El dojo es donde cultivamos el espíritu y el físico.
El saludo al ingresar es una expresión de respeto que se ejecuta al lugar donde se recibe conocimiento y se realiza la práctica. Este puede ser un recinto específico, con todos los elementos necesarios, cómodo y confortable, pero la falta de él no debe ser un impedimento para la práctica. También se puede practicar al descubierto en algún sitio tranquilo.
El verdadero Dojo es aquél que construyen entre maestro y discípulo en lo mas profundo de cada uno de ellos, el corazón.