Errores de EE.UU. e Israel

 

Los Estados Unidos de Norteamérica no descansan de cometer graves errores
políticos, tanto estratégicos como tácticos, sin que haya nadie quien los
pueda detener. Claro, es la potencia más poderosa del mundo y, por lo tanto,
¿quién se atreve a ponerle el cascabel al gato?. Nadie. No hay ratón capaz
de semejante proeza: por lo tanto, el presidente George Bush, -igual que su
padre-, sigue tomando sus propias como equívocas decisiones, y punto.
Se decidió atacar al pobre Afganistán so pretexto de exterminar a Bin Laden,
el presunto autor intelectual del desastre de las Torres Gemelas, pero hasta
ahora, -aparte de que no puede darle cacería-, sigue incurriendo en errores
o crímenes de lesa humanidad, como se le debe calificar si no se quiere
dorar la píldora.

El cable nos ha traído la noticia que en días pasados, uno de sus halcones
erró la puntería y dejó caer sus bombas mortífieras sobre una aldea
indefensa en las escarpadas regiones afganas al noreste de Kandahar que nada
tiene que hacer con Bin Laden ni los talibanes. Los vecinos del lugar
estaban festejando una boda. Ciudadanos locales celebraban sus matrimonios
cuando en esto, la esquizofrenia de un cazador norteamericano del safari,
hizo su agosto: más de ciento veinte afganos entre muertos y heridos y el
inconsolable lamento de toda una aldea que de este modo, pasa a incrementar
las maldiciones contra Bush.

En los pobres países tercermundistas, como el nuestro, se cometen crímenes
punibles; señalemos, por ejemplo, el de La Cantuta y entonces, nos quejamos
como si se hubiera partido en dos el universo de los DD. HH. Por supuesto
que lo de La Cantuta es una violación a esos derechos: claro que es un
crímen gravísimo, claro que hay que castigar a los culpables una vez que se
los reconozca, se los juzgue y que les caiga todo el peso de la ley. Pero,
ahora, que no son diez ni veinte, sino por lo menos -40 dicen los EE. UU-, o
tal vez cien los muertos en esa agreste e inocente aldea de Afganistán y se
sabe qué piloto es el que soltò la bomba y los exterminó, ¿irán a
enjuiciarlo y a condenarlo a 20 años de prisión?. ¿Se rasgarán las
vestiduras los guardianes de esos derechos que ahora, en buena hora, están
esparcidos en todos los lugares de la tierra?

¿Condenaran al cazador por violación de los Derechos Humanos?. ¿O no se han
violado esos derechos?. ¿Qué podría alegar el abogado defensor, qué fue en
defensa propia?. ¿Defenderse de quién?. ¿Quiénes atacaban al piloto o a los
EE. UU:? ¿Los novios?. ¿Los asistentes a la boda, armados hasta los dientes
con metralletas de última generación?. ¿No eran indefensos y la boda una
pobre ceremonia de humildes campesinos subtercermundistas?.
Estados Unidos sólo pedirán disculpas y proseguiran cometiendo graves e
injustificables errores. Y nadie le dirá nada. O mejor dicho, todos le
dicen, pero el hace caso omiso. Recientemente, Bush dijo que él propiciará
la creación del estado de Palestina si es que Yasser Arafat renuncia a ser
el presidente; pretensión increible

Increible propuesta del presidente Bush. ¿Acaso de él depende que los
palestinos tengan su Estado y de él depende que Arafat deje la arena
política, cuando el no es palestino?. Pretensión insolente.
Lo que el presidente Bush tiene que hacer es presionar a Israel para que
cumpla con las ordenanzas de las Naciones Unidos, que ya deben ser miles,
para que abandone los territorios invadidos por sus soldados y sus tanques.
No hay otra alternativa, como lo sabe todo el mundo. Lo demás es
antihistórico y está basado sólo en la prepotencia y el lenguaje de las
armas.

Claro que la violencia es condenable venga de donde viniere. Por supuesto
que la violencia árabe es condenable, pero, al final de cuentas, los
palestinos no tienen otra forma de responder frente al comportamiento
equívoco de un país, acaso el más poderoso del Medio Oriente, porque dispone
de más armas que todos los demás.

También es un error de autoridades ejecutivas israelitas no dar marcha atrás
en sus pretensiones de conquista. Si ellos desocuparan los territorios
invadidos, se acabaría el problema del terrorismo. ¿Para qué les serviría el
terrorismo a los del Hamas?. ¿Para qué el suicidio de jovenes palestinos que
ni siquiera han bebido una cuarta parte del licor de la vida?.

Estoy leyendo un artículo del conocido periodista César Lévano, de la
revista Caretas, donde recuerda el siguiente episodio escrito por Rodolfo
Walsh: "En lo que a mi concierne "ha dicho Moshe Menuhin, "mi religión es el
judaísmo-profético, no es el judaísmo-napalm. Los nacionalistas "judíos", el
nuevo tipo de guerreros "judíos" no son judíos sino nazis judíos que han
perdido todo el sentido de la humanidad y la moralidad de los judíos".

¿No sería bueno suplicar, rogar, clamar, implorar, a los "judíos nazis",
convertirse en "judios proféticos"?, como lo pide el judío Menuhin?.
Esta se convertiría en una fórmula excelente para apagar el infierno en el
Medio Oriente y de paso darle una lección de comportamiento estratégico y
táctico, ético y humanista a George Bush, el presidente del país más
poderoso de la tierra.

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