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Los amantes del Círculo Polar

 

No es un círculo, es una esfera, pues tres son las dimensiones sin comienzo ni fin que Otto, el piloto, y Ana, la del nombre capicúa, recorrerán ante tus ojos: espacio, tiempo, sentimiento.

No es solo una historia de amor, quizá unos gramos más fantástica que la tuya; como tantas otras películas, es la historia de instantes de un puñado de vidas cruzándose una y otra vez, rompiendo la estadística y las leyes de la casualidad (Ana es la reina de los sucesos casuales). Pero como solo ocurre en ese grupo, ( pequeño o grande, depende de tu suerte y tus escalas) de películas a no olvidar, en "Los amantes del Círculo Polar" ves lo que ven los ojos de Ana, sientes lo que siente el corazón de Otto, buscas lo que busca Olga, tiemblas con lo que tiembla Älvaro ... y sin esfuerzo, sin necesidad de haberte aprendido la última conferencia de Garci y cia; solo mirando, dejándote arrastrar por la geometría de las imágenes y los sucesos que Medem ha vuelto a sacar de su chistera de mago.

"Ana y Otto se hayan estrechamente conmovidos por la presencia en sus vidas del otro, y a los dos les sobra el resto del mundo... La teoría de Otto sobre el amor eterno sirve para fabricar un sitio idealizado que Ana puede completar, según su tendencia natural a confiar el rumbo de su vida a la casualidad". Son palabras del propio Medem; que no te engañen, es mucho más que "la historia de un amor como no hay otro igual", que diría el bolerista.

El mundo, a veces, es blanco.

 

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