Esas Alas
de Estaño
A veces, mi escape
son tus ojos.
El carácter heliocéntrico
del sol en tus pupilas
me ayuda a volar
cual Icaro
entre bosques de mar
y de cielo.
 
Paso Uno
Avanzando lentamente,
me doy cuenta
de que el aura
que te rodea
sostiene también mi vida,
que a su vez pende de un hilo:
la certeza de que existimos,
y esto no es sólo
una malvada jugarreta
de un ser demoníaco
y paradójicamente superior.
 
Y el paso dos...
¿Puedo mirar
las estrellas?
¿Me dejas?
De repente,
tu sombra es más grande
y oscurece todo
mi campo de visión.
De repente,
tu silueta me asusta,
y deso esconderme
de lo que ha sido
mi escape,
de la cosmovisión
que me limita
como un muro a la prisión.
 
El paso tres
Te ves hermosa
con esas alas de estaño
que te has puesto esta noche.
Lástima que a tu paso
mueran las ilusiones
y los pájaros cesen
en su búsqueda del sur.
Doscientos árboles
con sus naranjas te esperan
sin embargo,
en el jardín paradisíaco
que he creado para ti
en el transcuso de mis días.
El ángel no me defraudara
después de todo.
 
Paso cuarto.
Múltiples vidrios de colores
dejan entrever el corto camino
que me espera.
Eternas vacaciones
en el sonido
me acompañaràn
como siempre lo han hecho,
como alguna vez
lo hiciste tu.
 
Paso Cinco: la Caída
El viento
domina mi rumbo,
mis ropas flamean
y siento tu voz
en mis oidos
el susurro de un adios
nunca pronunciado
ni descartardo
A través de mis sienes,
pasa fugaz tu recuerdo.
 
Felipe Zilleruelo
IVºC "Zona Humanista"

Poesía ganadora "Semana Ignaciana 1998"
Nivel Terceros y Cuartos Medios
 
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