En la Alemania de los años 20, la justificación para eliminar a los "indeseables" y las "razas inferiores" parece originada en un libro escrito por un jurista y un psiquiatra que argüían que algunas personas "no merecen" reproducirse ni vivir y que no se les debería otorgar estos derechos: "The Release (Permission) of the Destruction of Life Unworthy of Life", de Karl Binding y Alfred Hoche. "Nuestra sociedad ha tardado menos de 50 años en transformar el concepto de crímenes de guerra en el de actos de compasión" observa hogaño Malcolm Muggeridge refiriéndose al cambio de status de la mutilación sexual, considerada como crimen de guerra en los Tribunales de Nuremberg.
Y llegará el día de la fiesta católica de La Jornada por la Vida y algún iluso alucinará que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado y que "La vida humana comienza con la concepción..."(Art. 1 del Código Civil). Pero, ante los patrones éticos en boga, una vez más, la moral católica –al igual que las normas jurídicas pro- vida-- será presentada como "irrazonable", como ente absurdo y remoto, un meteorito que está en oposición con los hábitos concretos de vida y con el pensamiento que subyace en ellos...
El iluso proclamará que "El derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad, al honor y demás inherentes a la persona humana son irrenunciables ... Su ejercicio no puede sufrir limitación voluntaria..."(Art. 5 del C. C.). Que la AQV está sancionada cuando el Código Penal prevé como delito de lesiones graves "las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio para su función..." (art. 121º).
Nadie hará caso al iluso. Los poderosos, ricos y famosos continuarán promoviendo, abierta o hipócritamente, la cultura de la muerte; florecerán las campañas a favor del condón, del aborto inducido con píldoras, la ligadura de trompas, la oclusión tubaria bilateral, AQV y cuántas otras formas de mutilación sexual. Los responsables ni parpadearán cuando los irredentos de siempre les clamen que "Los actos de disposición del propio cuerpo están prohibidos cuando ocasionen una disminución permanente de la integridad física... " (Art. 6 del C. C.)
Sin esperar respuestas entusiastas, el Vaticano se rehusa a adecuarse a los nuevos cánones de ética; aunque sus enseñanzas sean calificadas como la imposición de los criterios de un grupo de célibes desvinculados de la realidad; como faltas de compasión; de no perdonar violaciones de lo que ellos consideran el Derecho Natural y son motejadas de ciegas ante el clamor de los aborcionistas.
Sin embargo, a regañadientes tal vez, la opinión pública, -- empujada hacia el relativismo ético y la permisividad lo cual virtualmente garantiza la impopularidad de la doctrina católica-- está recibiendo con beneplácito este conjunto coherente de principios que critica con seriedad las metodologías para la destrucción y manipulación de la vida humana.
La historia contemporánea demuestra las trágicas consecuencias del rechazo o la ignorancia de los valores fundamentales. Los ataques contra la tradicional posición judeo- cristiana de la vida humana, su santidad y sus derechos fueron justificados en nombre de ideologías como el nazismo, o en nombre del "progreso científico", de una supuesta “superpoblación” y otras posiciones socio- políticas genocidas. A menudo, el pretexto o la motivación inicial --típicamente, la eliminación de la pobreza-- no podría parecer más razonable. No obstante, una vez que se condona la mutilación o la supresión de la vida de un inocente, la integridad física y la vida de muchas otras personas corren peligro inminente. La aceptación de las prácticas como la esterilización masiva vía vacunación antitetánica o la legalización del aborto corroería, en todos los niveles, el valor de la vida humana.
Razones más que suficientes para aplaudir a los ilusos que el
día de la Jornada por la Vida saldrán a las calles y plazas,
lanza en ristre, a despanzurrar la cultura de la muerte. ¿Por qué
no soñar que crece el número de ilusos y que la Jornada se
prolonga a todo el año?.