Toledo: Incapacidad para gobernar
El presidente Alejandro Toledo ha demostrado que no sabe o no puede gobernar. No es que no tenga agallas ni inteligencia, que de repente, le sobran. Lo que no tiene, llana y sencillamente, es capacidad para gobernar, o sea, sapiencia para conducir un país. Esto lo presiente más de la mitad de los ciudadanos peruanos doctos o indoctos en las ciencias de administración pública y política. De lo contrario, no estaría por debajo de la línea de flotación en las encuestas. Toledo está haciendo agua. En tanto no modifique su rumbo lo más pronto posible se puede ir a pique. Para salir un poco de dudas, es decir, para tener un referente más confiable, Hernando de Soto, lo acaba de afirmar de manera contundente. Los periódicos que no son tan benevolentes con el presidente, y que recogieron las declaraciones recientes de De Soto, informaron que ante una pregunta concreta, dio una respuesta concreta en torno a la crisis política por la que atraviesa el país. Dijo que, en efecto: "Se requiere que el Presidente se dé cuenta de sus limitaciones y que el premiarato tenga una serie de garantías para gobernar. Entonces, ya se podría tener la esperanza de que el gobierno del presidente Toledo pueda tener larga vida". Dos lecciones precedentes: la primera que el presidente comprenda que no está preparado para ejercer la presidencia de la República a la manera clásica donde él, como supremo mandatario mandaría a todo el mundo y lo que él dijera se hiciese porque su palabra es la ley. La segunda, que sólo delegando funciones en un Primer Ministro idóneo, capaz, sensible, político, etc., podrían cambiar las cosas. Esto ya lo han pedido otros personajes de distintas tiendas política y de diferentes maneras y tonos, pero el Presidente, aparte de ser incapaz, como se lo dicen en su cara, es terco, no quiere hacer caso. Ahora, se lo acaba de decir con todas sus letras, Hernando de Soto, un economista de prestigio mundial. Ya no se lo dice un perucho cualquiera, sino un estudioso de las ciencias sociales, politicas y económicas, reconocido en muchos países pobres y ricos que pugnan por disfrutar de su sabiduría. Sobre sus declaraciones, un diario local tituló así la noticia: "De Soto dice que Toledo es problema nacional porque no da rumbo al país", mientras otro, advirtió en primera página: "El problema no está en el gabinete sino en los errores del Presidente". Esto está más claro que el agua. Se trata, pues, del Presidente y no de los hombres del Presidente; se trata del cambio de métodos, de formas, de lìneas, de una nueva brújula, no de quienes manejen la brújula. De Soto acaba de estar con su amigo, el presidente Bill Clinton, en cuya compañía ha realizado recientes viajes a diferentes países extranjeros lo que les debe haber permitido a ambos conocerse aún más mutuamente. De este conocimiento, Clinton, considerado uno de los más hábiles políticos norteamericanos contemporáneos, ha reafirmado que De Soto es una especie de sabio o sea, un hombre enterado a fondo de los problemas de la economía con características ecuménicas. El problema de la pobreza, de la dicotomia: ricos y pobres que, en mayor o menor cantidad no es un problema de los países en desarrollo solamente, sino también de aquellos países opulentos. No vamos a tratar de resumir o interpretar el pensamiento de Hernando de Soto en una carilla, pero habrá que resaltar y admirar su sensibilidad social que él debe tomar como base para buscar la solucion de los problemas que atingen a la humnidad en una época en que aparecemos como si hubiéramos alcanzado la cúspide del desarrollo de todos los tiempos. Hernando de Soto ha hecho incapie en que por ahora no le interesaría ocupar algún cargo en el gobierno, primero, porque hasta ahora no se lo han pedido y segundo, porque tiene otros trabajos que hacer, acaso preparar un entorno legal suficiente sin lo cual poco podría hacer si le llegara la oportunidad. También, hizo referencias a los nuevos movimientos de la izquierda mundial que está presentando nuevos símbolos "afirmación del nacionalismo y un mensaje anti Estados Unidos". Advirtió, según La Razón que "el narcotráfico los está apoyando como una forma de oposición a la autoridad". Descartó que ésta sea una especie de "gran ola", pues, los movimientos de tendencia liberal siguen ganando las elecciones en casi todos los países del mundo. Se espera que el presidente Toledo escuche en esta oportunidad, las palabras del economista De Soto aunque sea de refilón, para que aparezca como que no quiere dar su brazo a torcer o que se resiente porque le dicen la verdad: el problema de la gobernabilidad no está en el gabinete, señor Presidente, sino en sus errores, en su falta de credibilidad, en su incapacidad personal para conducir el país. Palabras de un
técnico de prestigio mundial, de tanto tamaño intelecual
como la catedral arequipeña o el Mistí y sin embargo,
desperdiciado: lo desperdiciamos miserablemente, porque así
de mezquinos somos los peruanos, aún los auténticos.
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