Chile y el Armamentismo

 

Manuel Jesús Orbegozo

Antes de que Chile ejecutara definitivamente la compra de los aviones
F-16, en la mira del armamentismo real, escribí la nota que publico a continuación, la cual no pudo aparecer en su debida oportunidad por diferentes razones. De todos modos, deseo hacer pública la idea que tengo sobre la situación actual de nuestras relaciones con el vecino país del sur:

"Mientras los pobres peruanos discutimos, aún en áreas extranjeras, sobre la nacionalidad del pisco de uva, los chilenos se arman.

Mientras los pobres peruanos discutimos aún si el Acuerdo de Paz con el Ecuador debe anularse o no, Chile se arma.

Chile ejecuta un plan estratégico semejante al que precedió a la Guerra del Pacífico, y refuerza su armamento. ¿Para qué?. "La organización, el equipamiento y el entrenameinto de una Fuerza Armada que entra en conflicto... son resultado de las previsiones del planeamiento estratégico efectuado con varios años de antelación, desde épocas de paz", recuerda Edgardo Mercado Jarrín, -uno de los militares peruanos que más conoce la geopolítica latinoamericana-, en referencia a la doctrina Portales y los sucesos de 1870. Y ¿acaso, no se podría esta haciendo ahora lo que se hizo entonces?. Sólo Dios y los chilenos lo saben, es cieerto, pero los peruanos deberíamos imaginarlo, siquiera.

Mientras nosotros discutimos sobre nuestras miserias interiores, -excelente caldo de cultivo para sacar ventaja-, Chile se arma.

Mientras algunas autoridades chilenas intentan dorar la píldora del aramentismo con declaraciones sutiles, otras autoridades son más expeditivas: "Chile es soberano y puede comprar los aviones que se le venga en gana", dijo francamente la Ministra de Relaciones Exteriores de Chile, María Soledad Alvear, cuando le preguntaron si su país comprará o no los aviones F-16, una especie de manzana de la discordia.

Mientras el pobre presidente del Perú y sus a lateres gastan su saliva dentro y fuera del país implorando a los gobiernos latinoamericanos para que no se armen, please, a Chile no le inteesa la súplica; chilenamente se arma.

Y, como dice la ministra Alvear, Chile puede hacer lo que le venga en gana. Prevalece un poco la prepotencia o soberbia genética que nos recuerda la empleada contra nosotros antes, durante y después de la Guerra del 79.

Claro que el senador Jorge Pizarro alegó que no se trataba de una carrera aramentista sino de tener unos avioncitos más porque sus pobres y débiles Fuerzas Armadas están menos y peor armadas que el Perú. No importa que se hayan publicado tiempo atrás, estadísticas que desmienten rotundamente a Pizarro.

El problema ahora es: ¿Se puede permanecer indiferente ante lo que dice o hace Chile? . Históricamente, no. Hombres públicos de hoy, como de ayer -Jorge Basadre, para poner un sólo ejemplo-, dicen que no. ¿Se le puede creer a un país cuyas necesidades geopolíticas no quedaron satisfechas luego de arrebatarnos -a Perú y Bolivia- inmensos territorios en el 80?. Pareciera que no. Porque, ¿para que "renovar" armamentos con tanta precipitación cuando nuestros otros vecinos se muestran pacifistas notorios?.

Chile compra más barcos y también más aviones, porque ahora la guerra se puede ganar por aire antes que por mar. A finales del siglo XIX, Chile adquirió los blindados "Blanco Encalada" y "Cochrane" con lo que superó a nuestra "Independencia" en cuatro veces más la potencia marítima de entonces. El Perú dejó de comprar un poderoso acorazado a Turquía, con lo que se produjo el desequilibrio de fuerzas; es que Chile intercedió ante el Sultán turco para que no nos vendiera nada. Por entonces, ya funcionaba un excelente Servicio de Inteligencia mejor que el nuestro. De esa manera, Chile resultó más poderoso en el mar, como ahora intenta hacerlo en el aire.

Por eso, una especie natural de resquemor reaviva los recuerdos del comportamiento chileno en aquella infausta contienda.

El ministro Loret de Mola, entre algunos otros pocos, dijo que si Chile compra los F-16 será muy difícil que se cumplan los ofrecimientos pacifistas del presidente Lagos. Claro que será difícil dada la desventaja política, social y económica y luego, militar, por que la atraviesa el Perú, situación semejante a la del Perú del 70. Otro ministro que ya tiene sus dudas es García Sayán aunque éste cree que no importa que Chile se arme, el Perú, no lo hará.

Hace más de diez años, ante una pregunta de que si Chile se armara, el Perú también debería hacer lo mismo, el historiador Pablo Macera contestó rotundamente que sí. Las cosas en diez años no han variado en nada como para que se pueda cambiar de opinión.

Hay entre nosotros un espíritu preocupante de la actitud chilena posiblemente alimentada por el militarismo, pues se vio que, por lo menos en la Cámara Baja, 33 chilenos votaron porque se pospusiera la compra de los aviones, y 5 apoyaron. Se sugirió que tanto dinero se pusiera a disposición del gasto social. O sea, algo así como lo piden románticamente las autoridades peruanas.

El caso es que nosotros no tenemos ninguna estrategia nacional. Los chilenos, sí, la tienen desde los días de Diego Portales. Chile, como los judíos desde el punto religioso, creen ser los elegidos de Dios. "Chile debe ocupar entre las naciones de América, un lugar rector" y, por lo tanto, "Chile debe planear su política teniendo en cuenta tan sólo el provecho de Chile", afirma Portales. "Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decicisivos... Debemos dominar para siempre en el Pacífico; ésta debe ser su máxima ahora y ojalá la de Chile para siempre", forma parte de la doctrina filosófica de Portales, seguida aún por Pinochet. El Perú, pobre Perú, sólo planifica para Cabana.

Increiblemente, sin darle un ápice de valor al pasado, nuestras más altas autoridades, tienen al gato por despensero, es decir, asesores o consejeros chilenos quienes sin querer queriendo se enteran de todo lo que pensamos y hacemos los peruanos en todos los ámbitos, aun en aquellos a los que muchos de nosotros no tenemos ni siquiera el más mínimo acceso.

"Asesores chilenos son mercenarios" publicó el diario Correo en su primera página, en días pasados, las declaraciones de Hugo Otero, un experto de reconocido ministerio. Y el ex canciller Gonzáles Posada afirmó también en el mismo diario: "Que Toledo tenga asesores extranjeros colisiona con la seguridad nacional".

No es que estemos echando más leña al fuego. Tampoco es cuestiòn de chauvinismo trasnochado. Pero, lo que hace o pretende hacer Chile al rearmarse, crea sospechas legítimas a sabiendas de que el Perú está con los brazos caídos. Las noticias que nos llegan sobre la inminente compra de los aviones F-16 no es una gracia sino el serio comienzo de una real carrera armentista; de hecho, Chile quiere armarse, se arma.

Y, ¿para qué armarse?. No es necesario ser un agudo analista geopolítico ni un resentido social ni un politico populista. Cualquier peruano que conozca dos líneas de la historia de la Guerra del 79 y sus consecuencias, -no digo los tacneños- puede darle la respuesta correcta a esa pregunta".

Eso escribí hace tiempo. Ahora, la noticia sobre la compra de los aaviones ya no es noticia y más bien es un hecho irreversible: Chile ya compró los aviones F-16, mientras dos chilenos siguen siendo confidentes del presidente Toledo en Palacio de Gobierno, como colaboradores del Servicio de Inteligencia que está armando el país del sur para futuras eventualidades.

Mientras nosotros seguimos discutiendo si el pisco de uva es peruano, "chita la payasá!

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