¿Cuál es tu relación con la actual música de autor latinoamericana? ¿Dónde te
encuentras después de tantos años?
Me ha sido más fácil mantenerme vinculado a la canción de autor cubana que a la del
resto de Latinoamérica. Claro está que no por falta de deseos, pero sí por falta de
intercambio de información. Esta información por supuesto que no se puede reducir al
hecho de los autores editados. En Cuba, por estar más inmediatos, y por uno
manternerse atento, me ha sido posible vivir al tanto de los nuevos que surgen, e
incluso, siempre que me ha sido posible, cooperar de una u otra forma en el
desenvolvimiento de su trabajo...En Latinoamérica no existe una política de asistencia
a los nuevos valores, a menos que se plieguen a la oferta y la demanda musical; o sea,
a la moda que imponen los promotores -radio, tv, discos-, que la mayoría de las veces
responden a criterios miméticos del star-system...Por otra parte, creo que me
encuentro, en cierta medida, por dónde mismo empecé: con una guitarra en la mano,
usándola para matar el aburrimiento, cosa que sólo se consigue si uno cuando menos
intenta no parecerse ni a uno mismo.
¿Por qué en este disco has vuelto a tus primeras grabaciones a la hora de enfrentarte
a una canción, guitarra y voz?
Es que todas las canciones, aunque luego aparezcan con sinfónica, comienzan así.
Salen de la guitarra y de la voz, además de la imaginación. Soy trovador, siempre lo
fuí y lo seré. Ya se sabe que en Cuba esta es una vieja tradición. Debe ser que en ese
sentido soy muy tradicional.
Creemos que este disco te ha llevado tres años, así figura en los créditos de
Carpeta. ¿Por que tanto tiempo?
Lo comencé a principios del 89, cuando llevaba más de cuatro años recorriendo
medio mundo: con Afrocuba. Hacía tiempo que no hacía un disco a guitarra. Lo tuve
que interrumpir por diversos trabajos, pero a principios de este año me prometí a mí
mismo terminarlo. Ahora resulta que he grabado tantas canciones con guitarra, que
probablemente tenga material para un par de discos más.
La poesía como "ese arma cargada de futuro" que escribía Gabriel Celaya, ¿sigue
siendo un arma válida contra la tecnología, el marketing y la industria química?
Resulta un tópico que algunos fenómenos coyunturales creen seudofilosofías también
de ocasión, por supuesto, y con ellas augurios de toda laya. Las modas necesitan de
estas tesis, de estas rupturas. Pero la vida nos enseña que no hay verdaderas rupturas
sino con una necesaria dosis de continuidad. Hay un forcejeo largo y bastante
metódico del hombre consigo mismo, tratando de huirle al animal que se le sale hasta
cuando se va a cepillar los dientes, no brota pasta del tubo y se encabrona. Hay
quienes nunca han creído en la poesía, o cuando menos lo aparentan, o lo han
oolvidado después que el mundo los materializa con el marketing (que no es una
costumbre nueva). Creo que hasta el marketing puede ser una herramienta poética. La
carga de futuro de la poesía consiste en su contenido humano, liberador en este caso
del mercado como fin, y no como medio. La industria química y la tecnología también
pueden ser instrumentos de liberación, como la poesía.
La coherencia es algo fundamental para tí, ¿cómo la vives, después de tantos años,
como una amiga, una amante o una fiel esposa?
Una lección de coherencia me la dio un guajiro escultor guantanamero, llamado Angel
Iñígo. Este es un hombre que criaba vacas al lado de una loma de la que sobresalían
peñascos de formas caprichosas. A fuerza de observar con ojos de artista aquellas
piedras, un día Iñigo dejó de cuidar sus vacas y empezó a dar de machetazos a un
peñasco, hasta que lo transformó en un elefante de tres metros de altura. Después se
volvió hacia otra piedra y a otra, y comenzó a poblar de gorulas, monos y cocodrilos
aquel cerro, lugar que ahora se conoce como el Zoológico de Piedra...un día que pasé
por allí le pregunté cómo lo hacía. Me dijo que cada piedra ya traía su forma, su
esqueleto y que no se podía forzarla. "Yo, me quedo mirándola y mirándola -me dijo-,
durante mucho tiempo hasta aprendérmela, y cuando me la sé le meto mano". Y luego
me lanzó la sentencia: "Lo que está bien pensado, sale solo".
El mundo gira, ¿tienes la sensación de que no gira igual para tí que para un obrero
cubano? ¿Intentas asumir esta verdad?
Yo soy un obrero cubano. Soy una fábrica de canciones. Y lo que sucede es que las
canciones me colocan ante micrófonos y cámaras y me hacen famoso. Y otra cosa
que sucede es que mucho antes de que yo naciera ya se había inventado el mercado
de la canción, en el que entran las buenas que gustan y las malas aunque no gusten
(hasta que las imponen), y cuando tus canciones van a dar a esos mercados te hacen
más famoso y te dan dinero, cosa que te hace vivir mejor que otros obreros. Y luego
viene aquello de que qué distinto era aquel obrero de canciones cuando no era
famoso, como si salir en los diarios dependiera de desearlo, de encontrarlo junto o
siquiera correcto...Es un tópico hablar de lo que puede hacer el éxito con la
conciencia. Menos común es reconocer lo que pueden hacer ciertas conciencias con
su éxito, aunque existan ejemplos.
En estos momentos, ¿qué es lo que te motiva, te ilusiona para seguir adelante y, por
ende, lo que más te preocupa personal y artísticamente?
Me motiva vivir, ver en qué para todo, pero esto es desear demasiado porque
siempre va a haber una interrogante esperándonos, en el próximo segundo. Así que,
siendo más realista, me motiva, me ilusiona, me preocupa y ocupa atisbar algo de
justicia y de menos hipocresía, en general, antes de cerrar los ojos. Para eso trabajé y
trabajo, y si tras mi "salida de escena" queda alguna canción mía sonando por ahí,
espero que siga trabajando en esa misma dirección.
¿Qué ha hecho usted desde el anterior disco, "Silvio", editado hace un año
aproximadamente?
En realidad editado hace dos. "Rodríguez" debió salir hace ya un año. La causa de
que no fuera así son las limitaciones de estudios que tenemos. Hasta hace muy poco
Egrem tenía uno sólo, ahora reconstruyó otro, cosa que va a posibilitar que se
incremente la producción. Espero que dentro de un año, cuando deberá aparecer mi
próximo disco, pueda haber un tercer estudio en La Habana; es un proyecto al que yo
estoy aportando la técnica y el instrumental y el Estado cubano, la parte constructiva.
Para contestar completamente tu pregunta, resumo: he estado inmerso en problemas
logísticos, velando porque la construcción de los estudios avance. Grabamos, Aute y
yo, el "Mano a Mano". En Argentina hice un ciclo de conciertos por el interior y otro
en la capital, donde estuvimos compartiendo con César Isella, Los Trovadores, Fito
Páez, Víctor Heredia, León Gieco, Lito Vitale, Anabel López, Marcial Alejandro,
hermanos que siempre están. He colaborado con algunos proyectos de cine y
televisión. También he logrado escribir un puñadito de canciones, algunas de ellas
están en este disco. Entre todo esto alguna vez he encontrado espacio para meterme a
terminar "Rodríguez".
Este disco está dedicado a su padre Dagoberto Rodríguez que falleció recientemente.
¿Quiere hablarnos de él?
Mi padre fue un hombre del pueblo cubano. A los siete años estaba doblado sobre un
surco como obrero agrícola; a los veinte, durante la segunda guerra, se hizo tallador
de diamantes. Fue tapicero, carpintero, ebanista, pero sobre todo fue pensador y
lector. Una tertulia con él era la de no acabar. El me creó la adición a la lectura, justo
cuando yo tenía la edad en que él arañaba la tierra para sacarle frutos. A principios de
la Revolución tenía un tallercito de tapicería que donó al estado, antes que comenzaran
las expropiaciones. Me dijo: en Cuba ha pasado lo que yo siempre quise que pasara.
Se metió a miliciano y se dedicó a alfabetizar a las prostitutas, cosa que se hizo para
que pudieran emplearse en trabajos que dignificaran a la mujer. Gracias a él tuve el
valor de aparecerme en una revista con mis dibujos bajo el brazo, y gracias a aquello
comencé a seguir el hilo vocacional que me llevó hasta una guitarra. El viejo Dago
murió con el mismo segundo grado de primaria que siempre tuvo, con el que incluso
escribió algunas obras teatrales en forma de sainete costumbrista. Hablar de mi padre
es demasiado. Espero que este trabajo le resulte digno.
Dice tener poco tiempo para componer canciones, sin embargo, el resultado es que
sigue creando pequeñas obras de arte. ¿Es el tiempo lo que importa?
Sí, es el tiempo, cuando menos en dos de sus dimensiones: el que no tengo y el
recorrido. Siempre que digo haber escrito demasiadas canciones hay una vocecilla
que me dice "Pero tu sabes bien que no todas las que te hacen falta". Y también eso
es cierto. Siempre queda alguna zona por exprimir. No sé si así será porque no soy
cronopio, como diría mi amigo Julio Cortázar. ¿Recuerdas que los cronopios
apretaban los tubos de pasta dental ordenadamente, doblándolos sobre sí mismos
como una alfombrita?. Pues bien:por eso nunca me sentí cronopio, a pesar de ser tan
poéticos. Desconfío de tanta disciplina.
Desde el último año han pasado cosas en Cuba que todos conocemos. Usted contagia
cierta esperanza en su obra cuando habla de Cuba. ¿Piensa que el mundo occidental
tiene derecho a opinar y aconsejar cuando la información aparece manipulada?
El proyecto cubano es algo que en este momento hasta cierto punto se indefine,
porque estamos en un proceso de transición. Si te dijera hacia donde vamos, o mejor
hasta dónde, sería Zaratustra. La verdad es que hay cambios que no son dolorosos,
como lo de eliminar algunas gratuidades que debieran ser de todos los Estados. Sin
embargo hubo cosas de este tipo que nos hicieron mucho daño: los de aquí nos
acostumbramos a vivir en un Estado de Papá que nos daba la papilla y nos limpiaba la
boquita. Esto es grato, indudablemente; los seres humanos aspiramos a que alguien se
ocupe de nosotros, nos comprenda, nos atienda. Lo fastidioso resulta cuando
crecemos, nos ponemos sostenes o pantalones largos y hay que seguir pidiendo
permiso para todo. Ahora empezamos a reaprender lo que cuesta ganarse la papilla,
ya no sólo en términos humanos sino políticos. No creo que sea malo del todo,
aunque comprende frustraciones. Siempre pensé que la dependencia exagerada del
ciudadano al Estado le impedía calibrarse, lo acomodaba. Ahora tenemos la
oportunidad de probarnos. Lo que hace falta es que acabemos de echar abajo el
bloqueo, para tener una dimensión lo más objetiva posible de nosotros mismos.
Respecto a la opinión de los demás, ya es inevitable: se ha creado sobre Cuba una
concentración de ojos y de ánimos demasiado tensa, y gracias a eso todo tiende a
superlativizarse. No se me escapa que ha habido un montaje que es obra de los
enemigos viscerales de la Revolución, aunque esto no quita que haya criterios más
mesurados y comprensivos, como también los hay.
De pequeño escuchaba a su madre cantar boleros, danzones y sones mientras cocía yuca
pero en su obra rara vez aparecen referencias de la música tradicional cubana como
Miguel Matamoros o Benny Morés. ¿Tiene alguna explicación?
Esta cuestión una vez la planteó una muchacha peruana en un concierto. Ese instante
salió en el documental "Que Levante la Mano la Guitarra", de Víctor Casáus. Cada
vez que veía la película me molestaba la explosión aprobatoria que tenía el público
cuando yo daba mi respuesta, porque me parecía que la muchacha se quedaba en las
mismas. Yo decía algo así como: "lo que hacemos es precisamente eso, hacer música
cubana". Me doy cuenta de que los que no son cubanos tienen un esquema sonoro de
"lo cubano" que no se corresponde con lo que nuestra sensibilidad en devenir asume.
Cuando mi generación apareció había una especie de saturación de lo característico
musical cubano. Hacía falta amplitud, que la gente nueva se sintiera cubano no sólo
con las canciones y sonoridades tradicionales sino con lo que eran capaces de generar
ellos mismos. Un sentimiento de identidad generacional que era animado tanto por la
necesidad de una ruptura como de continuidad. Las voces de ese sentimiento fuimos
nosotros, eso significó la generación de la nueva trova. Hay quien distingue a medias la
cubanidad, y esto pasa fuera y dentro de la isla. Creo que resultaría demasiado largo
explorar aquí las razones, pero rápidamente te diría que fuera de Cuba se deba a una
falta de continuidad informativa, a una carencia de interiorización que es perfectamente
entendible. En Cuba sucede más o menos por lo mismo, aunque dentro de nuestras
fronteras esas discrepancias comprometen cuestiones más sutiles, a veces
anecdóticas. En ambos casos podría decirse que es por partir de un esquema rígido,
cristalizado de lo que a la sensibilidad de un pueblo ecléctico como el nuestro. Por
último te diré que buena parte de aquellos boleros, sones y canciones que
afortunadamente todavía le escucho a mi madre y que conforman mi esencia musical,
justamente son de Matamoros, de Benny y de otro como Sindo Gray, Corona, María
Teresa Vera y muchos más.
"Ala de Colibrí" es la primera canción que conocemos de "Domínguez", ¿Cómo surgió y qué quiere expresar con ella?
El año pasado conmemoramos en Cuba el centenario de la caída de José Martí, en
Dos Ríos. Compuse la canción para entonces y allí la canté. El motivo me lo dio el
poeta cubano Cintio Vitier, con su llamamiento a la Asamblea Nacional para,
inspirados en un pensamiento martiano, mejorar aspectos de la educación y la cultura.
La canción está basada en ése pensamiento de nuestro Apóstol, que dice "que las
verdades esenciales caben en las alas de un colibrí".
Este es el tercer disco de su trilogía familiar, ¿qué aporta respecto a los anteriores?
Como elementos de continuidad están las guitarras y las voces; como ruptura, la
utilización de ambientes electrónicos -discretos para evitar demasiada distancia con los
dos discos anteriores-, así como ciertas pinceladas seriales, a partir de lo acústico.
También en "Domínguez", por primera vez en la trilogía, me valgo de dos
colaboraciones: en "Si Seco un Llanto" canta mi hermana Anabel, y en "El viento Eres
Tú" aparece mi madre, la Domínguez mayor.
Cuéntenos ¿cuál va a ser la filosofía que va a seguir con su sello discográfico y con la
puesta en marcha de su estudio?
OJALA es un sello modesto, no sólo sin pretensiones sino con discretas posibilidades.
Surge a partir del declive de la edición discográfica en Cuba, como una forma de abrir
un nuevo frente que colabore en la proyección musical. OJALA es una especie de
triunvirato, y aunque todo es parte de una misma idea, organizativamente funciona por
separado. Por una parte tenemos la editora, por otra el estudio de grabación y por
último el sello discográfico. Los beneficios de las ventas en Cuba van a una cuenta
destinada al arte. Para esto firmamos un protocolo, con el Ministerio de Cultura, que
así lo establece. El sello, junto con todo lo demás, está atendido por el personal de mi
oficina, que es mínimo. Hasta ahora en los estudios se ha grabado "Domínguez" y un
disco de rap cubano -de Edesio Alejandro-; se está mezclando otro de Frank
Fernández con Anabel López, y está preparando una antología de trovadores jóvenes
y muy interesantes. Le hemos grabado a algunos jóvenes intérpretes que aspiran a
becas y concursos internacionales (tenemos un Steinway nuevecito) y hemos alquilado
el estudio en varias ocasiones a empresas de algunos países. Esto último lo
necesitamos para el mantenimiento del propio estudio, pero no queremos abusar de
esta posibilidad porque queremos seguir siendo un centro alternativo, quiero decir con
la mayor libertad posible para dedicarnos a lo valioso culturalmente. Estoy convencido
de que el comercialismo es un enemigo natural de la espiritualidad.
En una de sus canciones habla de quién sabe qué es el comunismo, ¿qué es para Silvio el comunismo?
Algo así como el cristianismo original: la posibilidad de un mundo mejor para todos.
Ya nos anunció que su madre iba a cantar una canción con usted en este disco, ¿cómo se ha sentido?
Nos sentimos bien, hicimos muy pocas tomas a pesar de que mi madre no está muy
acostumbrada a esos trajines. A propósito dejé un comentario de ella, una adivinanza
de guajiros, al principio de la grabación, cuando le estoy explicando la distancia a la
que debe colocarse del micrófono.
Nos han contado que tiene varios proyectos, dos de ellos son trabajar con jóvenes
trovadores elegidos por usted,¿cómo ve el trabajo de la gente mas joven qué hace
canciones en Cuba, Latinoamérica o España?
Bueno, ya te hablé un poco de esto. En Cuba existe la tendencia de hacerse
acompañar por una banda, por lo que los trovadores siempre son mitad eso mismo y
mitad roqueros o soneros o lo que sea. Esto parece que le pasa a casi todo el mundo,
a mí también me pasó: me fascinaba escuchar mi música pasada por otros
instrumentos, También es una realidad de que en las radios de cualquier país hay
pocos espacios para la música trovadoresca. En la medida que en "los 40 principales"
de cada país se han ido imponiendo una competencia feroz, la música trovadoresca ha
ido quedando como relegada. A veces me parece que los promotores musicales, en
general, no se fijan en lo que sucede, a nivel del público, cuando se hacen conciertos
intimistas, más de tú a tú, sin tantos decibelios de por medio. Creo que la gente puede
vibrar intensamente con la música suave y el mensaje en susurro. He visto con claridad
como sucede y no sólo conmigo. Creo que el comercionalismo, aquello de "pegar" un
número a toda costa, ha ido llevando a la música popular a hablar cada vez más alto, a
gritar, a desgañitarse, aún a riesgo de que apenas se entienda lo que dice, amén de la
mala educación que esto supone. Por otra parte, siempre escucho talentos
dondequiera, siempre los hay y siempre los habrá, los difundan o no. El sentido de la
alternatividad de OJALA se basa, en gran medida, en mantenernos lo más asépticos
que sea posible, en medio de las modas y otras enfermedades.
Otro de los proyectos es recuperar la memoria histórica, canciones que grabó inéditas y que ahora quiere limpiar para editarlas en un disco. ¿Por qué?
Y ¿Por qué no?
Date cuenta de que cuando hice mi primer disco en solitario, en 1975, llevaba ocho
años de profesional y ya había compuesto unos cuantos cientos de canciones.
Imagínate el partidero de cabeza que fue elegir las que incluiría. Después, más o
menos, he publicado un disco cada dos años. Siempre es el mismo partidero de
cabeza. Generalmente elijo la mayoría entre las últimas y luego extraigo dos o tres del
saco.
Desde hace algunos años -y este es un trabajo en el que me ha ayudado mucho
Vicente Feliú-, me dedico también a recopilar y organizar el reguero de canciones que
tengo. Hay decenas de grabaciones de la primera etapa, cuando era empleado de la
televisióm, y luego del fructífero período con el Grupo de Experimentación Sonora del
ICAIC. La mayoría de estas grabaciones suenan bien, sobre todo si se toma en
cuenta la limitada tecnología de por entonces. Sólo necesitan un poco de agua y
detergente que elimine el ruido de cinta y quizá unos leves retoques ecualización.
Sólo en descartes de la última trilogía tengo para hacer dos discos más. Algunas de
estas canciones son recientes. De la etapa con Afrocuba tengo grabado, sin mezclar,
un álbum doble que recoge orquestaciones de temas de repertorio mas otros inéditos.
también tengo otro disco sin concluir con Diákara.
Nada, que cada vez que empiezo un nuevo trabajo siento el peso de todo lo que
tengo pendiente, y quisiera cumplir como es debido con esas canciones que también
son parte de mi vida.
¿Querría hablar sobre alguna canción en concreto de este disco que le parezca interesante explicar a los que se enfrenten a la escucha de Domínguez?
Prefiero hablarte sobre todo el disco. Como han coincidido algunos amigos cercanos,
"Domínguez" semeja una transición. esta especie de desplazamiento parece dirigirse
hacia adelante y la sensación no está dada solamente por lo tímbrico. Creo que sobre
todo musicalmente se va a notar, porque es muy cambiante. Yo diría que es casi
entretenido.