¿EPISTEMOLOGÍA DE LA POLÍTICA?

 

Por: JUAN CARLOS  VALDIVIA CANO

 

 

INTRODUCCION

 

Como muchas palabras, la palabra Epistemología tiene más de un sentido. Vamos a ver dos de  los principales sentidos de esta palabra, por considerarlo suficiente. Luego nos ocupamos sintéticamente de la palabra política y, al final, tratamos de ver en que sentido pueden estar relacionadas estas dos palabras: epistemología y política.

 

Pero antes de ir al grano y debido a su relación estrecha con el tema de la Epistemología, creo que es necesario recordar un problema que puede ahorrar malentendidos  con respecto a la palabra “ciencia”. Esta  palabra no es unívoca, no tiene un solo sentido. Más bien es una palabra polisémica,  ya que se le ha dado y se le da distintos sentidos, y suele ser muy equívoca...

 

CIENCIA

 

Creo que una característica fundamental, que es condición imprescindible  para que exista una  ciencia, en sentido moderno, es que tome en concreto, o por abstracción, una parte determinada de la realidad con exclusión del resto, lo que sólo es posible y deseable estrictamente en las llamadas ciencias naturales, donde funciona muy bien la idea de especialidad. Pero en las llamadas ciencias humanas ya no funciona tan perfectamente. Sin embargo, no hay acuerdo respecto a la definición de ciencia. Para Mario Bunge, por ejemplo,  se requiere once condiciones para que una disciplina del conocimiento pueda llamarse ciencia. Marcial Rubio Correa que, como toda gran jurista, es un hombre sabio, considera que para que una disciplina pueda ser ciencia tendría que tener, por lo menos: unidad de objeto indiscutible, presupuestos comunes y comunidad de métodos. 

 

A pesar de las diferencias de opinión respecto a la palabra “ciencia” y a la propia evolución de sentido de esta palabra, la idea de especialidad permanece, porque sin ella probablemente desaparece la idea de ciencia moderna (la que parte de Galileo, Copérnico, Kepler): quiero decir  la fragmentación de la realidad por razones de estudio, conocimiento, investigación, experimentación, etc;  ya sea en abstracto (como en la física) o en concreto (como en la química), pero fragmentación al fin.  Sin esta última idea, ya no habría posibilidad de diferenciar específicamente  las  ciencias de otras  disciplinas del conocimiento. Por eso es importante, aunque no el único rasgo específico de una ciencia. No hay “ciencia en general”, solo hay ciencias, especialidades.     

 

Y no es suficiente decir que ciencia es toda disciplina que tiene sus métodos y su objeto propios  (y algunos agregan sus propios principios). Porque con una noción tan extensa o laxa, casi todas las actividades humanas podrían llamarse ciencia. No hay actividad humana que no tenga sus propias metas, principios y métodos. 

 

EPISTEMOLOGÍA: PRIMER SENTIDO

 

Un científico, un especialista, por ejemplo un químico, lo que hace es desarrollar las actividades propias de esta disciplina: análisis, experiencias de laboratorio, ensayos, etc. Pero dentro de esas actividades químicas no está justamente la de reflexionar sobre la química  desde fuera de ella y en conjunto: discutir, por ejemplo, sobre el carácter de la química como disciplina del conocimiento, su ubicación académica y extra académica, sus métodos, su evolución, sus fines, su sentido, etc. Esta no es tarea de los químicos sino de los epistemólogos. 

 

En este primer sentido, se puede decir que  la epistemología es una disciplina que reflexiona sobre las ciencias (es decir, las especialidades) desde fuera de ellas, en conjunto: se ocupa de “la química”, en general, no de un problema químico o algunos de ellos en especial. Estudia las ciencias, las piensa, las clasifica;  no las hace, no las practica, no las crea, aunque habla sobre ellas. También es posible que el mismo ser humano sea un científico y a la vez un epistemólogo de su especialidad: esto no descarta las distinciones que hemos hecho en el párrafo anterior.

 

 Quienes sostienen este  primer sentido se fundan en que el vocablo “epistemología”, etimológicamente, viene del griego  “epísteme”, que significa ciencia. Y por eso reducen el contenido o alcance de la palabra epistemología a la reflexión sobre las ciencias, es decir, sobre las especialidades. Desde este punto de vista no podría haber Epistemología sobre otras disciplinas del conocimiento que no fueran ciencias, por ejemplo, el derecho, la filosofía, la ciencia política, la teología y  menos sobre otras disciplinas humanas que no son siquiera disciplinas del conocimiento sino disciplinas practicas, como el fútbol o la política.               

 

Ese punto de vista  sólo es válido para quienes asocian el sentido etimológico, “epísteme”,  a la idea de ciencia en el sentido moderno de especialidad. Sentido  que no pudo darse en la época en que se usaba en Grecia antigua la palabra “epísteme”. No hay sinonimia sino diferencia  entre el sentido griego y el sentido  moderno. Ciencia era en la antigüedad un término  no sólo  más amplio sino distinto  al sentido de especialidad moderna, que no fue posible en Occidente hasta Galileo, Copérnico, etc.

 

EPISTEMOLOGÍA: SEGUNDO SENTIDO

 

Los que defienden el primer sentido como único (que solo hay Epistemología con respecto a las ciencias), no reparan en que la palabra ciencia (epísteme), no tenía  para los griegos el sentido moderno de especialidad.  De ahí que otros piensan,  con razón, que puede haber Epistemología  también respecto a otras disciplinas del conocimiento, aunque no sean ciencias, o sea especialidades. Y en este caso a la Epistemología se le llama, con más amplitud,  “Teoría del conocimiento”, pero se trata de la misma actividad ya descrita. Y se puede practicar con disciplinas no científicas, por lo menos con disciplinas del conocimiento (cognoscitivas).

 

 

POLÍTICA:

 

Apoyándome en algunas ideas de algunos autores admirados, me atrevo a esquematizar al máximo.

 

 ¿Qué es esencialmente la política?  La palabra política también tiene más de un sentido, lo que no significa que no se pueda decir algo mínimamente aclarador  al respecto. Primero vamos a ver su sentido platónico y luego su sentido positivo. Como estamos impregnados de platonismo, (a través del catolicismo, no directamente de Platón),  aun las definiciones de diccionarios jurídicos que tienen fama de serios, son platónicos. Y así uno de ellos define a la política, platónicamente, por el ideal, por aquello que busca o pretende, por el debe ser,  pero no por lo que es la política:  Política es el arte de gobernar dictando normas y haciéndolas cumplir con fines de organización social (...)”  (Diccionario de Guillermo Cabanellas) 

 

  La definición platónica no es inútil: sirve como derrotero, como meta, como ideal, como valor,  sin lo cual la política se degrada a politiquería. Aunque no nos dice lo que es la política.

 

Son otros los que se han dedicado a  decir lo que es y no sólo lo que debe ser la política, desde Nicolás Maquiavelo hasta Michel Foucault. La posición de estos no es  platónica, es  positiva (se atañe a la realidad efectiva, no al ideal)  Y dicen que la política es una relación de fuerzas con vistas al poder. Las relaciones de poder se pueden disfrazar de lo que fuera,   de lucha ideológica o de intereses. Pueden tener momentos de tregua o armisticio, de alianza o asociación, pero no dejan de ser relaciones de fuerza con vistas al poder. Es exactamente de  la misma “naturaleza” que la guerra, que también se caracteriza esencialmente por ser relaciones de poder, de fuerzas, como  el deporte, etc.  Y también hay armisticios, treguas, etc.

 

La guerra y la política tienen hasta el mismo vocabulario: tácticas, estrategias, militantes, jefes, vanguardias, retaguardias, campaña, etc. Por eso se decía  desde el siglo XIX, siguiendo a Von Clausewitz,  que la “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Foucault invierte ese concepto y define a la política como “la prolongación silenciosa de la guerra”.  Y pensando en estas relaciones  sostiene que no hay poder, que no hay fuerza aisladamente considerada, sino relaciones de fuerza, relaciones de poder.  Un poder sólo se manifiesta frente a otro poder, aun en el fuero interior de cada persona, donde también se producen “relaciones de fuerza”

 

 Y el poder es por eso, ante todo y sobre todo, relaciones de fuerza. Y por eso sabemos que si el político tradicional y tradicionalista reparte bizcochos, televisores, o cien soles, no lo hace porque no puede dejar de expresar sus nobilísimos sentimientos, sino por acumular, ganar o mantener su poder. Y esta actividad no es sólo propia de los partidos, se da a lo largo y ancho del tejido social, de las relaciones del guachimán a las del ministro, pasando por miles de relaciones microscópicas, todas ellas relaciones de poder.  Y también participan de estas relaciones los políticos honestos. Aquí no hay juicio moral sino descripción de la realidad.   

 

El poder es la capacidad de afectar y dejarse afectar por aquello que aumenta la fuerza, la energía, la alegría, la capacidad de acción, producción o creación.  Y en esa doble medida, entre nuestra capacidad de afectar y de ser afectados, en esta  relación, está expresado nuestro grado de  poder exacto.

 

EPISTEMOLOGÍA DE LA POLÍTICA  

 

Si asumimos un concepto muy amplio de  Epistemología, que yo no comparto porque no veo la necesidad, se podría hablar de “Epistemología de la política”. Sería pertinente si consideramos la política exclusivamente como actividad  académica, como reflexión de primer nivel, como  Ciencia Política. Y si fuera así ya no estaríamos tratando de Política a secas. La Política  a secas no es una actividad académica,  sino  (básica aunque no exclusivamente), una praxis de relaciones de fuerza con vistas al poder, dentro y  fuera de la vida de los partidos políticos.    

 

No está mal que se reflexione sobre todas las actividades humana, sean o no académicas. Sólo que a veces no se ve la necesidad  de usar el término Epistemología  para actividades humanas que no son académicas y en las que se trata de un primer nivel de reflexión. En cuanto a la política, creo que basta con la Ciencia Política. Lo epistemológico aquí sería preguntarse si una actividad que se dedique a estudiar este aspecto de la realidad humana, la actividad política, puede llamarse ciencia y en qué sentido exacto lo sería.  La carga de la prueba la tienen quienes sostienen la cientificidad de las “Ciencias Políticas”, no quienes se abstienen de hacerlo. Esta reflexión de segundo nivel sobre la Ciencia Política se llama Epistemología.

 

© 2005. JUAN CARLOS VALDIVIA CANO.

E-mail: valdiviacano@viabcp.com

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