—¿Estuviste en la cárcel desde que se inició el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968?Arturo Zama Escalante era estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM, militante de la Juventud Comunista de México y presidente de la Central Nacional de Estudiantes Democrático (CNED) cuando estalló el Movimiento Estudiantil-Popular en 1968. Preso el mismo año, liberado en 1971, fue asesor legal del Banco Nacional de Crédito Ejidal en Culiacán (1971-74), director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa (1972-75), gerente jurídico de Siderúrgica Nacional (1978-82), subgerente jurídico de Compañía Operadora de Teatros (1982-85), asesor legal de Productos Forestales de la Tarahumara (1985-91), director de Programas Regionales del Programa Solidaridad orquestado por las secretarías de Programación y Presupuesto y de Desarrollo Social (1991-95), asesor jurídico de la dirección general de Análisis Social de Sedesol (1995-96) y desde 1996 es subdirector jurídico de Aeropuertos de la Dirección General de Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
—Sí. Me detuvieron el 26 de julio de 1968, y salí de la cárcel en 1971. Participé en un grupo que acordó salir del país, y yo me fui a Toronto, Canadá. Me carteaba con los compañeros que estaban en Chile y en Perú. Y Pablo Gómez me avisó que el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, había declarado que los que habíamos salido del país lo habíamos hecho porque no teníamos interés en él. Entonces decidimos regresar, y lo hicimos unos días antes del 10 de junio de 1971, y participamos en esa manifestación.
—¿Cómo se vivía desde la cárcel el Movimiento?
—Estábamos entusiastas y deseosos de tener alguna intervención. Comúnmente enviábamos mensajes a los mítines, recibíamos a compañeros de las escuelas y en lo poco que se podía tratábamos de estar al tanto y tener alguna influencia para apoyar en lo que se pudiera.
—¿Y desde la cárcel ustedes se percataban de la magnitud que iba tomando el Movimiento o los sorprendió?
—No pensábamos que fuera a tener esa magnitud o ese desarrollo, pero sí tenía esa perspectiva. Definitivamente, de no ser por la represión, se hubieran tenido mayores repercusiones.
—¿El Movimiento Estudiantil-Popular de 1968 era reflejo de un movimiento internacional o tenía su naturaleza nacional?
—Creo que no se ha podido establecer que hubiera eslabones naturales de confluencia de los diferentes movimientos estudiantiles y juveniles de ese año. Fue una coincidencia, pero tuvo un desarrollo derivado de la propia situación nacional, no internacional.
—¿Qué condiciones propiciaron un movimiento estudiantil de la magnitud del de 1968?
—Creo que el Movimiento Estudiantil se venía desarrollando desde hacía varios años con una amplia participación en escuelas sobre todo de educación superior del todo el país, con una serie de intentos serios de organización y de convergencia de solidaridad con otros movimientos nacionales, y con las luchas de otros países por ejemplo contra la Guerra de Vietnam. En fin, sí había un intento de coordinación de acciones. Sin embargo, creo que la mayoría de quienes estudian o estudiaron el Movimiento consideran que fue en gran parte espontáneo en cuanto a su surgimiento.
—Se dice que el Movimiento es el resultado de una falta de libertades políticas en México y que la represión le dio esa magnitud y que hubo ingenuidad de parte de los estudiantes cuando iba creciendo la represión. ¿Qué piensas de eso?
—Creo que sí. La propia inmadurez del Movimiento fue el reflejo de muchos años en que se inhibió la participación no sólo de los estudiantes sino de los diferentes sectores sociales de una manera espontánea, independiente o autónoma respecto del gobierno. Con la participación que se fue dando alrededor de los núcleos —inicialmente el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)— fue ganando confianza el estudiantado y la gente y tuvieron la disposición de abrir espacios en una sociedad definitivamente cerrada y reprimida.
—¿Cómo se vivía en la cárcel, qué hacían los presos políticos?
—La mayoría estudiábamos se trataba de hacer de todo.
—¿Tenían relación con los presos políticos de otros movimientos anteriores?
—Desde luego. En los primeros días, por gestiones de los presos políticos, fuimos recibidos por ellos inicialmente en la crujía "M", después en la "N" y posteriormente en la "C".
—¿Y recibieron la solidaridad y el apoyo de los presos? ¿Quiénes estaban ahí?
—Sí, nos apoyaron. Estaban Víctor Rico Galán, Wolf Mainers, Antonio Gershenson, Pablo Alvarado y muchos otros compañeros de varios movimientos tanto urbanos como rurales.
—El Movimiento Estudiantil declina cuando se levanta la huelga el 5 de diciembre. Sin embargo, se dice que se acabó el del 2 de octubre. ¿Así es?
—Sí, totalmente. Ese fue el golpe de fuerza y lógicamente el tamaño de la represión nos hizo ver que el gobierno quería acabar de tajo con el Movimiento. Las Olimpiadas quizá evitaron una represión mayor. Pero definitivamente ese día se liquidó su fuerza.
—¿Hubo dirigentes que fueron aprehendidos el 2 de octubre?
—Sí. También hubo detenciones posteriores. Comenzaron a detener a compañeros que buscaban formas de organización con otros sectores sociales y eso se prolongó mucho tiempo.
—Hubo un momento en que se quisieron incorporar al pliego petitorio demandas de otros sectores sociales y hubo rechazo por parte de la dirección del Movimiento ¿Qué piensas de eso?
—Creo que en un movimiento siempre se discute cuál es la madurez alcanzada y para qué se está preparado. Hubo una demanda, que fue la liberación de los presos políticos, importante no sólo para los detenidos del Movimiento Estudiantil sino para todos los que injustamente permanecían en la cárcel. Por ello creo fue una demanda aceptada que no tuvo problema para incluirse aunque algunas autoridades la veían peligrosa porque la juzgaban fuera de contexto. A pesar de ello fue aprobada por el conjunto del Movimiento por ser de alcance estudiantil nacional. Los problemas que confrontábamos los jóvenes de entonces eran de ese orden. (CP)