>Barral y v.d. Becke--XVII Temas previos

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la sensación de placer impide la interrupción del acto. Esto evita el abandono de la comida para satisfacer, por ejemplo, otra paleoemoción, lo cual a la larga conspira contra el recurso escaso, la energía. Los mecanismos que controlan el apetito o hambre y la saciedad están repartidos en el organismo y no simplemente ubicados en el hipotálamo. Jean Mayer (1955) propuso que el tenor de glucosa en sangre provee la señal de hambre. La señal se genera tanto en las neuronas glucostáticas del hipotálamo como en la vena portal hepática, esta última utilizando una ramificación del nervio vago. Pero aunque se seccione el ramal del nervio vago, de todos modos la tarea de homeostasis del nivel de glucosa se sigue cumpliendo y en ausencia de ingesta o en exceso de ella, el organismo convierte o almacena nutrimentos de reserva. En la motivación normal para la ingesta, los neuropéptidos juegan un papel importante. Tambien lo tienen en la regulación del peso del cuerpo y en la adiposidad. Esta última actúa como reguladora principal de la ingestión y posterior digestión. Una fracción de dicha adiposidad se aloja en el cerebro y una vez establecida esa fracción, se la mantiene homeostatizada. Lo puede hacer porque es el mismo cerebro el que regula al hambre y a la saciedad. La identidad de la señal que permite que el cerebro interprete la proporción de adiposidad es objeto de estudio: se supone más bien que es un factor liberado a la sangre, quizás la misma insulina. La ingesta, entonces, está regulada por el valor de consigna representado en el cerebro por una cantidad patrón de lípido. La insulina señala el estado de los almacenes de reserva relativo a dicho patrón.

Las señales de estar saciado - los factores de saciedad - son hormonas digestivas secretadas durante la digestión. Esos péptidos retroalimentan indirectamente al cerebro para influenciar sobre el final de la ingesta.

INGESTA Y CULTURA- En una sociedad donde el alimento es fácil de obtener, las horas tradicionales de desayuno, almuerzo y cena hacen pensar que se está hambriento por asociaciones aprendidas. Esto es válido también al resolver qué menú elegir: el que está acostumbrado a milanesas con papas fritas, seguirá con dicha costumbre, aunque subyazcan apetitos que lleven a una natural diversificación de la dieta, siempre dentro de una cultura gastronómica limitada por separatrices o muros.

La acción de la psicología y de la fisiología llega a afectar fuertemente a quienes padecen desórdenes alimentarios, como la obesidad (APENDICE 6), la anorexia nervosa (falta de apetito por factores psicológicos) y la bulimia (empleo del vómito o de laxantes).

Bloom FE, Lazerson A - Brain, Mind and Behavior, 2nd ed, WH Freeman, 1988.

REALIMENTACION - Esto está matizado por una interesante circunstancia adicional: los alimentos no solamente son analizados como consecuencia de actividades cerebrales, sino que, además, algunos de ellos muestran acción cerebral, al atravesar la exigente barrera hematoencefálica y en contacto con las diferentes neuronas, actuar como modificadores de conductas por su acción neuroquímica. A este respecto, Richard J. Wurtman ha abierto una nueva línea de trabajo que verifica que muchos alimentos son verdaderos "productos nutricéuticos" ("nutriceuticals", o sea nutrimentos farmacéuticos) por su acción cerebral. Lo contrario son los alimentos tóxicos para el cerebro, de los cuales se enumera el pan, el azúcar y las grasas. Como continuación de una línea de este tipo, estos proyectos de investigación de la U.N.Lu apuntan a interpretar muchos aspectos de la problemática sensorial de los alimentos, sustentando en una biotermodinámica básica los valiosos aportes de las escuelas tradicionales de análisis y evaluación sensorial de alimentos (Fig 26).

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Fig 26 - Esquema de mecanismos psicofisicos asociados con ingesta.

28. CONCLUSIONES

Estas conclusiones complementan a las que aparecen al final del par. 20.

1. La biotermodinámica construida provee un bastante buen punto de partida para la tentativa de hallar hipótesis simples para fenómenos complejos, por ejemplo la ley simple del inciso 11.

2. No es frecuente el enfoque de estudiar desde un punto de vista biotermodinámico la operación del cerebro - más bien es un camino poco explorado. En un cierto estado estacionario muy alejado del equilibrio, surgen fluctuaciones del tipo de las que no se atenúan espontaneamente - caos disipativo, o sea, caos con probabilidad no-nula de ser creador. Las otras probabilidades son la de no cambiar o tambien la de llegar al orden entrópico de Boltzmann y deshacerse en fragmentos. Las fluctuaciones del caos, de por sí, crean en un sistema complejo cuya principal actividad es la de cambiarse a sí mismo, la potencialidad de dar respuesta a una alarma o una seudo-alarma. El sistema enfrenta esa potencialidad, amplificando fluctuaciones por alarma, para así entrar en una transición de fase incorporándolas y haciendolas decaer en forma atípica: la respuesta pasa a ser una causa en cascada y el estímulo parece cumplir tambien con el papel de consecuencia. En transicion de fase del desequilibrio, el sistema apto para admitir cambios sobre sí mismo, evoluciona de la manera más apta, dentro de sus potencialidades. En las cercanías de la transición, el sistema complejo tiene una probabilidad no-nula de amplificar la fluctuación, cambiar y con ello absorber la fluctuación. Todo sucede como si las perturbaciones se incorporasen, esclavizadas, al nuevo ordenamiento del sistema complejo, que ellas provocaron. El imperativo termodinámico es el

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de amortiguar esas fluctuaciones.

3. Se ha presentado un modelo básico, el del parecido entre la operación de Intranet con una tarea intelectual superior del cerebro. En una dada Intranet aparecen aulas, en el cerebro A aparecen protomentes. Dicho modelo básico se ha rodeado de un mosaico de modelos, algunos referidos a las aulas y otros referidos a la red y a los dos sistemas operativos para Intranet, inclusive uno para su relación con Internet, que recuerda al cerebro A en contacto con el mundo perceptual externo y el otro para su operación en redes internas, como ocurre en el cerebro B estudiando al cerebro A.

4. Se ha ejemplificado un caso de votación de protomentes en términos de grados de libertad entre ellas y se ha logrado visualizar las diferentes etapas de una tarea intelectual superior, desde la mente distraída hasta la mente relajada e iluminada, pasando por la etapa intermedia de mente excitada. Esto a través de un enfoque biotermodinámico.

5. Se han sacado algunas conclusiones del aspecto de U invertida de la trayectoria de los grados de libertad en función del tiempo necesario para una tarea intelectual superior. Por ejemplo, sus implicancias biotermodinámicas de irreversibilidad.

6. Se ha modelizado el ciclo decisional (Fig 11, APENDICE 9) y la interacción heterogénea entre protomentes, usando para ello una ya clásica teoría unificada de la cognición (Newell).

7. Se ha correlacionado la emoción con el valor de consigna del ciclo decisional. Se han subdivido las emociones en paleo- y en neoemociones, usando como elemento discriminatorio si, respectivamente, ellas no tienen o tienen fundamentos de base cognitiva.

8. Se ha puesto fuerte énfasis en los conceptos de operador de atención y de alarma, ambos desde el punto de vista de resultar (junto con la paleoemoción de la esperanza) fuerzas impulsoras básicas y unificables para tareas cerebrales de toda índole, entre ellas las tareas intelectuales superiores.

9. El principio de Le Chatelier generalizado propuesto en este texto, que no se reproduce en estas conclusiones, visualiza a los sistemas como un espacio para fluctuaciones como agentes y grados de libertad como pacientes. Abarca dos posibilidades, el principio clásico y el generalizado, referido a sistemas adaptados a procesos automodificatorios. Hay varias analogías entre estas dos facetas.

10. En una física "razonable", sin tendencias a llegar al infinito, los sistemas complejos, en hipótesis, tendrían que reaccionar por fluctuaciones cada vez mayores, antes de ser destruídos por ellas. Esa hipótesis se satisface con la dinámica de un sistema complejo replegado sobre si mismo, donde un estímulo desencadena una cascada de respuestas que son tambien estímulos secuenciales que modifican, inclusive, a la misma capa neuronal donde ingresó ese estímulo. Y así aparecen transiciones que rehacen la acción de un segundo estímulo, repetición del primero. La respuesta ya no es igual.

11. El analista, con estos datos, puede imaginar cumplido el sueño inicial propuesto en este trabajo, el de aplicar un principio de la navaja de Occam, un principio de parsimonia, que explique con mínima longitud para su

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codificación, la operación macroscópica del cerebro. Apreciada así, esa operación es paradigma de la operación de otros sistemas complejos fuera del equilibrio, como el ser humano, la comunidad humana, la hipótesis de Gaia si fuese correcta. Como análogo de la versión moderna de la ley de von Baer, que menciona evoluciones en un embrión que retoman el camino evolutivo pero que puentean todo exceso energético-entrópico, esto tambien lo realiza el cerebro, transitando reiteradas veces por redes neuronales que buscan repercutir sobre ellas mismas con mayor eficiencia.

12. Los autores se preguntan si las leyes explicatorias del cerebro son un conjunto de leyes biológicas y psicofísicas simples que al interactuar generan la obvia complejidad de la biología en conjunto. Es cierto que la ciencia del cerebro y la psicología nunca podrían tener un desarrollo tan simple como la física o la química, pero la visión global simple quizas pierda solamente algunos detalles sutiles pero menores. Ella podría partir de las siguientes hipótesis:

Todas estas simplicidades conducen a un electroencefalograma caótico. Y sin embargo, de ese caos, emergería una ley reduccionista, cuyo borrador podría ser:

La biotermodinámica, inspirada en la reducción de von Baer-Mayr, da origen a una visión basicamente simple del cerebro como órgano de control y gestión de alarmas y seudo-alarmas. La inteligencia emocional marca el valor de consigna del ciclo decisional y la magnitud de los sentimientos son proporcionales a la diferencia entre la decisión que se gestiona y dicho valor de consigna. La conciencia-P resulta de la convergencia de todos los controles para homeostatizar alarmas y seudo-alarmas en un supracontrol más virtual que real.


Actualizado 20 de Mayo, 1998

(Pagina en preparacion) Adios.

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