Tanta insistencia tuvo su premio a los 10 minutos cuando el ex liceísta Carlos López, muy silbado cada vez que tocaba la bola, inauguró el marcador. Y el público le silbó mucho porque en los 15 minutos que estuvo en la pista en la primera parte disparó en ocho ocasiones. El resto de sus compañeros sólo una. El argentino parecía que tenía imán en su stick y todas las bolas con peligro le llegaba a él. Pero Jordi López atajó todas, excepto la del gol. El monopolio de Carlos López en ataque desapareció cuando Figueroa le sentó. Su ausencia la notó el Barcelona que ya no se acercó en los últimos 10 minutos con tanto peligró como en los 15 primeros. Lo aprovechó entonces el Liceo, que con su cuarto disparo entre los tres palos, empató a seis minutos del descanso.
Se calentó y mucho el partido cuando, a falta de un minuto, José Luis Páez le arreó en la cara a Lamas con el stick. Los árbitros le sacaron amarilla. Podía existir la duda de si le había dado o no, pero el hilillo de sangre que le corría por el pómulo era la prueba de que el argentino tenía que haber sido expulsado.
En el descanso hubo cambio de papeles. El Liceo tomó el mando, aunque lo más correcto es decir que el Barcelona se lo otorgó. Los catalanes volvieron a deshacer el empate a los tres minutos, pero los locales reaccionaron minuto y medio después gracias a Pablo Álvarez. Fueron, quizá, los 15 mejores minutos del Liceo en casa durante toda la temporada. El Barcelona ya no era el de la primera parte y los verdiblancos acosaban con saña la portería azulgrana. Pero Egurrola era un muro.
Cuando más parecía tocado, el equipo catalán se rehizo, coincidiendo con un bajón físico liceísta en los últimos diez minutos, y retomó el ritmo. A falta de seis, José Luis Páez, el mismo que tenía que estar expulsado, lograba el gol de la victoria. La jugada azulgrana había salido perfecta: le había dado el control al Liceo cuando quiso y cuando quiso se lo quitó. Y es que el control es poder. Lo intentó el Liceo. Tuvo hasta cuatro claras ocasiones para marcar al final, pero el partido estaba de no. O mejor dicho un soberbio Egurrola bajo la portería. Ahora, los verdiblancos deberán sufrir para meterse en los play-offs.
Además de enfrentarse a un Barça muy tranquilo, el Liceo tuvo que vérselas con un portero, Egurrola, muy afortunado. Entre el meta y las ocasiones espetadas en la madera, los gallegos se desesperaron ataque tras ataque.
El ex liceísta Carlos López, quien calentó el partido durante la semana con declaraciones acerca de las deudas pendientes de la entidad coruñesa, abrió el marcador a los diez minutos con una habilidosa jugada personal. El empate, obra de Jordi Bargalló, llegó merced al único error del portero Egurrola en toda la tarde.
Con la igualada y a poco más de un minuto para el descanso, el árbitro sancionó sólo con tarjeta amarilla la agresión de José Luis Páez a Lamas, que recibió en la cara el stick del catalán.
Además de por la presencia de Carlos López, el encuentro contaba con el morbo añadido de ver al segundo entrenador culé, Paco González, máximo candidato a dirigir al Liceo de la próxima campaña.
Tras el gol de David Páez en la reanudación, el joven argentino del Liceo, Pablo Álvarez, devolvió la igualada al marcador aprovechando un rechace. Pero José Luis Páez puso el 2-3 definitivo poco después.
Así las cosas, los verdes deben ganar tres de los cuatro partidos que restan. La próxima semana visitan al Noia.
FC Barcelona: Egurrola, Negro Páez, David Páez, Borregán, Carlos López -equipo inicial-, Benito, Masoliver y Panadero.
Arbitros: Pérez y De la Hera. Tarjetas azules acumulativas a Jordi Bargalló, Benito, David Páez, Negro Páez y Carlos López.
Incidencias: Partido de la jornada número 26 de la OK Liga, disputado en el Palacio de los Deportes de Riazor ante unos 2.000 espectadores.
Gol | Minuto | Jugador |
---|---|---|
0-1 | 10 | Carlos López |
1-1 | 19 | Jordi Bargalló |
1-2 | 27 | David Páez |
2-2 | 29 | Pablo Alvarez |
2-3 | 33 | Negro Páez |