Carlos von der Becke - Biología 72
MODULO IV UNIDAD 2 CAPITULO 3 EL MOLINO DE LA VIDA Detalles de la respiración Hemos estudiado el fragmento de tres átomos de carbono de la rotura o glicólisis de la cadena de seis átomos de carbono que configura el combustible
GLUCOSA.. Es el ácido pirúvico o piruvato. En la fermentación etanólica, esos tres átomos de carbono se degradan a dos (mientras que en la láctica esa decatenación no ocurre, ya que el fragmento sigue con tres átomos de carbono). El ácido acético o acetil coenzima A, es un fragmento de dos átomos de carbono que puede venir, además, de otras reservas nutricionales lipídicas (grasas) o proteicas (proteínas). Este es ahora el combustible para otra pequeña caldera de las células, denominado el molino de la vida o, más tecnicamente, el ciclo de Krebs o del ácido cítrico, o de los ácidos tricarboxílicos. Este ciclo gira sin detenerse más. Existen algunos fragmentos de cuatro átomos de carbono que se combinan con el combustible de dos para generar el ácido cítrico con seis, que se decatena de nuevo a cinco y a cuatro átomos de carbono, sucesivamente, con lo cual está en condiciones de empezar, de nuevo, la rueda de la existencia. Al pasar de seis a cinco se produce una molécula de CO2, lo mismo que una segunda al pasar de cinco a cuatro. En todas las etapas se producen electrones sobrantes, que son indispensables en la recarga del ADP en ATP. Todas estas etapas ocurren a temperatura ambiental mediante la ayuda de enzimas específicas preparadas por genes específicos, junto con la maquinaria de traducción. El sitio para esta caldera es la mitocondria. Podemos resumir esos tres grandes saltos, el de la glicólisis + fermentación, el de la fotosíntesis y el de la glicólisis + respiración en tres esquemas consecutivos. Imagen de la glicólisis + fermentación. Imagen de la fotosíntesis. Imagen de la glicólisis + repiración De esta manera la selección natural fue incorporando organismos provistos de autoconservación (esto es, glicólisis, fermentación, fotosíntesis y respiración), de autoregulación y de autoreproducción, que merecían ser considerados realmente vivientes, seres autoorganizados heredables. Para serlo en un grado especial, unos se necesitan a los otros. Los productores primarios o fotosintetizadores requieren de los consumidores y de los descomponedores, para el mejor reciclaje de los elementos vitales. La autoorganización heredable global supera, entonces, a la autoorganización de una sola especie, para conducir hacia la autoorganización de ecosistemas, donde cada una de las especies, que encuentra su nicho en uno de ellos, contribuye a la vigencia, quizás dinámica y cambiante, de las demás especies del mismo. Es dinámica y cambiante porque periodicamente aparecen nuevas especies desplazadas de otros ecosistemas, con importante acervo génico, que se incorporan obligando, a larguísimo plazo, a la migración (si sus gametos se pueden desplazar) o extinción (en el otro caso), de especies previamente establecidas (principio de Gause). Esta historia no es solamente de hace miles de millones de años, segun los vestigios que se encuentran en las rocas más antiguas del precámbrico. La selección natural continúa. Los orgánulos especiales que son los cloroplastos y las mitocondrias, crean una vida con más perspectivas. La búsqueda de la pluricelularidad, que ya hemos analizado, se explica por la necesidad de escapar de los predadores de tamaño cada vez más grande, manera adecuada de satisfacer mejor su oficio predador. Con el mayor tamaño hay división del trabajo y especialización para mejorar la eficiencia. Los cambios en las condiciones iniciales de un sistema complejo de genes lleva a nuevos "atractores" (en lenguaje matemático) o "tejidos" (en lenguaje biológico). Hay extinciones y especiaciones nuevas. Una de esas especiaciones, de un placentario terrestre, produce un cerebro que comienza con darle un sentido juguetón a su vida (Homo luder, el hombre juguetón, lo mismo que otra especie de mamíferos marinos, muy inteligente, la de los delfines), continúa con darle cada vez más posibilidades musculares a las dos manos (Homo faber, el hombre fabricador, siguiendo la línea de los grandes primates arborícolas), muestra nuevos genes del habla o del lenguaje y una tráquea diferente, apta para sonidos especiales (Homo loquens, el hombre hablador, siguiendo la línea de los pájaros canoros) y concluye proporcionandole una conciencia y una conciencia de tener conciencia capaz de darle significado a su vida toda (Homo sapiens, el hombre sabedor, sin duplicado, en la naturaleza, por su capacidad de autogenerarse un proyecto de vida, diferente para cada persona). Esa última especiación tiene instintos alimentarios y sexuales muy fuertes y tambien un persistente culto a los muertos. Algunos son comunes a los grandes primates, otros son inesperadas pulsiones de un inconciente religioso. ------------ CONCLUSIONES RAZONADAS Previo Siguiente
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