Entrevistas


Oscar Guillermo Levin Coppel

Comenzó la globalización en el 68


Oscar Guillermo Levín Coppel egresó de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM en 1970. Fue becario en el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social en Santiago de Chile (1971), en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (1972-73) y en el Instituto para la Integración de América Latina (CEPAL) de Buenos Aires (1976). Ha trabajado para CONASUPO (1972-74), Nacional Financiera (1974-77), Secretaría de Hacienda y Crédito Público (1977-82) y como asesor financiero para los gobiernos de Perú, Bolivia y República Dominicana (1985-86). Fue director de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación (1988-89), delegado político del DDF en Álvaro Obregón (1989-92 y 1993-94), secretario de Información y Propaganda del PRI (1993), diputado federal y presidente de la Comisión del DF ante la cincuenta y seis Legislatura al Congreso de la Unión (1994-96). Participa en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, es miembro del Consejo Político Nacional del PRI y secretario general de ese partido en el Distrito Federal.
—¿Cómo te integras o cómo llegaste al Movimiento Estudiantil Popular del 68?

—Yo llegué a la ciudad de México en 1965 después de una preparatoria de 2 años en Mazatlán, Sinaloa, y con una fuerte motivación política que me hizo romper la vieja idea familiar de los estudios en el Tecnológico de Monterrey y dedicarme a la ingeniería química y la administración para poderme ocupar de los negocios familiares que en aquel entonces había. Me vine a estudiar a la ciudad de México y un poco a hacer la capital, a hacer la vida, evidentemente sin el consentimiento de nadie de la familia. No pasaron unos cuantos meses cuando ya estaba en el conflicto del 66, plenamente incorporado, a lo mejor sin mucha conciencia de lo que estábamos haciendo, pero incorporado al final de cuentas. De inmediato empecé a militar en una organización estudiantil-magisterial que se llamó Grupo Juan F. Noyola, un grupo formado en memoria del economista mexicano que fue asesor del comandante Ernesto Che Guevara en Cuba y que buscaba alternativas que fueran un poco diferentes a los planteamientos tradicionales y cerrados del Partido Comunista Mexicano (PCM) o de quienes se habían formado en las Juventudes Comunistas. Las primeras ideas fueron absolutamente libertarias y democráticas. Me vinculé con inquietud a temas que en aquel momento agobiaban a las juventudes de todo el mundo y empecé a establecer relaciones con muchas organizaciones políticas. Abrevé fundamentalmente en el pensamiento marxista-leninista y derivé con facilidad en el pensamiento maoísta, pro-chino, que en aquel entonces permitía mantener una actitud de lucha con una formación teórica profesional y me llené la vida estudiando. Estudié fundamentalmente con dos visiones, con la visión estructuralista del marxismo francés y con la visión universal, más abierta y centrada en el hombre del marxismo italiano. Teóricamente me metí al estudio de las causas sociales, de los compromisos con la sociedad y seguí la filosofía de aprender del pueblo, seguir al pueblo y meterme en estas condiciones centrales. En ese entonces tenía 19 años y me tomó el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, que lo viví con toda pasión, con todas las ganas que significan abrirse a la sociedad, abrirse a las cosas que estaban cerradas. Le entré al Movimiento Estudiantil buscando principalmente ideas democráticas, libertarias, con la intención de encontrarle una mayor expresión a la gente, a nosotros, en un momento en el que la política oficial se encontraba en clave de asfixia. Participé con todo.

—Había un magma interno que iba por todos los países, la Primavera de Praga, el Marzo Alemán, el Mayo Francés y el Verano Mexicano. ¿Qué fue lo nacional y qué lo internacional del Movimiento Estudiantil Popular del 68?

—A diferencia de muchos de mis compañeros, yo le doy una muy importante función a lo que vino de fuera. Yo creo que los vasos comunicantes mundiales, que los principios de la globalización se dieron precisamente en el 68, cuando claramente abrevamos en el mundo y encontramos la manera de entrarle a las cosas nacionales, a las cosas de la mexicanidad, pero siempre con un referente histórico internacional que era claramente un movimiento juvenil a escala mundial que exigía una mayor democratización. Creo que el Movimiento Estudiantil Mexicano tuvo sus orígenes fundamentales en un movimiento mundial de la juventud para lograr una mayor democratización tanto en el Este como en el Oeste. La parte nacional era el agobio, las puertas cerradas, la no-ventilación del sistema político. El PRI en ese momento había dejado de ser ese frente de clases extraordinario que había sido durante todo el tiempo y de alguna manera se habían burocratizado muchas de las condiciones fundamentales de la alianza de clases que significaba el priísmo. Por lo tanto, había que abrir la puerta y creo que lo logramos, inclusive a patadas, pero lo logramos.

—La respuesta del gobierno ante el Movimiento por cambiar unas formas tan regimentadas, tan burocratizadas, tan asfixiantes para la sociedad, fue el terror.

—No de todo el gobierno, no de todos los actores gubernamentales. Evidentemente, no había capacidades para establecer una política de diálogo como exigíamos los jóvenes en ese momento. A la mejor porque tampoco los jóvenes sabíamos cómo queríamos el diálogo ni qué tipo de diálogo queríamos. Lo que simplemente estábamos expresando era una situación clara de falta de incorporación, de falta de compromiso para con la gente, y sobre todo, para con la gente joven. No era un movimiento clasista, no se pensaba en la revolución socialista, por lo menos en sus orígenes, y las frases de "la imaginación al poder" y todas las que se acompañan con una idea fundamentalmente democrática y libertaria, son las que dominaron en ese entonces al Movimiento.

—O sea, que para ti no hubo una conjura comunista, no hubo una conjura que viniera de afuera, ninguna izquierda...

—Nada, ni siquiera los comunistas. Los comunistas que había estaban, o en la cárcel porque los habían metido el 26 de julio, o estaban en el Festival de las Juventudes Comunistas de Sofía en Bulgaria, y no estaban en esto. El PCM tenía una participación muy menor durante el Movimiento Estudiantil Popular hasta antes de la etapa represiva. Después, evidentemente fue la única organización política que pudo darle continuidad a un planteamiento político. Pero creo que antes no era tal. Era simplemente la amalgama y el efecto internacional de un agobio juvenil. (CP)

Regresar a la primera página
  1