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Miles de miembros de la izquierda abertzale se manifestaronen Donosti (San Sebastián) para denunciar el «apartheid» y reclamar la autodeterminación de Euskadi
10 de Agosto de 2003



Tras superar la prohibición inicial del Gobierno y el calor aplastante de la tarde en Donostia, miles de abertzales escucharon en el Bulebar a Arnaldo Otegi, que cerró con sus palabra la movilización previa al inicio de Aste Nagusia, realizada bajo el lema «No apartheid-autodeterminación». Estos dos conceptos fueron telón de fondo de su discurso, en el que explicó la situación actual de la izquierda abertzale y su disposición de cara al futuro.

Otegi concluyó que «estamos pagando haber dicho la verdad durante 25 años». Retrotrayéndose a 1977, se lamentó de que el PNV no hubiera coincidido en Xiberta con los planteamientos de ETA y apostara por el marco actual: «No habría habido ni un muerto, ni una bomba», lamentó. Por contra, según recordó, desde entonces la izquierda abertzale ha tenido que afrontar una dura lucha hasta «mover a la burra que estaba pastando tranquilamente», en referencia a los jelkides, y pese a que, según matizó, «en Lizarra nos la volvieron a hacer».

En todo ese esfuerzo estriba la victoria de los independentistas, resaltó el mahaikide, que esgrimió como prueba las palabras pronunciadas por Xabier Arzalluz hace una semana en Lekeitio asegurando que la actual autonomía no es sino una concesión española que Madrid puede revocar cuando quiera. «Hemos desactivado la trampa y estamos en situación de ganar», consideró por tanto.

Tras llegar al momento actual, Arnaldo Otegi admitió el arrinconamiento de la izquierda abertzale pero dejó claro que este sector no sólo va a seguir estando omnipresente, sino que mantiene su capacidad de lucha. «Pero nosotros luchamos para ganar, no para resistir», advirtió. «Y les decimos a todos que la lucha da frutos, y que estamos listos para seguir luchando por avanzar, no para pactos y componendas».

«Tenemos el puño abierto. Que nadie piense que va a hacer política aplastando a la izquierda abertzale. Pero tenemos también la mano tendida», resumió Otegi de forma gráfica y entre aplausos.

A continuación, situó las claves en que compromete su colaboración: «Ya se han acabado las disputas partidistas en este país. Hemos visto cómo son los fascistas, hemos visto que no hay futuro con Madrid ni París. Sabemos que tendremos que poner el mayor coste ante los fascistas, y no nos importa si es por los intereses del país, porque nosotros nunca hemos luchado por nuestros intereses», recalcó al final de su discurso.

Anticipó, en este contexto, que la izquierda abertzale «estará ahí en ese setiembre que presentan como la madre de todas las batallas». Y pidió a sus adversarios políticos que «no se pongan nerviosos, porque todavía se van a poner más. No nos van a poner en el monte. Aquí estamos y aquí estaremos».

Otegi participó en la marcha en las filas de cabeza junto a otros mahaikides. La pancarta fue portada por ex concejales o miembros de la ilegalizada plataforma Baga Boga como Josetxo Ibazeta, Iñigo Balda o Maixabel Gaztañaga. Sus identidades suscitaron la atención de los medios de difusión tras el intento de suspensión, basado en la «doctrina Garzón» que prohíbe a miembros de Batasuna estas convocatorias.

Fueron decenas los periodistas que siguieron la manifestación para comprobar qué miembros de la izquierda abertzale participaban y qué proclamas se escuchaban.

En toda la marcha fueron incesantes los gritos de todo tipo, entre ellos los que acusaban al partido del consejero Javier Balza de «español» o «siervo de España». Se escucharon también voces por los presos y los refugiados, por la independencia o en favor de la ikurriña y en contra de la bandera española.

Precisamente, la intervención de Arnaldo Otegi fue interrumpida por tres personas encapuchadas que subieron al escenario para prender fuego a una bandera rojigualda. Anteriormente, toda la manifestación se había realizado detrás de una inmensa ikurriña.

Extraido del diario Gara

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