Arequipa: El que siembra vientos
El refrán popular es demasiado viejo y demasiado sabio: Quien siembra vientos, cosecha tempestades; Alejandro Toledo está cosechando las tempestades que sembró irresponsablemente durante su campaña electoral. Porque la madre del cordero podría estar ahi, en sus alegres ofrecimientos, en la venta de su alma al diablo con tal de conseguir la presidencia de la República. Lo único que quería Toledo y su troupe, -incluyendo lógicamente a su esposa Eliane Karp, la vanidosa por excelencia-, era llegar al poder.
Eso es lo primero que le enrostran los arequipeños, ¿por qué Ud. dijo que no iba a privatizar las empresas generadoras de electricidad del sur, Egasa y Egesur, cuando los días febriles de su campaña?. No sólo lo dijo en sus discursos deslenguados, sino que lo documentó. No voy a privatizar, dijo y escribió, pero luego, ha privatizado No es, finalmente, que Arequipa -con su alcalde Guillén a la cabeza-esté en contra de la privatización a raja tabla. Lo que los dirigentes de la protesta quieren es que se haga una consulta popular y que la decisión que se tome sea democrática. ¿Acaso no se dice que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo?. El pueblo de Arequipa quiere que se le consulte, que se discuta bien si conviene o no conviene a sus intereses esa privatización. El régimen de gobierno anterior fue acerbamente criticado porque sus medidas fueron de fuerza, nunca se consultó nada y aunque eso no ocasionó su caída fue , sin embargo, una de sus más grandes debilidades. Es una lástima que lo que está ocurriendo en Arequipa desborde los límites de una protesta cívica y se esté cayendo en el vandalismo y el pillaje, en los asalto a locales públicos, etc. Esto desmerece el acto legítimo de una protesta popular, son hechos sumamente criticables, injustificables aunque sí explicables. En toda protesta popular siempre hay instintos de lumpen. Pero, fuera de esto, Arequipa tiene toda la razón del mundo para protestar. No es que no quiera que se le privatice su empresa eléctrica, lo que quiere es que se le consulte, porque a las autoridades y el pueblo, no les parece conveniente hacerlo ahora. Una de las razones fundamentales, acreditadas por el congresista Javier Diez Canseco, es que Egasa no está en quiebra, no tiene cuentas en rojo, al contrario; pero, además, cuesta más de lo que anteayer han pagado los compradores belgas en una ceremonia realizada a la velocidad del rayo. Este es el mayor despropósito cometido por el gobierno de Toledo durante estos meses de descalabro. En primer lugar, realizar la venta por menos precio de lo que habría sido más conveniente y lo que es peor, desafiando las pretensiones de todo un pueblo y no las mil quinientas personas que desatinadamente ha calculado el Ministro de Gobierno. Preguntemos, ahora: ¿de qué democracia hablan los gobernantes?. Se llenan la boca de decir que el Perú ha recobrado su institucionalidad. Pero, ¿en qué consiste era recuperación?. En nada, tanto que hasta se ha consentido que todo un pueblo se soliviante y le cree un grave problema de gobernabilidad al Perú. Por supuesto, que el gobierno puede superar la situación: Estado de sitio y más policías, y punto, aunque tendrán que pensarlo dos veces, pues la nevada que distingue a los arequipeños es muy brava. Alguna autoridad se ha levantado a decir que no le pueden estar consultando todo al pueblo, pero la privatización de una empresa no es cualquier cosa. Si el gobierno cree que tiene la razón, pues, de eso se hubiera tratado, de hacérselo comprender a las autoridades de Arequipa. Pero, no ha sucedido asi y ahi tienen un enfrentamiento Gobierno versus todo un pueblo históricamente rebelde cuando ha sentido que la prepotencia quiere tener mas validez que razonabilidad. Es muy grave lo que está sucediendo en el sur del país; se ha despintado aún más la imagen que el Perú tiene en el mundo de la inversión extranjera. Tan grave, que según noticias frescas, Bolivia está a punto de entregarle a Chile el traslado de sus minas de gas para comerciarlo en el extranjero, cuando por razones históricas se lo debió dar al Perú. Lo cual relfeja, por otro lado, que los intereses económicos valen más que cualquier argumento histórico, en la vida de los pueblos. Chile recibirá una gigantesca inyección para mejorar su economìa que lo pondrá aún más poderoso de los que cree estar o es, para colmar sus ambiciones no sólo de liderazgo. Sus conductores históricos siempre soñaron con que Chile debería liderar a América Latina: con esto del gas, ya tienen bastante para consolidar aquellas pretensiones premonitorios. Ojalá, Bolivia no tenga que arrepentirse nunca de haberles entregado esta concesión olvidándose de la deuda que le tienen los chilenos y de la que tiene con nosotros. Pero, en fin, está es harina de otro costal. Ahora, lo que tenemos que hacer urgentemente es buscar la soluciòn a los problemas de Arequipa. Porque Arequipa, no es Tumbes, no es Huancayo, no es San Martín, no es Lambayeque. Los arequipeños no son fáciles de convencer. Son tercos y hasta se pasan de la raya cuando ahora, por ejemplo, dentro de sus gritas consignan el desconcimiento a la presidencia de Toledo. A qué nivel ha llegado la imagen de este pobre ciudadano engolosinado, irresponsable y vanidoso. Creyó que sólo adoptando poses de payaso pudo gobernanr un país con tantos problemas, tan hondos, tan complejos y tan variados. Nunca pensaría que el tiro le iba a salir por la culata. No se trata de desconocer su liderazgo y, al contrario, resulta razonable consolidarlo. Pero, en primer lugar, debe salir a pedirles disculpas a los arequipeños, que levante la venta de Egasa mientras se ventilan asuntos judiciales y de convencimiento ciudadano y luego, que privatice las empresas si asi fuera conveniente. Que las autoridades del gobierno no salgan a ofrecer declaraciones burlescas, despectivas, impolíticas. No se puede jugar con fuego. Lo que pasa en Arequipa, hasta cuando pergeñamos estás líneas, es sumamente grave. Toledo debe dar
marcha atrás; sería mejor que siguir encaprichado. El
dar marcha atrás sería tomado como un signo de entereza
de gobierno y no de debilidad. Total, la privatizaciòn la puede
realizar después sin problemas. Mientra tanto, por ahora, hay
que hacer todo lo posible por apagar el fuego del Misti, aunque sea
a baldazo limpio. |