LECTURA 63
Un bambú que lleva el extravagante
nombre de Phyllostachys bambuoides ha florecido en China en el año
999. Después, con una regularidad jamás desmentida, ha continuado
floreciendo y liberando granos una vez cada veinte años, aproximadamente.
P. bambusoides se sujeta a este ciclo, en cualquiera de los ambientes
en que se encuentra. Al finalizar la década del sesenta, una población
"japonesa" (tambien importada de China algunos siglos antes) ha florecido
en el Japón, luego en Inglaterra, en Alabama y en Rusia.(...)
La floración de una especie está regulada por
un reloj biológico interno que no es corregido jamás por las circunstancias
ambientales exteriores. Segun nuestro punto de vista, la regularidad
infalible de los intervalos es la mejor prueba que podemos aportar
con respecto a que el ambiente posea un ciclo que produzca los ciclos
de floración de más de una centena de especies. Más aún, las plantas
correspondientes a una especie florecen simultaneamente, aunque se
hallen en ambientes muy diferentes. Janzen cita el caso de un bambú
de Birmania, con una altura de no más de treinta centímetros dado
que fue víctima, repetidas veces, de incendios de bosque, que floreció
al mismo tiempo que sus congéneres de 12 metros de altura que no habían
sido afectados.
Lo más notable
resulta que esto ocurre, no en una sola especie, sino en tres especies
diferentes de cigarras, que siguen el mismo ritmo y emergen de la
tierra al mismo tiempo. Se ha encontrado que ciertas poblaciones están
desfasadas. No emergen en el mismo momento en Chicago que en la Nueva
Inglaterra. Pero el ciclo de diecisiete (o treinta en el sur) es
respetado por las tres especies, que coinciden en sus sincronizaciones
en un ámbito dado. Janzen admite que bambúes y cigarras, pese a la
distancia que los separa ya sea la biología o ya sea la geografía, tienen el
mismo problema evolutivo. Las investigaciones actuales, escribe,"no
ponen en evidencia diferencia alguna entre estos insectos y los bambúes,
salvo, quizás, en el método que emplean para contabilizar el transcurso
de los años".
Esto nos lleva a no entender bien que otros organismos tengan que
apelar a una estrategia diferente en la "lucha por la vida", estrategia
que los lleva a producir cantidades enormes de granos y de huevos
esperando, por así decir, que algunos puedan sobrevivir al rigor de
los primeros días. Estos organismos están bajo la amenaza de sus depredadores
y, para defenderse, deben elaborar una estrategia que reduzca al mínimo
el riesgo de ser devorados. Hay muchos animales ávidos de ingerir
cigarras y granos de bambú. La ciencia natural ha mostrado, en amplia
medida, los diferentes tipos de adaptación que permiten escapar de
los depredadores. Ciertos animales se disimulan, otros huelen pesimamente,
otros tienen púas o caparazones inatacables. La lista es interminable
y rinde homenaje a la variedad de la naturaleza. Los granos de bambú
y las cigarras eemplean una estrategia poco común: ellas se ofrecen
tal cual, sin defensa alguna, pero muy de vez en cuando y en una cantidad
tan demesurada, que los depredadores, aunque quisieran, no alcanzan
a consumirlos. Este método de defensa ha sido denominado como "la saturación
del depredador" por los biólogos. Para resultar eficaz, el método
se debe basar en dos adaptaciones. Primeramente, la sincronización
de la producción debe resultar perfecta, de tal manera de saturar
la demanda o el mercado: y no debe durar mucho. En segundo lugar, esta
situación no se debe producir más que raramente, por miedo a que los
depredadores alcancen a adaptar sus ciclos de vida a esos períodos
de abundancia. Si los bambúes floreciesen todos los años, los animales
que depredan sus granos se adaptarían y ofrecerían a su abundante
descendencia la cosecha anual prevista. Pero si el intervalo entre
dos floraciones supera la esperanza de vida de todos sus depredarores,
les resulta imposible a éstos descubrir la existencia del ciclo. La
ventaja que la sincronización les ofrece a cigarras y bambúes como
individuos de la especie es clara: todos aquellos que no se amoldan
al ciclo son rapidamente devorados. A veces emergen cigarras
fuera de ciclo, pero sucumben. La hipótesis de la La sincronización de tres especies de cigarras, añade un elemento
particularmente impresionante al análisis, tanto más que las tres
especies emergen del interior de la tierra al mismo tiempo en un ámbito
dado, aunque no esté sincronizado con lo que sucede en otros ámbitos.
Pero en cada especie el análisis es más asombroso: ¿por qué los ciclos
son cada 17 o también como se observa, cada 13 años, en lugar de ser
ciclos de 12, 14, 15, 16 o 18 años? 13 y 17 son números primos, o
sea que no son divisibles por números más pequeños que ellos mismos
salvo la unidad. La mayor parte de los depredadores eventuales se
suelen ajustar a ciclos de dos o cinco años, con lo cual no son función
de la emergencia de cigarras periódicas; y su población tiene casi
siempre un máximo en años cuando
23.feb.2001
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Colección de lecturas de Biología- Carlos von der Becke.