¿"Chavez" o no "Chavez"?

 

El caso venezolano del "presidente Chavez" que los especialistas debieron haber tomado con la parsimonia propia de estos desfases democráticos propios de nuestra incipiente, desaforada, caótica, inombrable, idiosincracia democrática latioamericana, ha caído más bien, en la tragicomedia de la chacota que en la seriedad del análisis político.

Hace dos noches, en un programa cómico donde del chiste a menudo se convierte en excelente pedagogía política, a una pregunta de ¿qué opina usted de lo que dijo el presidente Toledo sobre su ex colega presidente Hugo Chavez de Venezuela?, el congresista Antero Flores Araoz respondió secamente, que Toledo perdió una excelente oportunidad para quedarse callado. Toledo había expresado no bien se propinó el "golpe", que "Chávez nunca fue santo de mi devoción", en clara metáfora de que nunca estuvo de acuerdo con él ni menos con su comportamiento político.

Cuarentiocho horas después, Chávez regresa a Palacio en olor de multitud. Y entonces, en el programa cómico, presentan a Toledo imitándo su voz y su idiosincracia a la perfección: "Bueno, yo siempre he dicho que Chávez es un excelente gobernante y muy amigo mío. Yo mismo voy a ir a Caracas a felicitarlo pesonalmente". O en otras palabras, mejor habría sido que Toledo no hubiera dicho nada, se hubiera callado la boca, para no volver a meter la pata como está acostumbrado a hacerlo. Pero, en fin, para los peruanos y mucho más para los extranjeros, esto ya no llama la atención porque es pan de todos los días; al fin, una raya más al tigre no lo va a cambiar en absoluto.

Esta excelente parodia de los humoristas del conocido programa de televisión nos deja una parábola que siempre debemos tener presente. La sabiduría popular tiene un refranero que habríamos de dominar para no caer en el disparate. La conseja dice: "Del árbol caído, todos hacen leña". No bien Chávez rodó hacia el vacío, muchos se mofaron de su caída mientras otros, hasta quemaron cohetes celebrando su destitución.

Pero nadie imaginó, a nadie se le pasó por la mente ni siquiera por un segundo, que Chávez pudiera regresar despúes de haber sido sacado casi en vilo, de palacio de gobierno.

Mientras los puristas en las instituciones de las siglas a menudo inútiles, como la OEA y hasta la ONU, mientras en las secretarias presidenciales o en los escritorios de los periodistas orondos ellos, se barajaban razones, causas y futuros del "golpe de estado venezolano" al que no sabían cómo calificar porque técnicamente no lo era, el pueblo caraqueñó salió a las calles e hizo retroceder a los golpistas.

Generalmente, estos siempre son: o militares gorilescos, o empresarios multimillonarios que ven inminentes peligros a sus inversiones, o presiones internacionales a menudo norteamericanas. Si aquellos no movieran el piso nada de eso ocurriría, los gobiernos seguirían sus turnos hasta que San Juan baje el dedo, porque el pueblo, las masas, no tienen tiempo para ocuparse de los gastos millonarios en arreglar la manción de los Toledo en Palacio de Gobierno, por ejemplo; ello sólo se preocupan de que hoy no les sea difícil llevar un pan para sus mesas.

Es cierto que el presidente Chávez no es un estadista ortodoxo. Más que hablador es parlanchin, pero lo que dice tampoco son tonterías. Se quiera o no se quiera entender, su discurso es nacionalista, antiimperialiasta, popular. Tiene los ingredientes básicos de una especie de marxismo a lo bruto y fiel cristiano. Pero, es enardecido, está contra los ricos que son miserables en su feroz comortamiento como amasadores de dinero, agitoistas. Ellos, algunos de ellos, porque no todos son de esa misma ralea, han sido los que atizaron la hoguera y empujaron a Chávez para que sucumbiera. Pero, militares honestos que veían en esa actitud una inmoralidad y un salto al vacío luego de patear la democracia, no aceptaron el "golpe". Y entonces, para refrendarlos el pueblo salió en masa, miles de miles salieron a las calles caraqueñas a rescatar al caído.

¿Qué dirán ahora, quienes tuvieron la demagógica idea de anunciar a gritos que "a partir de este momento suspendemos el envío de petróleo a Cuba". Mientras más de medio mundo está contra la ley de condena por hambre decretada por los Estados Unidos para ahogar a Cuba, aquellos venezolanos que se creyeron dueños de la República venezolana pretendieron cooperar con los enemigos de la isla.

Ahora, es seguro que Chávez volverá a cumplir con su tarea de ayudar a Cuba, mientras vera con tristeza que el Perú, pobre Perú, jala la soga para que el nudo corredizo ahorque más rápidamente al gran país de Martí.

¿"Chávez o no Chávez"?. Yo así "che", que el presidente Hugo Chávez ha sido restituído y que la democracia ha sido resituída y que la Constitución venezolana ha sido restituída y que latinamericanos, con toda la poca voz y voto que tenemos en las grandes decisiones de nuestro propio destinao, estamos contentos de que eso haya sucedido.

Aquí también, podría ocurrirle algo semejante al presidente Alejandro Toledo, pero aun los que estamos hartos de sus torpezas, de sus incapacidades e ineptitudes para gobernar, no lo deseamos; ni siquiera nos imaginamos que los generales inmoralmente destituídos de la FAP, -ver programa de Hildebrand del lunes reciente-, que los millonarios pro-Miami, o algunos politiqueros insensatos, lo intenten cargar al Frontón porque, felizmente, ya ni el Frontón ni los "golpes" existen en nuestro país, pobre país.

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