Bienvenido, Mr. Bush

 

Como lo cortés no quita lo valiente, pues, bienvenido, señor presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, el país más poderoso de la tierra. Bienvenido, señor Bush y ojalá que su visita a nuestro pobre país nos deje algo para recordar.

Esperamos que su anfitrión, el presidente Alejandro Toledo sepa aprovechar su visita y obtenga de Ud., algunos favores en beneficio de la comunidad peruana. No por su linda cara y porque se admiran entre ustedes, sino por las necesidades imperiosas que tenemos de superivencia.

Aunque es improbable que eso suceda porque todos sabemos que a ningún presidente norteamericano jamás le interesó verdaderamente Latinomérica. Hubo un presidente que se llenó la boca cuando creyó acuñar un apotegma: "América para los americanos"; Roosevelt pretendió inventar una fórmula mágica, la de las tres AAA; y el presidente Kennedy se inclinó bastante hacía los pobres países de este lado del continente. Su hermano Robert estuvo por aquí en viaje de muy buenas intensiones, pero a ambos Kennedy, los mismos norteamericanos se encargaron de matarlos a tiros. O sea, además, el terrorismo no es un invento de los países pobres o ignorantes, aunque sí oprimidos. Estados Unidos tienen en su haber un montón de asesinatos de típica manufactura terrorista.

Es una lástima que Bush venga cuando en el Perú, las papas queman. El mismo día de la tragedia de El Polo, todo el sur del país, Arequipa a la cabeza cumplía 24 horas de huelga en protesta por incumplimientos e irresponsabilidades del presidente Toledo. Mientras, en Lima, los deudos de las víctimas fatales del terrorismo, encendian velas ante sus féretros, en Arequipa los huelguistas prendían fuego emblemáticamente a llantas inútiles para iluminar una ciudad amarga por cuyas calles no circulaba ni un gato.

Mientras, las autoridades del Ministerio del Interior y los polícias con uniforme o sin él, barajaban hasta 5 hipótesis sobre quienes podrían ser los autores de este nuevo acto demencial, Bush declaraba en la Casa Blanca, que dos terroristas pichiruchis no lo van a asustar. Muy bien, respuesta esperada, no corajuda, sino obligada. En efecto, Bush no tenía por qué anular su viaje. En primer lugar, vigilarán su estada en Lima, cientos de policias nortamericanos James Bond, por tierra y por aire; en segundo lugar, anular el viaje habría significado tenerle miedo al miedo, cuando él viene de experimentar una cosa diabólica, la del 11 de setiembre; y, en tercer lugar, no puede frustrar un viaje que de todos modos, debe tener connotaciones ventajosas para él más que para nosotros; nadie conoce su agenda porque es supersecreta, aunque se presta a varios tipos de especulación.

Porque la pregunta que nos hacemos muchos de nosotros es ¿Por qué, de buenas a primeras se le ocurre al presidente Bush visitar el Perú?. ¿Que nos ve de bueno como para venir: Yanacocha, Machupicchu, el APTA, Cabo Blanco, qué?. ¿De qué manera nos podría ayudar, solicitando que los agiotistas nos anulen la Deuda Externa? ¿Tanto vale la amistad que dice sentir por Toledo según lo ha declarado lo que lo impulsa a venir?. ¿Nos podría prestar ayuda desinteresada o viene a sugerir un viajecito a Cabana para conocer donde nació este Pachacutec de leyenda?.

Realmente, muchos de nosotros, que no somos analistas políticos ni siquiera suspicaces profesionales, pensamos en que si el presidente Bush tiene deseos de ayudarnos a resucitar, eso lo podría hacer desde su sillón de la Casa Blanca, ¿a qué darse el trajín de venir hasta acá, en momentos tan acuciantes como los que estamos atravesando los peruanos?.

Mientras tanto, el presidente Toledo debe dejarse de bravatas y ordenar aunque sea engoladamente "a mis Ministros" incursos en este tipo de problemas a acelerar realmente las investigaciones para dar con el o los grupos delincuenciales que pretenden sembrar otra vez el caos en el país.

Y luego y, por supuesto, pensar que el remedio no está solamente en eso sino en buscar la forma de solucionar lo más rápidamente posible los problemas que ocasionan esta reacción ciudadana ante el hambre y el desempleo, aunque aclarando que para eso no se precisa del anfo ni la dinamita. No olvidar, sinembargo, que en toda sociedad siempre hay delincuentes proclives al terror como única solución.

"Hoy ya no se legisla para acrecentar la vida sino para administrar lo mejor posible una muerte que está ahi, que depende de la sensatez o el delirio de un gobernante y que se cierne, cual moderna espada de Damocles, sobre nuestras cabezas", advierte el estudioso Eduardo Haro Recglen, en "Sociedad y Terror"..

Ojo, entonces, gobernar un país, afrontar el fenómeno del terrorismo "depende de la sensatez o el delirio de un gobernante".

index.gif (10218 bytes)
1