BESIBERRI NORTE


DESDE LA PRESA DE CAVALLERS - N 42º 36,320' E 0º 49,574'


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24 de septiembre de 2004

7 de la mañana, volvemos a aparcar junto la presa de Cavallers. Hemos pasado la noche en un hostal de Boí. El Besiberri Nord es el último pico de mas de 3.000 que nos queda en la zona; y dicen que es el más dicícil, vamos equipados con arneses y cuerda por si acaso. Recorremos el embalse de Cavallers por el este para rebasarlo y llegar a los magníficos praderíos del "Pletiu de Riumalo". Buen lugar de acampada. Tres puentes de maderas nos ayudan a atravesar el "riuet d'estany Negre", encauzándonos hacia el oeste, en dirección al visible tajo erosionado por el torrente de Malavesina, afluente del anterior. El barranco parece muy agreste, aunque el sendero está marcado profusamente con cairns. Poco a poco vamos ganando altura caminando por el lado derecho del tor- rente. Antes de llegar a una profunda garganta, el sendero nos obliga a atravesar al otro lado (+-2.260 m.), para seguir el curso del agua por el sur. A nuestra espalda, hacia el oeste y en la lejanía, el estany Negre nos envía reflejos dorados, y nos indica la ruta principal de ascenso a la Punta Alta. El refugio Ventosa y Calvell destaca cerca de su rivera. El día se nos empieza a girar, negros nubarrones nos llegan desde la Val d'Aran. Seguimos el torrente hasta llegar al estanyet de Malavesina, donde la impresionante muralla del cresterío de los Besiberri lo llena todo. En frente nuestro aparece la brecha d'en Peyta, uno de los puntos interme- dios que hemos de rebasar. Una enorme y descompuesta tartera desciende desde ella hacia nosotros, parece el itinerario más evidente. Los cairns y unas trazas de sendero nos obligan a ascender por su izquierda, allí donde las piedras se juntan con las primeras briznas de hierba, facilitán- donos el ascenso. A una veintena de metros de desnivel de la brecha, y a unos 2700 de altura, ya en la base del cresterío, los cairns nos alejan en dirección oeste, por la base del cresterío y por medio de un canchal de enormes rocas. Sube, baja, sube, salta y vuelve a subir; hasta llegar a los pies de la enorme mole que configura la torre del Besiberri Norte en sus 100 últimos metros de desnivel. Ascendemos por la cresta hasta su base. Paredes escarpadas y angostas y verticales chimeneas nos esperan, dándonos a entender que necesitaremos la cuerda. Estamos sobre los 2.900 metros de altitud y los negros nubarrones amenazan aun más con arruinarnoslo todo. Iniciamos la escalada por la primera chimenea, la que se encuentra un poco a la izquierda de la ascendente cresta del lado este del Besiberri. La roca es buena, pero de vez en cuando nos faltan agarres.En algunos lugares el itinerario no esta, a pesar de los cairns, bien definido. La sensación de que nos estamos "encigalando", metiéndonos en paredes de las que no podremos salir, es continua. Después de múltiples dudas, podemos sortear una nueva chimenea y descubrir una vez más las señales del itinerario. Sobre los 2980 m., una pequeña brecha en la cresta nos muestra, a nuestros pies, la impresionante Aubaga del Lac de Mar, y el propio Lac de Mar, con su bonita isla, llamada era Unhola, en medio. Todo ello a unos 800 m. de desnivel más abajo. Las escaladas de IIIª ya llegan a su final con la última chimenea, que nos deja en la angosta cima del Besiberri Nord. Los tres capullos que hemos subido sin utilizar la cuerda, a pesar de llevarla en la mochila, nos damos la mano. Unas fotos rápidas mientras la niebla ya lo cubre todo y empieza a chispear. Hemos tardado 5 h. en llegar a la cima y nos quedan unas 4 para volver al embalse de Cavallers, con los 100 metros de tortuosa pared que hemos de desgrimpar por empapadas y resbaladizas rocas. El capullo acostumbra a tener una naturaleza diferente a la de los demás mor- tales... estos capullos que somos Joan, José y yo, descendemos sin utilizar cuerda, pero los hados nos son favorables y los resbalones anecdóticos. Una vez en la base de la torre, empapados completamente, nos encontramos con dos valientes muchachas que nos preguntaron si la mole que, a pesar de la bruma, se dibujaba ante nosotros, era el Besiberri Norte. Tras nuestra respuesta afirmativa, un par de indicaciones para que encontraran las primeras chimeneas, más la recomendación de dejarlo para una ocasión con condiciones atmosféricas mas favorables, iniciaron una rápida escalada que las alejó de nosotros. La niebla y el calabobos nos acompañaron durante todo el descenso. Mapas Alpina: Montardo y el de Vall de Boí. Libro: Pirineos IV de Miguel Angulo.


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