tierra, el sábado, los meses enero y abril, de los metales el hierro. Significa prudencia, duelo, aflicción, dolor, ciencia, sabiduría, honestidad, firmeza, obediencia, muerte, silencio y el secreto que es preciso mantener en cualquier situación. Los símbolos comunes a un pueblo, nación, ciudad etc, cuando reflejan el deseo de trabajar para un objetivo común recogen la fuerza del deseo y la revierten en la comunidad que los utiliza, especialmente cuando trasmiten, como sucede en multitud de casos la tradicional dedicación e ilusión de las comunidades por mejorar la convivencia y desarrollar plenamente al ser humano. |
Los almanaques |
La palabra proviene del árabe al-manaj, a su vez del latín manachus o círculo de
los meses. Es una tabla o libro que contiene un calendario, junto con datos astronómicos o
náuticos y, a menudo, fiestas religiosas, comentarios históricos, proverbios e indicaciones
astrológicas o agrícolas.
Los almanaques, de las más variadas formas, provienen de la antigüedad y, en muchos países,
fueron probablemente las primeras formas de literatura escrita. Los antiguos almanaques se
tallaban en bastones de madera -que los sacerdotes egipcios denominaban dedos del sol-, así
como en bloques de piedra. Los almanaques medievales, desde comienzos del siglo XII, se
realizaron en pergamino. El más antiguo de los almanaques que se conserva es el del matemático,
astrónomo y astrólogo alemán Regiomontano, cuyo
Kalendarium novum, ilustrado y de 12 páginas, se imprimió en Venecia en 1476, en colores
rojo (para los días de suerte) y negro, y que fue el primero que se conoció en España. En 1487,
Bernardo de Granollarch publicó uno parecido en Barcelona.
Desde sus comienzos, los almanaques contuvieron predicciones del futuro basadas en la posición
de los cuerpos celestes y, durante los siglos XV y XVI, el pronóstico del futuro a través de la
astrología se convirtió en el tema central de todos ellos. Algunas de las predicciones llegaron
a ser tan escalofriantes (llegaban incluso a informar de que la muerte del monarca se
produciría ese mismo año), que el rey Enrique III de Francia prohibió expresamente que
aparecieran predicciones del futuro, del género que fuesen.
Los almanaques del siglo XVI llamados filomatemáticos (porque
en sus portadas aparecía esta palabra, que significa amante del conocimiento),
empezaron a difundirse por Europa los almanaques propiamente dichos que
los editores vendían, con gran éxito, en las librerías, servían como calendarios,
atlas, consejeros médicos y agrícolas, libros de texto y predicciones
astrológicas, pues por entonces, la astrología estaba considerada
como una ciencia a la altura de todas las demás.
En Europa y Latinoamérica, el almanaque constituyó un
medio de transmisión de cultura entre las clases populares. Parte de su enorme éxito residía
en el hecho de que, aparte de datos sobre fechas, acontecimientos astrológicos y fiestas
religiosas (santoral), ofrecía predicciones del tiempo para todo el año, consejos para
agricultores y ganaderos, citas y proverbios, pequeñas historias didácticas y moralistas en rima,
anécdotas humorísticas y parodias satíricas particularmente irreverentes con el poder, entre otros
muchos añadidos.
En realidad, y bajo muchos aspectos, el almanaque fue un eficaz transmisor de ideas liberales
durante la época del absolutismo, pues constituía prácticamente el único acercamiento a la
lectura por parte de las clases medias y bajas de la población, muy receptivas al lenguaje
figurado y sentencioso y al alto contenido en imágenes de las publicaciones del momento. A
partir del año 1502, su publicación comenzó a sufrir la censura impuesta por los reyes, en
concordancia con la Iglesia, sobre toda la producción literaria.
Durante el siglo XVIII aparecieron los piscatores (almanaques predictorios meteorológicos) de
Diego de Torres y Villaroel en Salamanca (España)
que anunciaron, 25 años antes, la Revolución Francesa. Otros piscatores célebres fueron los de
Oxford y Cambridge, así como los realizados por Goethe y Schiller en Alemania.
Durante todo el siglo XIX se publicó una gran variedad de almanaques temáticos: políticos,
antimasónicos, humorísticos y médicos, entre muchos otros tipos. Aún hoy en día continúan
publicándose, aunque, por lo general, su temática ha retornado a la seriedad que inspiró los
filomatemáticos.
En 1961, un programa científico estadounidense, denominado The Planetary Ephemeris Program
(Relación de efemérides planetarias), confeccionó, para uso de los científicos, uno de los
más avanzados almanaques astronómicos o efemérides. Se trata de un enorme cuerpo de datos
generados por ordenador que recopila todas las observaciones astronómicas llevadas a cabo
desde el año 1750 hasta nuestros días, y que constituye, quizá, el punto culminante de
8.000 años de calendarios cósmicos.
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Grimorios |
Un grimorio es un libro de brujería
que contiene formulaciones para hechizos, amuletos y talismanes. La edición
mas frecuente era en octava, tamaño que permitía ocultarlos mas fácilmente.
Circulaban versiones cultas y populares, en unos se buscaba conocimientos
y poder, en otros éxito, mujeres, dinero, curaciones, etc. Eran perseguidos
por la Santa Inquisición, aunque a veces detenían a personas
que portaban escritos que no entendían, motivo suficiente para encontrarlo
sospechoso. Los grimorios no solo los poseían los brujos, también
todo tipo de personas especialmente clérigos.
Entre las muchas indicaciones de los grimorios aparecen
precisiones astrológicas para llevar a cabo los rituales y en especial
para la elaboración de Talismanes.
El grimorio mas famoso de todos era la Clavícula
del Rey Salomón o Clavícula
Salomonis. Fue el mas copiado, se pueden observar en el influencias
griegas, babilonicas y egipcias. Se comenta que dicho libro fue usado
por clérigos y letrados hasta el siglo XVII.
El libro de San Cipriano fue muy usado, llamado también
Libro de las brujas y Libro verde. En la edición de
1875 contiene la descripción de 45 talismanes con sus grabados
y las formas de utilizar sus propiedades. En general es una mezcla de
oraciones invocadoras a Dios, ángeles, santos y practicas de hechicería
y brujería. Por su contenido misterioso, la tradición popular
decía que hechándolo al fuego saltaba de las llamas y al
destruirlo por otro procedimiento desaparecía, reapareciendo en
otro lugar.
Otros famosos grimorios son el Tratado y libro de Onorio y el Arte Notoria.
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Amuletos y talismanes |
Un amuleto es cualquier objeto empleado
con fines mágicos, con frecuencia suele ser una piedra, o un trozo de metal,
con una inscripción grabada. También objetos que entre sus figuras
enigmáticas o misteriosas letras, encierran una significación
esotérica plena de riqueza interpretativa. Se llevan normalmente
colgados del cuello para protegerse de la enfermedad o la brujería. Los
antiguos egipcios usaban amuletos en forma de collar. Entre los griegos
recibía el nombre de phylakterion. Los amuletos judíos, tiras de
pergamino que contenían pasajes de la Ley, eran empleados por la Escuela
Farisaica como símbolos de piedad, pero también se usaban para protegerse
de los malos espíritus o alejar la desgracia.
El uso de amuletos pasó a la
Iglesia cristiana con la inscripción de ichthys, pez en griego, nombre
que contenía las iniciales correspondientes a las palabras griegas de Jesucristo, Hijo de Dios,
El Salvador. Los gnósticos usaban piedras abraxas, gemas que llevaban inscrita esta palabra
griega. Los amuletos se convirtieron en un objeto tan común entre los cristianos que en el
siglo IV se prohibió al clero su fabricación o uso bajo pena de quedar privados de sus órdenes
sagradas; en el año 721 el uso de amuletos fue condenado de forma solemne por la Iglesia.
Con el desarrollo de la astrología árabe, el amuleto
astrológico, o talismán, se hizo cada vez más
popular. El uso de talismanes era una práctica casi generalizada en todo
el Oriente Próximo. Corin de Plancy afirmaba que un talismán
ordinario es el sello, la figura o carácter de un signo celeste,
hecho, impreso, grabado o cincelado sobre una piedra simpática,
o sobre un metal correspondiente al astro; por un obrero que tenga el
espíritu fijo en la obra, en el día y en la hora del planeta
y cuando el cielo esta en buena disposición a fin de atraer las
influencias.
Esta definición pone de relieve las dificultades
que supone la creación de talismanes, de ahí que su utilización
y conocimiento fueran limitados. En la Edad Media europea se elaboraron
muchos talismanes, algunos siguiendo las indicaciones de la Clavícula.
En dicho libro se puede leer que fueron inventados por caldeos y egipcios,
siendo de innumerables especies.
Un famoso talismán es el denominado Talismán
de la Felicidad, confeccionado por Nostradamus
como regalo a Catalina de Médicis por haberle ayudado en sus investigaciones
adivinatorias y astrológicas. Siempre lo llevo colgado del cuello,
se dice que la libro de enfermedades y de las acechanzas de sus enemigos.
Pero el mas celebre de todos es sin duda el Anillo
del rey Salomón en el estaba grabado el nombre de Dios "el
que solo Salomón llego a conocer". Su dichoso poseedor dominaría
en todas las cosas, fue el mas buscado y muy pocos consiguieron hacerlo.
Este anillo debía ser fabricado con el oro mas
puro, en domingo, a la salida del sol y en el mes de Mayo. Ha de llevar
en el centro una piedra de esmeralda en la cual se graba la figura del
Sol, y en el lado opuesto del anillo, sobre el oro, la figura de la Luna.
Luego se graban, también sobre el oro, con bruil de acero nuevo,
las palabras: Davi, Havi, Alpha, Omega, pero en caracteres hebreos. Al
no constar el nombre de Dios, lo sustituían por la palabra Yhesus.
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