Paleteiro pasará y restaurará las bambalinas de San Bernardo para la Semana Santa de 1999
23 de Mayo de 1998.
Un lustro después de haber acometido el pasado del manto de la Virgen del
Refugio, la Hermandad de San Bernardo acaba de encargar la restauración y el pasado de
las bambalinas del palio, trabajo para el que ha sido designado, al igual que ya ocurriera
con el manto, al taller de bordados de José Ramón Paleteiro.
Las bambalinas, realizadas en 1939 por el taller de Sobrinos de Caro, se encuntran ya en
el obrador de Paleteiro, del que saldrán restauradas al filo de la próxima Semana Santa.
Será este, según el bordador, un trabajo de características difíciles, sobre todo por
el hecho de que gran parte de las bambalinas están realizadas sobre malla de bolillo,
además de la densidad del propio diseño de la obra.
Condición indispensable en la restauración de las bambalinas será el mantenimiento
exacto de todas sus características, incluido el tamaño de las bellotas que rematan las
caídas y la distancia entre cada una de ellas.
Cambiará, eso sí, la tonalidad en el color del terciopelo, que erá algo más oscuro "porque
después de sesenta años, el color del tejido original está ya muy castigado, sobre todo
por el sol", afirma José Ramón Paleteiro, para puntualizar acto seguido que,
en todo caso, "el terciopelo que se va a utilizar será el mismo que empleamos
hace cinco años para el pasado del manto, y no porque se haya buscado un color igual,
sino porque la hermandad fue previsora y encargó entonces terciopelo suficiente para el
manto y para el pasado futuro del palio".
Un futuro al que hace referencia Paleteiro que ya ha llegado y que lo enfrenta,
además, a maniobras singulares en este trabajo, ya que el grado de desgaste que presentan
las piezas de las bambalinas no es homogéneo.
A su juicio, ello puede ser fruto de dos circunstancias bien distintas. Una hipótesis es
que las bambalinas fueron realizadas en dos momentos diferentes y quizá por dos telleres
distintos. La segunda, más pausible para el bordador, es que para su realización fuesen
utilizadas piezas del manto destruido durante el asalto sufrido por la iglesia parroquial
de San Bernardo a comienzos de la guerra civil.
A este respecto, José Ramón Paleteiro recuerda que de aquel suceso sólo se salvó el
techo del palio, aunque muy deteriorado, ya que fue salvajemente acuchillado.
Esa diferencia se refleja asimismo en el estado de las distintas piezas que dan forma al
dibujo, algunas de las cuales presentan un deterioro mayor que las otras. La suerte es que
el diseño sea exactamente igual en el interior que en el exterior, lo que va a permitir
un trueque entre piezas, según convenga, para que las mejores queden en el exterior de la
bambalina.
A la restauración y el pasado se va a unir, por demás, la sustitución de todo el
armazón de las bambalinas, que conserva la madera original, pero muy dañada.