El mea culpa de Toledo

 

A mi me pesa, pésame Señor, pésame Dios mio, el no reconocer a Saraí, pero Tú, como nadie, conoces el problema. En mi mensaje del 28 debí haberme referido a este caso, como lo esperaba todo el mundo, pero, lo callé adrede porque, Tú sabes, Señor, que me faltan fuerzas para hacerme el ADN. ¿Para que ocultártelo, Señor, cuando Tú lo sabes bien?. Conoces que Eliane tiene su carácter, por más que quiero armarme de valor y de una vez por todas reconocer a Saraí, siento miedo, Señor, para qué voy a negarlo. No miedo al que dirán, sino al que dirá Eliane, ella tiene su genio, es una belga muy brava; Señor; nunca pensé que esto me iba a traer tanto problema. Alvaro sabe que ésta es la pura verdad, aunque nunca debió revelarla públicamente. Eso me dolió mucho, eso nunca se lo voy a perdonar aunque sea el hijo de mi amigo Mario. Como él insiste en lo de Saraí, he visto con buenos ojos que le dicten orden de captura, aunque sé que eso no le va a tapar la boca, Alvaro es terco porque es joven, igual que el pobre diablo de Bayly. Claro, Señor, me pesa estar quedando mal con todo el mundo, porque tanto nacional como internacionalmente se está seguro de que yo soy el padre de Saraí y, además, un problema personal se ha convertido en un problema de estado, según las encuestas. Qué diran mis amigos, Chirac, Bush, que dirán los reyes de España, me siento muy avergonzado; no creas que no deja de dolerme saber que Lucrecia tenga que estar yendo y viniendo de Herodes a Pilatos en busca de justicia y los jueces, en especial los amigos míos, tengan que mandarla al desvío, eso me duele más que haber nacido en Cabana, Señor, ¿Cómo no va a dolerme?, ¿Acaso no soy un ser humano?. ¿Acaso no vengo desde abajo donde la justicia no funciona sino sólo para los de arriba?. Señor, por favor, tienes que ayudarme a resolver este problema. Y no sólo por hacerle caso a Lourdes ni a todos los peruanos que no son mis ayayeros, sino porque es cosa de hombría. No creas que yo no tenga sangre en la cara, la tengo, Señor, por eso te pido que me ayudes a resolver este enredo cuánto antes y de una vez por todas, reconocer a Saraí. Ablanda el corazón de Elliane, Señor, te lo pido a ti y de paso, al Señor de los Milagros y a la Beatita de Humay.

Pésame, Señor, pésame Dios mío, de no haber dicho nada sobre las privatizaciones en mi discurso ante el Congreso, el sábado 28. ¿Sabes, Señor?, yo no quize tocar el caso de Arequipa, porque esa no es una piedra en el zapato, sino un cuchillo atravesado en el corazón. Tu sabes más que nadie, Señor, que yo quería privatizar las empresas eléctricas del sur para tapar tremendos forados que hay en la hacienda pública e incumplimientos con la Deuda Exeterna, y de paso ayudar a los arequipeños, pero no supe ser franco con ellos, nos los supe adormecer con más promesas, y entonces, estos saltaron hasta el techo y me humillaron, Señor, porque considero una humillacion el haber tenido que agachar la cabeza y permitir que mis ministros negociadores regresen con el rabo entre las piernas. En primer, lugar, nunca me imaginé que José Manuel y los characatos fueran tan bravos, tan tercos, y por eso, ordené la privatización a como diera lugar; ahora, estoy en un callejón sin salida; nadie quiere las privatizaciones. Claro, Señor, Tú sabes bien, que las privatizaciones no sirven de mucho, -salvo para salir de apuros financieros-, pero de todos modos es una receta del liberal FMI que le rinde buenos resultados, aunque los países pobres que privatizan se empobrezcan más. Tú, sabes, Señor, que debe haber otros caminos, ayúdame, Señor, a encontrarlos, pero que sean distintos a los que señalan Lourdes, Alan o Julio Cotler. Ah, me olvidaba, perdóname, Señor, que por mi culpa hayan muerto dos jóvenes arequipeños cuyo único pecado fue protestar contra la demagogia y la mentira, debo reconocerlo plenamente. Perdóname, mi Dios.

Pésame, Señor, de todo corazón, el no haberme comunicado bien con mi pueblo al que debí informarle que el fujimontesinismo nos dejó en la última lona, todo el Perú hecho una miseria. Esa mafia maldita es la única culpable de mi gran fracaso, yo tengo pasta de buen presidente, aunque Tú también lo dudes. La mafia nos dejó un país lleno de deudas, de terrorismo, de delincuencia, de barras bravas, de secuestradors; de jueces, Fuerzas Armadas y Policiales corruptas; entonces, todo he tenido que intentar resolverlo trabajando las 24 horas del día, aunque sea pagando sueldos millonarios a mis colaboradores como nunca jamás se pagó en la historia de la República. Había mucho trabajo qué hacer. A tí te consta, Señor, que yo mismo tuve que asignarme la miseria de 18 mil dólares de sueldo mensual para satisfacer mis más elementales necesidades, pérdoname, Señor si es que a tí esto te parece una exageración.

Mea culpa, mea culpa, Señor, me pesa de todo corazón, pero, todo se va a arreglar a partir de mañana. En mi discurso de dos horas, claro,- mis enemigos dicen que payasesco- pronunciado con mi voz única, porque así no habla ningún indígena de cualquiera de las tres regiones, todo se va a arreglar. Todo el país va a mejorar. Casas baratas, ATPA, reformas en el PJ y las FF.AA y otros proyectos, Aunque, no estén de acuerdo Lourdes, la CONFIEP, y Alan diga que ofrecer un millón de empleos es pura demagogia, yo les voy a demostrar que no. He tomado profundas medidas de reactivación económica, social, y sabias políticas, por ejemplo, ya no habrá más pandillaje ni accidentes de tránsito, ni desastres en los discotecas; enviaré un proyecto de ley sobre las acciones de amparo. De esta manera ni las discotecas, ni la U, ni Saraí van a poder intentar mecernos con sus habeas corpus.

A mi me pesa, pésame, Señor, pésame, Dios mio, de todo corazón de haberos ofendido, pero a partir de mi discurso, te ofrezco nunca más pecar (mentir),etc.

index.gif (10218 bytes)
1