Todos tenían sus ojos clavados en Él...
José Ignacio del Rey El discurrir incesante de las horas y los días nos aboca, inexorablemente, a la inminente celebración de los dos mil años del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Mucho se habla en estos tiempos del cambio de milenio, del significado que esto conlleva, o de la responsabilidad que tenemos de darle un sentido auténticamente cristiano al evento. Grandes Jubileos, importantes preparativos, Asambleas, Congresos... Nada falta para subrayarnos convenientemente la importancia de la fecha. Todos quieren ser partícipes activos de esta enfemérides para la Historia. A nadie se le debe escapar que una de las claves de esa celebración del Gran Jubileo del año 2000, debe reposar, neceariamente, en la Juventud, que erá la que sobre sus hombros lleve este gran "paso" de la Historia a través del umbral de una nueva época, y hacia el nacimiento del próximo siglo. Serán los ahora jóvenes los auténticos protagonistas de ese mañana para el cual nos estamos preparando. retomarán el testigo donado por sus mayores y empuñarán las riendas de su propio futuro, siendo los protagonistas de una Historia que debe ir escribiéndose, cada vez más, en clave humanista. Por todo ello, y atendiendo a que estamos a dos años vista del Jubileo, en el segundo año de preparación, el año del Espíritu; bien podría utilizarse aquel pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesucristo acude a la sinagoga de su pueblo, de Nazaret. Allí, leyó un pasaje que decía: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres , a proclamar la libertad a los cautivos, y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año favorable del Señor. Después enrolló el libro, se lo dió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga tenían sus ojos clavados en Él". Los jóvenes, al igual que en aquellos días, podemos decir que se ha cumplido en nosotros las Escrituras. En este año del Espíritu, en el cual debemos buscar sus manifestaciones con más fuerza que nunca, tenemos que encontrarnos cara a cara con ese Espíritu de Dios. Porque sin un verdadero encontronazo con Él no podríamos cumplir la segunda parte de lo pronunciado en aquella sinagoga: dar la buena noticia a los pobres, liberar a los cautivos, dar la vista a los ciegos... Estamos ante una situación histórica vital para el desarrollo de nuestro futuro, y es desde el Espíritu desde donde debemos dar respuesta a muchos interrogantes de la sociedad de hoy. El mundo, nuestro país, nuestra ciudad, nuestra familia, nuestro grupo de amigos, nuestra Hermandad, todos, tienen sus ojos puestos fijamente en nosotros, porque esperamos que demos razón de lo que creemos. Todos debemos ser portavoces del Espíritu. No se trata de preparar discursos ni hacer hacer grandes actos, sino que tomando conciencia como cofrades y cristianos, y desde el Espíritu, debemos llevar la libertad a los que no la tienen (hay muchos cautivos de muvhas cosas a nuestro alrededor), la vista a los ciegos (no hay que hacer milagros, sólo poner un poco más de luz en nuestras vidas para que la gente pueda ver mejor), y ser buena noticia para los demás. Si cada vez que en este año entremos en nuestra Hermandad somos buena noticia para los demás, el Espíritu removerá todos y cada uno de los rincones de nuestras casas, haciendo crecer a la Hermandad y a los que en ella están. En la cercanía de la Cuaresma, tiempo de Gracia para los cofrades, nos disponemos a celebrar un año más nuestra querida Semana Santa (nota del webmaster: escrito antes de Semana santa). Preparemos todo en nuestras casas de Hermandad, bien dedicándonos en exclusiva a la limpieza, montaje y decoración de los pasos y de sus exornos que tan bien lucen por las calles de sevilla cada Miércoles Santo, o bien, además, limpiando, montando, restaurando (en lo que haga falta), y decorando ese paso que somos todos y cada uno de nosotros, para que en la tarde del Miércoles Santo no sólo luzcan los Pasos de la Hermandad, sino más luzcan los cristianos que dando verdadero testimonio público de lo que viven y creen, preceden e iluminan a sus Imágenes. orque en ese día y todos los que queden de nuestra vida, al saber que somos seguidores de Cristo, todos tendrán sus ojos clavados en nosotros... |