16 de julio de 2005
Atravesamos todas las edificaciones de los Baños de Panticosa y, al llegar al
fondo del valle, encontramos el refugio de montaña llamado Casa de Piedra.
Estamos a 1.600 metros de altitud aproximadamente y hoy toca una durísima y
prolongada ascensión. A la derecha del refugio, a pocos metros, vemos las
marcas características del GR-11, un rojo y blanco que no nos abandonará
durante muchas horas.
Tomamos un camino ascendente, ya en zigzag, bordeando el río Caldares de
Baños por su izquierda y siempre en dirección norte, hasta abrirse ante noso-
tros un llano que algunos utilizan como zona de acampada. El sendero, repito,
muy bien marcado por el GR-11, nos conduce hasta unos farallones que hemos de
ascender en continuas revueltas que, desviándonos a la derecha, nos llevan a
los embalses de Bachimaña (2.207). Los bordeamos suavemente por su izquierda
hasta llegar al torrente que nutre esos embalses. Hemos de cruzar a su margen
derecho para tomar el sendero que va a los ibones Azules, ya en dirección
oeste (2 horas). Ascendiendo suavemente llegamos, en unos 30 minutos, al ibon
Azul Inferior, donde encontramos una pequeña cabaña metálica con capacidad
para 4 ó 5 personas. Ante nosotros surge la enorme muralla que forman los
picos de los Infiernos, su visión nos hace comprender el motivo por el que le
pusieron ese nombre a esos picos.
Almuerzo, fotos y demás. Las marcas del GR se destacan a la derecha del ibón,
obligándonos a ascender un pequeño contrafuerte que nos conduce al pequeño
ibón Azul superior, que bordeamos por su derecha, siempre en dirección oeste,
a través de bonitos praderíos. El margen derecho del torrente nos conduce
por medio de un pedregal, hacia el evidente collado del Infierno (2.721). Una
vez allí, se abre ante nosotros magestuosamente el profundo lago de Tebarray,
coronado por el pico piramidal de su mismo nombre. A nuestra derecha, en
dirección norte, el GR-11 nos abandona para dirigirse al embalse de Respomu-
so, mientras que nuestra ruta, al encontrarnos en pleno mes de julio y sin
mota de nieve, ha de discurrir casi por la cresta que se nos muestra a la
izquierda, en dirección sur y que, grimpando constantemente, nos deja en la
cima de nuestra primera meta del día, el Garmo Blanco (4 h.).
Desde esta cima localizamos en dirección sur el enorme roquedal que forma el
Infierno Norte (Occidental). Para acercarnos a él descendemos por la derecha,
abandonando la cresta por el lado del ibón de Tebarray y utilizando mucho las
manos, hasta dar con un sendero mal dibujado unos metros más abajo. Seguimos
ese sendero, con multiples zonas de grimpada y marcado alguna veces con
hitos, hasta situarnos a los pies del Infierno Norte. Nuevos hitos nos marcan
el inicio de la pedrera por la que ascendemos grimpando de vez en cuando. Ya
estamos en la cima, cinco duras horas nos han llevado a este vertiginoso
lugar desde el que contemplamos el Vignemale, Balaitus, Garmo Negro y, si nos
esforzamos un poco, hasta las Tres Sorones, reconocibles por el inconfundible
Monte Perdido.
Nos espera una blanca, vertiginosa y estrecha cresta, con el glaciar de los
Infiernos lamiendo su base y el Infierno Central al final de ella como pre-
mio. Tras pasarla ya pisamos la cota más alta del día. Solo tenemos tiempo
para cuatro mordiscos, un sorbo de agua y un par de fotos, pues aun nos queda
el Sur y el Arnales.
Descendemos de la cima por su lado derecho para sortear la brecha del Infier-
no por debajo de ella, es el tramo más sencillo del día. En pocos minutos y
tras alguna grimpada, nos encontramos en el Infierno Sur (Oriental). Nos
acercamos al Arnales siguiendo la cresta, es difícil acceder a él por ese
lugar. Optamos por descender hacia los ibones de Pondiellos volviendo atrás,
hacia la brecha del Infierno y, desde su parte más cercana al Infierno
Central, iniciamos el descenso por un sendero muy mal marcado. Cuidado, la
sensación de peligro es elevada. Desgrimpando continuamente y siguiendo hitos
a veces difíciles de encontrar, llegamos a un nevero situado a unos a 2700
metros, desde el que nos acercamos a la base del Arnales. Es difícil descu-
brir su cima, se trata de una cresta en la que, a su derecha, resalta una
formación rocosa que podría ser su parte més alta, no es así, la cima de este
tresmil (si es cierto que mide tanto), se encuentra en la parte izquierda de
la cresta, en la zona más cercana a la brecha de Arnales. Optamos por ascen-
der por la derecha de la brecha. Mucho trabajo de manos nos lleva, en veinte
minutos, a la cima. El GPS marca 2.986 m. y nos hace dudar, puede que sea la
otra la más alta. Decidimos crestear hasta la otra punta de la cresta por una
zona que nos pone los pelos de punta. Esta cresta es muchísimo más estrecha
que la de los Infiernos y las manos nos duelen de tanto usarlas. Diez minutos
después estamos en esta segunda cima. Nueva desilusión, el GPS marca esta vez
2.983 m., será el Arnales verdaderamente un 3.000?.
El descenso es duro, te preguntas porqué has subido a este pico. Bajas por el
mismo lugar hasta los 2.700/2.800 m., de nuevo en dirección a los ibones de
Pondielos, que los rebasas por su izquierda, muy por encima de ellos, dejando
el collado de Saretas a la izquierda y subiendo al collado de Pondielos para
volver a los baños de Panticosa por el barranco de Argualas... Interminable.
Tras 11 horas llegamos de nuevo a los baños, con el cuerpo molido y deseando
tragarnos unas cuantas cervezas... Quién ha de conducir?.
Mapa recomendado, Alpina: Panticosa Formigal.
Libro recomendado: Pirineos 1000 ascensiones II. Editorial Elkar.
|