Con
el tiempo, aprendes la sutíl diferencia que hay entre
tomar
la mano de alguien y encadenar a un alma.
Y aprendes
que el amor no significa apoyarte en alguien, y
que
la compañía no significa seguridad.
Y empiezas
a entender que los besos no son contratos,
ni
los regalos promesas.
Y empiezas
a aceptar tus derrotas con la cabeza en alto, con
los
ojos bien abiertos, con la compostura de un adulto, no con el
rostro
conpungido de un niño.
Y aprendes
a construir todos tus caminos, en el hoy, por que
el
terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con
el tiempo, aprendes que incluso los agradables rayos
del
sol queman, si te expones a ellos demasiado.
Por
lo tanto, siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma,
en
vez de esperar a que alguien te lleve flores.
Y así
aprenderás que en realidad puedes sobrellevarlo todo...
que
en verdad eres fuerte. Y que en realidad vales mucho.