Desarrollo: El filósofo René Descartes afirmaba "Pienso, luego existo". Investigaciones de Semir Zeki y otros neurólogos de Londres sugieren que la premisa se debe reescribir, quedando así: "Pensamos, luego existo". La nueva idea es que en lugar de ser una unidad esencial, la conciencia de cada persona está armada de muchas "mini-conciencias" separadas en diferentes niveles del cerebro.
El líder del proyecto, el Profesor Semir Zeki, co-Director del Wellcome Department of Cognitive Neurology del University College, Londres, declara: "Pienso [N del T: por coherencia tendría que escribir "pensamos" :-) ] que hay dos formas en que las personas tienen pensamientos acerca de la conciencia. Una estriba en que no tiene nada que ver con el sistema nervioso, estando por encima de él, por así decir. Esa es la forma como en general se han expresado los filósofos La otra es la manera como opinan los científicos serios, que la conciencia es el producto de la actividad del cerebro. Pero han tendido a pensar que se trata de una cosa unificada, una unidad."
Áreas de percepción especializadas Semir Zeki y sus colegas opinan diferentemente. "Nuestra hipótesis es que hay muchas conciencias diferentes en el cerebro. Son el resultado de actividades en diferentes etapas del cerebro. Hay muchos niveles que conducen a cada área del cerebro. Cada área estás especializada en un tipo diferente de percepción. Una en el color, otra en el tipo de letras, otro en rostros y así. Cada una de ellas puede tener un correlato de una conciencia. El cerebro genera todos esos correlatos. Todas esas microconciencias. Están todas unidas en una super-conciencia."
Un fragmento de evidencia de esta teoría reside en que, cuando uno de los sistemas se destruye (por ejemplo, cuando la parte del cerebro responsable de la percepción del color queda en déficit), la persona pierde su habilidad de ver colores, pero su visión no se ve afectada. Por contrapartida, si el déficit es en todo el centro visual pero no en el centro del color, resulta ser un ciego que visualiza colores.
Si la conciencia fuese una entidad única y no una asamblea de micro-conciencias, se esperaría que el sistema visual entero quedaría afectado por un daño. No es así. Zeki y su colega Andreas Bartels midieron los tiempos necesarios para que un humano normal perciba color, forma y movimiento. Necesitan ochenta milésimos de segundo para distinguir un color, un segundo para ver una forma y tambien un segundo para ver un movimiento, a pesar que los tres se presentan simultaneamente. Dado que cada una de esas percepciones visuales es un evento de la conciencia, la diferencia en los retardos implica que dicha conciencia está hecha de eventos concientes separados. Pero siguen apareciendo preguntas a contestar.
"Seguimos estando frente al rompecabezas de qué es lo que está presente en el disparo de las neuronas (los mensajes que emiten) para que emerja la experiencia de conciencia para cada sistema. En forma alguna esto ha quedado resuelto. Pero pienso que la visión filosófica de la conciencia ha de resultar modificada en forma sustancial, al pensar no en una entidad singular sino en muchas, muchas entidades."
9.set.1999
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Glosario de Carlos von der Becke.