La Universidad Nacional Autónoma de México se encuentra
en un momento decisivo para su futuro. Enfrenta un grave conflicto
y nuevas responsabilidades. Enteramos a la Nación que el conflicto
universitario es resultado de una política que pretende eliminar
el carácter gratuito, público y nacional de nuestra máxima
casa de estudios. Esta iniciativa se concretó el 15 de marzo
cuando el Rector Dr. Francisco Barnés de Castro y el Consejo Universitario
aprobaron en condiciones de total ilegitimidad e ilegalidad su propuesta
de Reglamento General de Pagos.
La intención del Rector no es solucionar la crisis financiera
de nuestra máxima casa de estudios. Al igual que Carpizo y
Sarukhán pretende eliminar la gratuidad de la educación pública
media superior y superior, imponiendo a la Universidad la lógica
de una política económica equivocada que ha fracasado en
la gran mayoría de las naciones; la cual tiende a la privatización
de la educación y de los recursos naturales de los países.
En un país inmerso en severas crisis económicas y con
un grave rezago educativo, es inaceptable que la Universidad Nacional haya
visto deteriorada su capacidad de funcionamiento, no obstante la importancia
social y cultural de su labor. Como consecuencia de la disminución
del presupuesto universitario, la docencia y la investigación han
sido duramente castigados, limitando las tareas sustantivas de la UNAM.
Frente a ello, los universitarios exigimos mayores recursos a la educación
media superior y superior y el manejo transparente de los mismos.
El movimiento estudiantil no sólo se opone al alza de cuotas,
sino a las políticas aplicadas en los últimos años,
que en la UNAM han dado como resultado: la disminución del salario
de los académicos y trabajadores; la disminución del nivel
académico; una forma de gobierno que no representa a la comunidad;
la restricción de la libertad de cátedra; el desconocimiento
de los acuerdos de incorporación con la Preparatoria Popular Tacuba,
restringiendo aún más el acceso a la educación superior
a miles de jóvenes; el control de los académicos y administrativos
a través de políticas de evaluación.
La respuesta del Rector ha sido similar a la que se ha aplicado a los
inconformes con las políticas del gobierno Federal, responden con
la descalificación, las amenazas, represalias y el desconocimiento.
Un clima de represión generalizado que ha alcanzado a universitarios
como es el caso de los compañeros Ericka Zamora y Roberto Espinoza.
En la UNAM, este clima de represión ha quedado de manifiesto con
la aprobación del nuevo plan de seguridad el año pasado,
la agresión física contra estudiantes y el levantamiento
de actas contra profesores, trabajadores y estudiantes por su participación
en el movimiento.
Frente al autoritarismo y el clima de represión, el movimiento
estudiantil recurre a la movilización y para encontrar soluciones
hemos estado dispuestos a un diálogo de cara a la Nación,
que de solcuión a la crisis universitaria.
Un eventual pronunciamiento de las autoridades ante nuestra propuesta
de diálogo tendrá que cumplir con los requisitos de ser público,
directo y resolutivo, en un auditorio de la Universidad, y con la representación
que decida el movimiento. La respuesta a esta exigencia tendrá que
ser puesta a consideración en las asambleas de todas las escuelas
para ser aprobada. Por lo tanto, este diálogo no tiene fecha
y su realización no condiciona el estallido de la huelga a partir
de los primeros minutos del 20 de abril.
A lo largo de este movimiento se ha construido un pliego petitorio
que recoge las demandas aprobadas en las asambleas de escuelas y facultades.
El diálogo que reivindica nuestro movimiento no puede teener otro
objetivo que el de obtener su solución.
El movimiento estudiantil inicia un nuevo proceso en el desarrollo
de la defensa de sus derechos, el próximo 20 de abril estallaremos
una huelga univesitaria. El movimiento ha agotado diversas formas
de lucha sin obtener respuesta. Tres marchas multitudinarias, dos
paros, dos citas a diálogo público con el Rector, un diálogo
nacional por la educación superior, innumerables mesas redondas
por escuela, y 100 mil voces expresadas en la reciente Consulta general
Universitaria, que representan para el Rector opiniones y acciones ¨sucias,
amañadas e inducidas¨.
Ante la descalificación, nuestra huelga será una demostración
del rechazo mayoritario de los universitarios al alza de cuotas y un ejercicio
abierto de diálogo con toda la sociedad.
La Huelga General Universitaria será levantada cuando el movimiento considere que están resultas sus demandas; comenzará a las cero horas del martes 20 de abril con el siguiente Pliego Petitorio:
UNO. Abrogación del Reglamento General de Pagos.
DOS. Derogación de las reformas impuestas por el Consejo
Universitario el 9 de junio de 1997. Esto significa recuperar el pase
reglamentado, eliminar los nuevos límites de permanencia de los
estudiantes de la UNAM y respetar la elección de carrera dando prioridad
al bachillerato de la UNAM.
TRES. Creación de un espacio de diálogo y resolución
sobre los problemas que enfrenta nuestra universidad.
CUATRO. Retiro de cualquier tipo de sanción en contra de
estudiantes, maestros o trabajadores que participamos en este movimiento.
Y desmantelamiento del aparato de represión implementado por el
Rector Barnés de Castro.
CINCO. Recuperación de los días de clases y extensión
de las fechas de los trámites administrativos.
Si en el ánimo del Dr. Francisco Barnés de Castro hubiesen
pesado más los intereses de la comunidad universitaria que los del
Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de las políticas
neoliberales del Gobierno Federal, se hubiera evitado esta huelga, y hubiéramos
podido encontrar juntos soluciones a los problemas de la Universidad. Ahora
corresponde a los universitarios asumir aquello que ha rechazado el Rector:
Defender la gratuidad de la educación pública media superior
y superior con un diálogo permanente con la sociedad.
Nuestra lucha se debe a la Sociedad y en ese sentido nuestro movimiento
se crea y se recrea en ella; su solidaridad nos hará crecer y fortalecernos.
Convocamos a todos los ciudadanos, a los movimientos y organizaciones sociales,
a los padres de familia, a los estudiantes de todo el país y de
todos los niveles educativos a que manifiesten su solidaridad de la forma
que consideren conveniente.
Los estudiantes que hoy iniciamos la Huelga General Universitaria somos
garantes de la Autonomía Universitaria, defendemos nuestro derecho
a participar en la toma de decisiones sobre el rumbo de nuestra institución
y de luchar porque ésta siga siendo un espacio al servicio de la
sociedad, que se debe a la Nación y no al gobierno en turno o a
interés particular alguno.
Somos garantes de la gratuidad de la educación , de deracho
de todos los jóvenes mexicanos a recibir educación pública
y gratuita como lo indica la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en su artículo tercero.
Somos garantes de una de las conquistas más importantes de las
luchas revolucionarias de 1910, y de los movimientos estudiantiles de 1929,
1966, 1968, 1987 y 1992 que defendieron y refrendaron este derecho: La
Gratuidad de la Educación.
Somos garantes de la libertad, del derecho que tenemos a manifestar
nuestras opiniones y a luchar y movilizarnos para defender aquello en lo
que creemos.
CONSEJO GENERAL DE HUELGA
Cd. Universitaria 20 de abril de 1999.