Las mujeres al poder
Por Carlos Perzabal
Estefanía Chávez de Ortega, delegada en Xochimilco es arquitecta. Egresada de la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1954, obtuvo poco después la maestría con especialidad en urbanismo en la División de Estudios Superiores del mismo plantel. Presidenta de la Sociedad Mexicana de Planificación (1968-76), ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales por sus aportaciones a esa especialidad, el urbanismo y la formación de recursos humanos en ambas disciplinas. Es miembro de la Academia Mexicana de Arquitectura y de la Academia Nacional de Arquitectura. Es autora del libro Urbanismo en ciudades medias y pequeñas y coautora y compiladora de ensayos, artículos y materiales diversos para publicaciones de sus especialidad. Hija del ingeniero Eduardo Chávez, secretario de Recursos Hidráulicos durante el gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortinez, ha seguido sus pasos en la incorporación de la ecología a urbanismo y planificación. Así, es coautora de proyectos de diseño y planeación urbana y arquitectónica de unidades residenciales, populares y rurales. Entre 1970-82 ocupó los siguientes cargos: directora de la División de Transmisión del Conocimiento en el Instituto de Acción Urbana e Integración Social en el Estado de México; subdirectora de Promoción y Divulgación en la Subsecretaría del Mejoramiento del Ambiente de la SSA; coordinadora general de la Unidad Promotora del Empleo, la Capacitación y el Adiestramiento (UPECA) del DDF; coordinadora técnica del Programa para mejorar la Calidad del Aire en el Valle de México; asesora de la Secretaría de la Presidencia de la Cámara de Diputados para la elaboración de la ley de Desarrollo Urbano en el Distrito Federal; formó parte del consejo asesor para la planeación urbana del área metropolitana de la ciudad de México en el DDF; asesora y consultora para el desarrollo y diseños urbanos en diversos gobiernos estatales, entre los que destacan Tabasco, Chiapas, Veracruz y Michoacán para los que realizó los planes de desarrollo urbano correspondientes y las leyes de desarrollo urbano de los mismos; y en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) como miembro del comité preparatorio de México para la Conferencia Cumbre de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos Hábitat II. Es promotora, cofundadora y primer coordinadora de la licenciatura en urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM (1984-1994). Es profesora en las licenciaturas de Arquitectura (Medio Ambiente y Ciudad) y Urbanismo. Trabaja en proyectos de desarrollo sustentable y hábitat con la Fundación UNAM, AC.
—Estamos aquí con la delegada de Xochimilco.
—Soy lupanista y quiero promover la toma de consciencia acerca de la necesidad de contar con un cambio urbano. Muchos arquitectos creen que hacer urbanismo es sólo diseñar espacios, y poco se interesan por saber que en esos espacios vive gente con historia, con cultura y personalidad. Así, como prueba, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas me hizo favor de ponerme en un lugar en el que lo que yo he dicho toda mi vida aquí lo tengo que probar y ver si de verdad es cierto: que Xochimilco no es un lugar común y corriente sino la más hermosa de las demarcaciones del Distrito Federal. Es la más hermosa por tres cualidades: porque no en balde es patrimonio cultural de México y la humanidad. Y como parte de este patrimonio cultural tienen un fuerte peso las zonas agropecuarias zonas agropecuarias llamadas chinampas, una estructura hecha por el hombre, para ganarle tierra al agua y cultivarla. Los xochimilcas, los holandeses del Valle de México, hacían las chinampas. En París saben dónde queda Xochimilco, pero quizá no sepan dónde quedan otras delegaciones políticas del Distrito Federal. Por algo será. Y es porque Xochimilco tiene una cultura de lo más diversa y rica.Tenemos 14 pueblos y cada uno de ellos tiene una personalidad propia. Ninguno considera que es parte del otro. Todos se sienten xochimilcas, pero cuando hablo de que se sienten xochimilcas me refiriero también a los pueblos de Tlalpan, Milpalta y Tláhuac, que formaron parte de Xochimilco. Cada uno de ellos, con sus particularidades, han venido luchando contra la modernidad durante doscientos años. No doscientos años, porque la modernidad llegó a México a principios de este siglo y realmente el proceso de industrialización se dio a mediados de siglo de manera impactante. En Xochimilco llegó unos diez años después. Nosotros recibimos una delegación muy adolorida, muy agredida, muy invadida. Muy agredida desde el punto de vista de la cultura, desde el punto de vista de las invasiones de los espacios tanto del comercio en la vía pública como de los asentamientos irregulares. Esta delegación ya no quiere tener imposiciones. Por eso es que al principio pensaban que si llegaba una delegada de fuera que iba a ser igual a todos los delegados, que luego que impusieron una nueva cultura.
—Incluso hubo resistencias al principio.
—Muchísimas resistencias. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas les había ofrecido que fuera un delegado local, y cumplió su promesa: puso a una profesora muy activa, muy entusiasta, una lidereza con prestigio para que fuera la delegada, pero en Xochimilco unos líderes no quieren a los otros -porque han surgido muchos líderes para defenderse de esta situación a la que me estoy refiriendo. Por alguna razón algunos tienen fricciones con otros. Entonces, me imagino que el ingeniero Cárdenas se dio cuenta de esta situación y pensó que por muy buena que fuera la delegada que proponía, si era de Xochimilco no la iban a dejar trabajar. Entonces pensó en una amiga que sabe que lo respeta y que lo estima y no le iba a decir que no; que sabe de las preocupaciones de rescatar culturas -tengo un libro sobre planeación urbana en el gobierno de Michoacán (cuando el ingeniero Cárdenas fue gobernador)— y ahí digo todo lo que ahora pregono y gracias a eso creo un poco ser parte de la población de Xochimilco. Lo que le estoy diciendo no lo invento. Aquí tienen ustedes un ejemplar del libro, en el que abogo por el respeto a la ecología y por revitalizar las diferentes culturas de los pueblos de Xochimilco. Algunos que lo han leído han empezado a creer en ello. Sin embargo, hay grupos que todavía están molestos por mi nombramiento y no les interesa participar porque fueron favorecidos por delegados anteriores y son propiciadores de invasiones de terrenos o de comercio en la vía pública, y esto ha hecho que no estén muy contentos conmigo. Pero en general, tengo la dicha de decir que la población cuando me encuentra me agradece que estemos haciendo algo.
—¿Cuál es el problema más agudo con el que se enfrenta dentro de la delegación?
—Son de dos tipos: problemas políticos y problemas que siendo políticos se reflejan también de otra manera. Son los asentamientos irregulares en zonas de conservación ecológica y el comercio en la vía pública. Los dos son muy serios: Xochimilco está muy invadido. El segundo es un síntoma que refleja problemas muy serios como el desempleo. Por otra parte, tenemos más de treinta años de que no se hace un mercado. Xochimilco es una de las dos delegaciones con el índice demográfico más alto (3.8%), más alto aún que el del país. En las publicaciones del INEGI tenemos delegaciones con un decremento de población, y por supuesto el Distrito Federal, espejo de todo el país, refleja eso: lugares que se abandonan y lugares que están siendo invadidos, ¿porqué? Porque no hay una política de desarrollo agropecuario como debería existir. La gente cree que es más barato comprar alimentos que producirlos.
—Hay una cultura alrededor de cualquier cultivo que es lo que no toman en cuenta ¿verdad?
—Acaban no sólo con un cultivo sino —como usted dice— con una cultura. Xochimilco no es un lugar a donde llega la gente que emigra del campo a la ciudad, Xochimilco es un proceso de cambio de uso del suelo del campo a la ciudad. Tenemos barrancas invadidas, cerros invadidos, terrenos invadidos. Afortunadamente la población se está dando cuenta de que no se deben seguir invadiendo zonas impunemente. Esto es una ventaja para nosotros porque esperamos que sea la población la que colabore con nosotros en este proceso de cambio, y en esta, sí se puede, reinversión de una corriente que es muy difícil de controlar, porque tenemos un incremento demográfico muy alto. Y si estos es así, el hecho de que haya más ambulantes en la vía pública y más gente ocupando casas no tiene nada de raro. No podemos, por decreto, evitarlo. Tenemos que hacerlo conscientemente y esto es una labor que lleva mucho tiempo. Para mí estos son dos de los problemas nacionales que hayamos también en Xochimilco. Los problemas políticos se sintetizan en la terrible competencia por el poder. Todos quieren ser delegados, representantes vecinales y representantes comunitarios, consejeros ciudadanos o la figura que sea. Ellos quieren tener un liderazgo, liderazgo que a veces es por colonias o por varias colonias. Por ejemplo, hay dos o tres presidentes del mismo grupo. Los 18 barrios tienen dos presidentes y cada uno se hace decir presidente y tiene dentro de esos 18 barrios gente que los sigue. Pero también los hay para la defensa de Xochimilco y para la protección de los pueblos, y todo para lo que usted se imagina. Ese es el problema principal. Precisamente, como estamos en un proceso de rescate cultural, de cambio cultural y de protección a la cultura; todo al mismo tiempo, pues, cada uno tiene un líder. Cada una de estas tendencias tiene líderes. Si pudieramos superar esto, si nos dejaran. Porque si yo tuviera más tiempo para trabajar y menos para dedicárselos a los líderes —que es lo que ahora hago—, le aseguro que iríamos mucho más adelante de lo que vamos ahorita.
—El doctor Francisco Chavira, delegado en Milpalta, me decía que el problema que él había encontrado era una actitud paternalista en el ciudadano, quien llega a pedir todo a la delegación y espera a que le resuelvan sus problemas, incluso le den dinero para sus fiestas. El considera que habría que cambiar esa consciencia paternalista por una consciencia participativa y dijo que ese es su objetivo principal. ¿Qué opina usted de esto?
—Creo que yo he sido afortunada. Efectivamente, hay esa costumbre paternalista, pero no nada más en los pueblos, también en las zonas centrales de la ciudad de México. Pero aquí hay una cultura que posiblemente también se dé en el resto de las delegaciones rurales o ecológicas como yo les llamo, que es la buena disposición para colaborar. Quizás por ser maestra y tratar de explicar todo y convencer a través de la palabra he tenido muy buena suerte cuando he tratado de hablar con la gente, que me llega con todas sus demandas, algunas de las cuales no han sido resuelta desde hace 25 años. No quiero decir que los delegados anteriores no hayan resuelto demandas. Lo que digo es que muchos de ellas datan de hace 25 años. O sea, que me dejaron las más difíciles. Ahora bien, llegan y se encuentran con una delegada que les explica que no tiene presupuesto, que se pidió un cambio y que ese cambio es la decisión de participar todos para componerlo todos, para todos, y entre todos. Y que eso necesita de su participación. Y en la gran mayoría de los casos me he encontrado con la disposición de decir sí, nosotros colaboramos con esto y ustedes nos dan esto otro. Realmente, en ese sentido, creo que hemos logrado mucho. Mi logro más grande es que en tres meses logré convencer a más de 40,000 personas con las que he dialogado -más del 10% de la población- de que tenemos que hacer las cosas juntos. Desgraciadamente esa tarea, que me ha llevado mucho tiempo, se complementa o se contrapone con otra que es la de los líderes que no nos dejan trabajar porque tratan de demostrar que no se puede. Entonces yo todos los días tengo un problema que un líder me crea porque, por ejemplo, no quiere o no cree que se puedan limpiar zonas de riego, de cascajo, limpiar las zonas de comercio, las zonas patrimoniales, limpiar los centros deportivos... y limpiarlas de administradores deshonestos. Y eso tiene no un obstáculo sino muchos porque son muchos los intereses creados. Lo que ahora necesitamos, gracias a la voluntad de la población, es que el apoyo de la población se ejerza para poder ir haciendo . Sólo así lo podremos afianzar. Que las peticiones que nos hagan sean por escrito y no sólo nos digan: quiero esto; que nos hagan el favor de decir “no que queremos esto”, por escrito. Tenemos 18 Coordinaciones Auxiliares para manejar esto. Xochimilco es una de las delegaciones más grandes —la cuarta de abajo hacia arriba— pero no es la que tiene más población, y a pesar de eso, Xochimilco ha logrado crear unas Coordinaciones Auxiliares —lo que antes eran las subdelegaciones—, que son un recurso que tenemos que rescatar porque está un alto porecentaje en manos de gente deshonesta que las ha utilizado para hacer cosas no muy claras ni transparentes: les venden el agua a la gente, les venden los terrenos y trafican con todo lo que cae en sus sucias manos. Se enteran en la delegación de que va a haber agua y en ese momento el coordinador de marras se adelanta a los usuarios para decirles: si ustedes me dan dinero yo les doy el agua. Sino no. Y el señor ni se entera de todo lo que se tuvo que hacer para que llegara el agua a esta delegación. Para él fue suficiente haber tenido acceso a la información para ponerse en contacto con una serie de personas que ya están siendo limpiados dentro de la delegación y con otros que no se pueden limpiar porque son de base. Porque así como tenemos dentro del personal de base gente extraordinaria que seguramente votó por el cambio y está cambiando, tenemos otra que permanece aliado al viejo régimen. Y toda esa red coludida de corrupción tenemos que irla limpiando con mucho cuidado, porque hasta mover una persona del sindicato que no sea prudente en el momento puede implicar un paro. Entonces todo este proceso político, reflejo de un problema nacional pero mucho más directo, es difícil de obstaculizar. Existen otros dos que también son reflejo de un problema nacional y que por ley se pueden impedir muy difícilmente, lo más que puede hacerse es que se corra la voz de que en Xochimilco se está empezando a seguir este tipo de procedimiento. El problema de las invasiones territoriales y el de los líderes políticos son síntomas de un problema nacional que cuesta mucho trabajo solucionar. Pero tenemos la dicha y la suerte de estar en una demarcación que no sólo tiene cultura occidental, sino también raíces prehispánicas muy profundas —quizá porque fue el único lugar en donde los aztecas no acabaron con los xochimilcas, o más bien dicho con los oriundos del lugar no sólo porque les quedaba lejos sino porque sabían cultivar muy bien el lugar. Realmente se protegió la población de Xochimilco y eso ha hecho que esté resucitando esa madre tierra o esa diosa tierra que si logramos despertarla nos va a ayudar mucho en las poblaciones locales de Xochimilco. La desgracia es que en este momento hay un alto porcentaje de población que no es local, pero que influye en las pintas en las calles, en las invasiones de todo tipo. Por ejemplo, en la calle de Nezahualcóyotl se logró que se establecieran los productores de Xochimilco; ahora tenemos que en esa calle se venden cassettes o zapatos usados que verdaderamente no sé quién cree que son productores agropecuarios. Y esto es algo que vamos a tener que manejar para cambiarlo. Tengo mucha fe en la cultura de Xochimilco, creo que es por ahí por donde tenemos que trabajar. Pero eso nos ha significado mucho tiempo, nos ha significado más lentitud en los procesos de acciones. Con todo, creemos que nos van a permitir caminar más rápido cuando ya le estemos echando la vuelta y la inercia que se había resistido a echarla andar nos permita hacerla a un lado y caminar más pronto.
—Xochimilco es un lugar de esparcimiento y también es un lugar que en los últimos tiempos se ha destacado como un espacio ecológico. Creo que también abastece a la ciudad de productos agrícolas. ¿Qué idea fuerza existe para mantener en Xochimilco esta tradición ecológica?
—Tenemos tres cosas muy lindas. Voy a tratar de explicar una por una. La primera es el turismo, el lugar de encuentro: los sábados y domingos no cabe la gente, ya no puede uno permitir que quepa un alfiler más. El problema es que Xochimilco se vierte hacia afuera y el ochenta por ciento de los que están en las calles es la gente que goza de su pueblo, pero también el otro veinte por ciento es gente que viene de la capital, y esta gente viene solamente por tres vías de ingreso: unas por el sur y las otras dos por Coyoacán. ¿Y qué es lo que sucede? Pues que están congestionadísimas y que, como afortunadamente el pueblo se vuelca en su día de fiesta y los vemos montando a caballo en Nativitas o a bordo de las trajineras. El turismo es el pueblo mismo, es un poco como lo que sucede en Coyoacán nada más que en Coyoacán hay menos pueblo que aquí. Entonces, la gente que viene de afuera casi no lo deja estar, casi no se puede hacer turismo ya no digamos local sino nacional y extranjero porque no cabe y los hoteles quisieran que nosotros los llenáramos de turistas que vinieran a Xochimilco, pero nosotros no necesitamos que los domingos venga la gente, sino en la Semana Santa —que también está lleno— o los días de trabajo que son los días más difíciles de viajar para acá. Eso nos lo piden los de las trajineras, los de los restaurantes, los de todas las actividades turísticas. Tenemos unas iglesias maravillosas siglo XVI y otras parroquias. Tenemos una riqueza cultural pero que sólo se puede ver entre semana y esto es algo que es muy difícil con propósitos de turismo. Sólo el turismo internacional puede hacerlo, y para que el turismo internacional pueda hacerlo también requerimos por desgracia de una labor muy grande de revitalización del turismo popular. Necesitamos a Xochimilco más limpio, más ordenado, más regulado que es un poco ingrato para una cultura como la de Xochimilco, regularla y ordenarla. Pero, en fin, se necesita un poco más regulado. Usted va a Florencia no se da cuenta si le va a tocar llegar en miércoles, en jueves o en sábado, usted llega a Florencia porque va a Florencia; es una hermosa ciudad. Eso quisiéramos que sucediera en Xochimilco, pero tenemos el problema de la congestión de tránsito, que llegar a Xochimilco es encomendarse a Dios. Ese es el problema relacionado con el turismo. Yo invitaría a todo el mundo a disfrutar todos los días de Xochimilco, créanme que a mí me gustaría estar aquí todos los días y no solamente entre semana, sino los fines de semana también. Si no vengo los fines de semana es porque mi familia me trata de sacar de aquí a fuerza para no pasármela aquí todo el tiempo.
Usted me preguntaba también del impulso al desarrollo agropecuario, con relación a eso tenemos un proyecto muy bonito que afortunadamente está siendo apoyado por dos las secretarías, la Secretaría de Obras y Servicios, a través de la Dirección de Construcción y Operación Hidráulica y la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP). Con estas dos secretarías y un poco con el apoyo económico de la Secretaría de Desarrollo Económico, estamos haciendo un proyecto agropecuario y un proyecto hidráulico de la zona. Xochimilco, efectivamente abastecía casi el setenta por ciento del agua que llegaba al Distrito Federal y casi el setenta por ciento de los productos. En este momento, en los dos casos no llega al veinte por ciento, en el caso de los productos quizás sí llegue al veinte por ciento, pero en el caso del agua ya no abastecemos de agua al Distrito Federal, existe la creencia de que sí se le abastece, pero la verdad es de que ya tenemos muy poca, están muy agotados los mantos acuíferos, se han cubierto de pavimento muchas de las chinampas y de las montañas que eran zonas de recarga y pues ya no tenemos el agua que teníamos anteriormente. Afortunadamente la población ya se ha dado cuenta de eso y ya sabe que si no cuida esas áreas no van a tener agua sus hijos; y esto es algo que nos está ayudando a tratar de protegerlo. Tenemos los humedales de los ex ejidos de Xochimilco y de San Gregorio, cubiertos de cascajo, por supuesto con fines de urbanización de los líderes; los queremos rescatar. Se están haciendo trabajos para mejorar la calidad del agua porque lógicamente las chinampas están invadidas por el drenaje de las casas que se construyen ahí y que no tienen ninguna protección, sino que el caño va al canal, pues los canales están muy contaminados. Anteriormente los canales tenían agua y ahora llega agua a los canales y esa agua que llega a los canales es agua tratada. Pero esa agua tratada está siendo contaminada por los drenajes de las chinampas. Estamos haciendo un labor con la Secretaría del Medio Ambiente de protección y de desinfección y bioremediación de los canales. Lo que sucedía antes es que las tareas eran un poco como tapar baches, eran problemas que no se iban resolviendo, sino que se resolvían los síntomas. Ahora queremos hacer proyectos integrales que atiendan el problema que no necesariamente curen los síntomas que son los que la sociedad nos pide, no tenemos agua, no tenemos drenaje, queremos que nos pavimenten.
Yo digo que las delegaciones del sur deben ser delegaciones ecológicas. No estoy muy de acuerdo en hacer una Subdelegación de Ecología, porque la ecología no es un pedazo de algo, es un paraguas que cubre todo. En la universidad nos tocó hacer una carrera de urbanismo que estaba urgiendo en la ciudad de México y en el país. Muchos de los alumnos de esa carrera son nuestros funcionarios estrella aquí en la delegación. Todos los subdelegados y los subdirectores que tienen muchachos que vienen de esa carrera me presumen de sus colaboradores, y yo les digo: no me los presuman, yo se los presumo a ustedes, porque son muchachos que tienen una visión integral del problema. El problema de la ecología no es un pedacito, es un todo. Si yo hago una Subdirección de Ecología ¿a quién se la doy? ¿a la Subdelagación Agropecuaria? No, ella tiene que ser una Subdelegación Ecológica al cien por ciento. Y no le quito la ecología a la que hace pavimentos e impermeabiliza el suelo de Xochimilco, por supuesto que no, por ningún motivo. La Subdelegación de Obras tiene que tener una visión ecológica y si la seguimos —yo le aseguro que todas— la de Fomento Económico, la de Participación Ciudadana y la de Desarrollo Social y muchas más solucionaríamos muchos problemas.
—¿Puede pensar un poco en desarrollo sustentable?
—Por supuesto que sí. A eso iba yo. Nosotros consideramos que el desarrollo sustentable (que entre paréntesis, yo creo en la sustentabilidad, va a estar muy difícil el desarrollo y aún más que sea sustentable.) La palabra desarrollo y la palabra progreso tienen de vida siglo y medio y lo van a tener mucho más porque las dos son una falacia. No estamos más desarrollados en Xochimilco que cuando la población estaba cultivando sus chinampas y ellos tenían mucho más desarrollo y mucho más sustentable que lo pretendemos hacer nosotros con la sustentabilidad del desarrollo. Nosotros estamos haciendo una labor integral para no deteriorar aún más el nicho ecológico que hemos encontrado ya muy deteriorado y más bien revertir los problemas y recuperar mucho de los antiguos nichos ecológicos de Xochimilco. O sea, que en ese sentido estamos haciendo una labor muy cuidadosa que a lo mejor después se va a reflejar y la estamos haciendo no con parches, sino entendiendo el problema. Soy de las que no creen que se planee sin hacer, ni que se haga también sin planear. Planear y hacer se tienen que hacer al mismo tiempo, planear haciendo, pero para planear haciendo se necesita hacerse sabiendo. Creo que en esta delegación hay muchos que sabemos algo de lo que tenemos que hacer en este proceso de planear haciendo; pero lo que necesitamos es recuperar a todos los conocedores, el conocedor de la chinampa, el conocedor del proceso de crecimiento, el conocedor de la estructura de los líderes, el líder conocedor de muchos otros problemas. Todos los conocedores tienen que participar para poder planear haciendo. Nuestra tarea ha sido reunir a los conocedores, organizar la cultura, organizar a todos estos partícipes para que nos ayuden a hacerla de coordinadores. La labor tiene que ser de todos. Nosotros vamos a ser los coordinadores de este proceso que debe —espero— acelerarse y a lo mejor verse en los meses o en los años futuros. Por último, lo que podría ser la combinación del turismo, el ecoturismo y el agroturismo que combinen las características propias de la región y que el rescate de la región como un bien económico con las cualidades que tiene y no vendiendo su alma al diablo. Porque si vendemos nuestra alma al diablo no vamos a tener ni chinampas ni bosques ni agua ni canales ni trajineras.
—¿Quién sería ese diablo?
—Si me pregunta yo diría que la cultura occidental. La cultura que invadió tierras, la cultura que hizo a los hombres tornillos, que los hizo parte de una planta productiva, que nada más pensaban en trabajar, que nada más pensaban en obtener un empleo y consumistas porque todo entra en el mismo proceso.
He tenido cuidado de que la mayor parte de los colaboradores vivan en Xochimilco, en Tláhuac, en Tlalpan, en Coyoacán y creo que hasta uno de Milpalta tengo. ¿Porqué? Porque quisiera que todos vivieran aquí cerca y que pudiéramos hacer un lugar de Xochimilco menos contaminado. Imagínese si Samborn´s, Vips, los bancos, las delegaciones y todo el mundo reubica a su población y le da preferencia a los que viven en el lugar; tendríamos mucho menos tránsito, mucho menos contaminación ambiental, mucho más tiempo con los hijos y la familia. Y si no fuéramos una planta productiva que lo que nos importa es desenchufar a este tornillo de su casa y meterlo en un tubo o en un viaducto y enchufarlo en la planta productiva para que trabaje ocho horas y que no le alcance el sueldo y tenga que trabajar horas extras e irse a su casa a comer o a dormir y traerlo de vuelta para acá; si logramos hacer más humanos a los hombres y mujeres de esta delegación —que ya de por sí lo son y lo que quieren es no perder eso— vamos a avanzar muy rápido. Entonces este desarrollo agropecuario se puede convertir en un ecoturismo y en un agro ecoturista. Hemos invitado a los compradores de flores del Distrito Federal a que vengan a ver nuestras chinampas llenas de flores, no el tránsito del turismo tradicional sino con unas nuevas canoas, unas trajineras de otro tipo y llevarlos a recorrer los viveros dentro de las chinampas cubiertas de flores y verduras. Para mí eso es turismo: Si nosotros, además de invitar a los compradores de flores, pudiéramos invitar a todo México a que vinieran sería todo muy distinto y podrían hacerse la visitas entre semana porque en fin de semana ya no se puede. Que fueran visitas que no le quitara el tiempo a los productores y les dejaran ingresos por mostrarles sus flores. Lo que se hace en otros países, que se paga por ver flores, no por llevárselas. Nosotros quisimos intentar este año hacer una feria de flores en el parque ecológico de Xochimilco, pero no se pudo hacer por tres razones: la primera por razones económicas, y creo que la siguiente es porque el sol de México es mucho más fuerte que el de los países nórdicos. El inicio de la “Flor más bella” lo hicimos en el mercado de plantas y flores y no les pusieron lona y no quisieron sacar sus flores porque pensaron que se les iban a quemar, o sea, que tenemos que ir pensando en otro mecanismo para hacer eso. La otra cosa que queremos ver si es posible hacerla es recatar los parques de los bosques de Xochimilco. Tenemos un bosque muy bonito que es el Bosque de Nativitas que cuando había agua tenía un ojo de agua, ahorita está muy seco. Y estamos haciendo una labor que también puede ser medio integral en relación a esto porque queremos convencer a la mayor parte de los asentamientos que se regularicen, que traten sus aguas negras y que no manden el agua al canal de desagüe. Si nosotros lográramos captar el veinte o treinta por ciento de las aguas negras que salen por Xochimilco y las reinyectáramos al subsuelo, estaríamos haciendo algo que mi padre luchó por hacer en la década de los cincuentas y que logró hacer en algunos puntos del Valle de México. Hasta la fecha algunos están demostrando su validez, otros ya están cubiertos por la mancha urbana.
—¿Quién era su papá?
—Era el ingeniero Eduardo Chávez, que fue secretario de Recursos Hidráulicos y trabajó —mucho antes de serlo, por supuesto— en acciones muy importantes para el desarrollo agropecuario del país. Entonces, él también realizó algunas cosas por el Distrito Federal, acabó con las inundaciones, también hizo el Bosque de San Juan de Aragón para rescatar una recarga de los mantos acuíferos y como ése hizo varios en el Valle de México. El fue el que promovió la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica e impulsó a la Comisión de Aguas del Valle de México. Mis hermanas y yo decidimos hacer un libro con algunos artículos que algunas personas habían sacado al respecto, hay uno muy reciente de Iván Restrepo que en algún momento dice: “El tiempo le dio la razón a ese ilustre mexicano”. Entonces, hicimos un librito que se llama El tiempo le dio la razón. Lo tendremos para fin del mes de abril. A él nunca le importó tener mérito. Tengo las enseñanzas de don Eduardo, aprendí cómo conservar la tierra, cómo cuidarla, cómo protegerla. Viví entre campesinos, viví también en las áreas urbanas sabiendo de la tragedia de las invasiones como reflejo del descuido del campo. Eso le dolió mucho a mi padre.
—¿Ha tenido problemas como mujer para dirigir en una estructura tan machista?
—Xochimilco es las dos cosas. La estructura machista la heredó de la cultura occidental, de la que nos han impuesto con más fuerza estos últimos doscientos años. La cultura de raíz aquí en Xochimilco es de la Diosa Madre, Xochipili. Es de una estructura equilibrada. Los hombres creyeron que cuando ellos no gobernaban, las que gobernaban eran las mujeres y eso es un error de la cultura. La verdad es de que antes de que los hombres se posesionaran del mundo —que ahora están a punto de dejarlo, ya nos dimos cuenta las mujeres— para usarlo, no para cultivarlo ni convivir con él, antes de todo eso los hombres y las mujeres trabajaban de manera conjunta. Aquí en Xochimilco sucede mucho eso. Hay una cultura madre y hay una cultura también de Dios. Tláloc no andaba de ocioso en estos rumbos, pero también estaban la Xochiquetzalli y la Diosa de los Ríos. Esta es una cultura Gineámbrica como la cultura que había anteriormente y que está volviendo. Los hombres y mujeres que saben que las mujeres usamos el poder no como los hombres, nos prefieren.
—Son más sensibles, más honestas.
—Los hombres utilizan el poder para dominar. Las mujeres que no les hemos aprendido a ellos, usamos el poder para compartir. En Xochimilco sólo así se puede trabajar. Los señores de Xochimilco han creído que es posible que compartamos el poder y que hagamos las cosas todos entre todos. Efectivamente llegan como paternalistas a la cultura paternalista a las que los mandaron, pero en el momento en que uno sabía de esa cultura y aveces más que ellos que la han heredado y la sienten u otros la han estudiado y yo por esa cultura he tenido una pasión en los últimos diez o quince años. Mi hijo es mi maestro en ese proceso y también se de esto y tengo la fortuna de tener una familia que somos gineámbricos. Los hijos y los padres nos enseñamos muchas cosas. Esto es lo que yo estoy tratando de sembrar en Xochimilco, una cultura gineámbrica como la de los xochimilcas, en la que se respeten los valores de las mujeres, de los hombres, de los niños, de la tierra. En Xochimilco hay varios asilos de ancianos y en las giras que hemos tratado de hacer hemos visitado asilos, escuelas, centros de salud, etcétera, y la mayor parte de los asilos de ancianos de Xochimilco están en la zona invadida por la clase media y que por supuesto está regularizada la tierra y son lugares muy bonitos. En esa zona no hay residentes ancianos de Xochimilco, los ancianos de Xochimilco están en sus casas, con su familia. Las mujeres después de luchar por obtener la libertad y la igualdad de los hombres, un día los hombres explotadores de los mismos hombres pensaron que era una buena idea explotar también al cincuenta por ciento que se había pasado peleando por entrar al proceso de explotación y llamaron a las mujeres y las mujeres se sintieron en igualdad con ellos y con derechos del voto. Pero cuando las mujeres entraron en eso, comenzaron a estudiar y muchas de ellas se dieron cuenta que la ecología no iba con todo eso, de que la igualdad no iba con eso. Bendita la diferencia. Nosotras teníamos que venir a cumplir un papel que habíamos olvidado. Entonces, el proceso de liberación femenina —entre comillas— ya va e regreso. Ahora las mujeres sabemos que tenemos un papel diferente que cumplir al de los hombres. Que los señores fuero explotadores y competidores y que para competir necesitaban ser más grandes y explotar a la gente. Al contrario, la cultura gineámbrica no es de competencia, es de complemento; no es de explotación, es de cultura; ahora tenemos que ser los pueblitos más hermosos de Xochimilco. Eso es lo que estamos buscando aquí. En todo esto lo único que falta es que nos dejen los líderes, espero que la población nos ayude a lograrlo a pesar de todo.