Nelly Calderón: la fiscal
La fiscal Nelly Calderón me dice, "ven, vamos a ver mis canarios". Y me lleva a mostrarme sus canarios que constituyen un reino amarilllo de gorjeos, una orquesta de cámara con instrumentos saltarines, violados sus DD.HH. a la libertad, aunque llevadera porque los pajaritos tienen alpiste de sobra y hasta otras golosinas como bocaditos de brócoli que ella misma los prepara todos los días.. "El brócoli les afina sus gargantas", afirma la Fiscal. Los canarios estan colocados en varias jaulas y pareciera que se hubieran alborotado; se esfuerzan por ejecutar inéditas melodías de flautas y flautines, fusas y semifusas soltadas al viento, arreglos mozarteanos o de quién sea, pero hermosos. Ambos nos ensimismamos . Pienso que éste fue un pretexto de la Fiscal de la Nación para matizar la entrevista que esa mañana sostuvimos en su casa de la Av. Tomás Marsano, vía de tráfico pesado que conecta a la gran Capital con los pueblos jóvenes del Sur. Allí vive en paz, como decir, ajena a las vanidades del mundo. - ¿Te gusta mucho tu casa o me parece?. - Me encanta. Cuando me nombraron Fiscal, mis amigos me decían que debía cambiarme de casa para estar acorde con mi investidura. Yo les contestaba, ¿por qué?. ¿Para qué? Yo detesto la hipocresía. - No te gusta aparentar. - No. Yo tengo la idea de que todos los cargos públicos son o pueden ser pasajeros, entonces, ¿para qué acostumbrarse a lo que no ha de durar?. Así hay que tratarlos. Mira, aquí yo tengo sol, luz, aire. Aquí vivo tranquila. Los ruidos externos del tránsito se ahogan en el patio. Yo construí mi casa al estilo antiguo con un gran patio adelante, mira, es grande mi patio, ¿no te gusta?. Dije que lo de los canarios fue un pretexto de la Fiscal porque recordé a Joao Miró cuando entrevistado por Camilo José Cela, para no seguir hablando sobre el surealismo y otras abstracciones, el famoso pintor le dijo, ven, vamos a que veas mi huerta, a que veas las arvejas que siembro, como mi padre las sembraba en Montroig. Salieron los dos a la huerta y vieron las arvejas, y el novelista español, Camilo José Cela, se aturdió.
Momentos antes le había preguntado a Nelly Calderón, por qué les hace fácil la vida a los llamados fujimontesinistas, por qué, por ejemplo, dictaminó a favor de Montesinos cuando presentó un recurso de amparo relacionado con sus condiciones oprobiosas en la prisión mientras hay cientos de presos que viven en peores condiciones que aquél. - ¿Quién dice que sólo a él?. Yo dictamino a favor de muchos presos, hay más de quinientas solicitudes en manos de los fiscales que se van evacuando poco a poco, en la Fiscalía hay mucho trabajo. Yo dictamino luego de que se investigan y evalúan los casos. Lo que sucede es que cuando se resuelve a favor de otros, nadie los toma en cuenta, si se trata de Montesinos, entonces si es noticia o comidilla para los políticos mediocres. - Pero, tú tienes cierta preferencia por Montesinos. - Para mí, Montesinos no es sino un delincuente más, . Aunque me doy cuenta de que a la Fiscal no se le sube la sangre a la cabeza, que no pierde así nomás los papeles (del juicio), de todos modos es terminante: - Nadie podría probarme semejante cosa. Es una estupidez- - Pero, tus reuniones con... - ¿Qué reuniones?. Resulta ahora, que todas mis reuniones, mis cafecitos, como los llaman, deben estar coloreadas de Montesinos, si no mis reuniones pasan inadvertidas. - Algunos diarios informan que tienes muchas presiones... - Muchas. Hay muchas presiones y muchos alegatos, yo esucho todos los alegatos porque es de ley, pero, luego sacó mis propias conclusiones y voto. Yo voté dos veces a favor de Baruch Ivcher y voté contra los alegatos de Martha Chavez sobre la reelección de Fujimori. Voté a favor de Salinas Sedó y del general Robles, contra la corriente política de entonces. Yo dictamino cuando las pruebas de mis Fiscales son irrefutables y mi conciencia jurídica y humana asi me lo mandan.
Nelly Calderon tiene en su conciencia bien sentadas las bases de lo que es la justicia y otros valores, como la verdad, por ejemplo. - La verdad es inefable, porque sólo Dios dijo: "Yo soy la verdad y la vida", pero, nosotros, los jueces, muchos de nosotros y dentro de lo posible, buscamos la verdad para alcanzar la justicia. Estamos hechos para hacer justicia. Como dice ese adagio etíope, los rebaños detestan el precipicio, los hombres detestan la injusticia. - Pero en el Poder Judicial hay muchos corruptos. - Como en casi todas las instituciones públicas terrenas, en el ejército, en el periodismo, en el parlamento, en toda institución hay ovejas negras, asociados que manchan la carrera. El mundo no es un paraíso ni los que vivimos aquí tenemos opción a la santidad. Lo importante es sanear lo más que se pueda las instituciones y, en ese sentido, nosotros lo estamos haciendo. Para la justicia, la defensa de los Derechos Humanos, etc., nos estamos descentralizado, ahora las fiscalías están cerca los Pueblos Jóvenes en el sur y en el norte.
La Fiscal Superior tiene desde niña un cierto vínculo con la justicia. Su padre fue el abogado Jaime Calderón Lynch; un buen dato, pero otro, mejor aún: su tatarabuelo llamado Nicolás Lynch, que no fue abogado, figura, sin embargo, en la nónima de quienes nos dieron una patria libre y un Feliz 28 de Julio de 1821. Su madre fue doña Herminia Navarro Daza, y su infancia transcurrió feliz entre Lima y Chosica. Estudió en la GUE Elvira García y García, y la carrera de abogado la hizo en San Marcos, la única, cuyos profesores eran notabilidades. Ingresóal mundo de las leyes de las manos de Carlos Alzamora Valdez, Domingo García Rada, Alberto Ruiz Eldredge, Max Arias Schreiber, Luis Brahmond Arias, Juan José Vega y Vicente Ugarte del Pino, entre otros inmortales para su memoria. "Ellos me enseñaron a buscar el equilibro de la fuerza en la balanza de la justicia", dijo.
La cetrina limeña de ojos vivaces, mechón caído sobre la frente y nariz breve de águila, no tiene temor a la crítica salvo que fuera sin fundamento. "Soy muy exigente en mi vida íntima y en mi trabajo. Desde cuando me gradué como abogado y me casé y viaje a Tumbes a trabajar en los Registros Públicos. Era 1963. El 66 regresé a Lima a trabajar en la misma dependencia. El 95 fue asignada a la Oficina Nacional de Asuntos Judiciales, pero antes, en 1981, trabajé con el doctor Gonzalo Ortiz de Zevallos organizando lo que después sería la Defensoría del Pueblo. El 83 fui nombrada Fiscal Suprema provisional de la Corte y en 1984, me presenté al examen para el Consejo Nacional de la Magistratura. Gané en el concurso donde competí, por ejemplo, con Cabala, ahora mi enemigo gratuito. Fui entonces, titular en lo civil, pero meses después -era 1993- renuncié al cargo como protesta por la discriminación en el trato para evaluar a los concursantes: los magistrados de la Corte y los fiscales, siendo iguales en el rango, a éstos se les exigía un examen, mientras a los primeros, no. - ¿Renunciaste? - Sí. Y también, Adelaida Bolívar, entre otros, 20 0 30 más, no recuerdo bien. Dijo que "En otra oportunidad, ya en mi calidad de jefa Nacional, nombrada en febrero de 1993, un mes después renuncié al cargo porque no se respetaron los acuerdos, entre otros, de no cesar al personal mientras no se pusiera en marcha mi plan de trabajo y la evaluación respectiva al personal. Despidieron a más del 50 por ciento de empleados; eran los tiempos del ministro Vega Santa Gadea. Luego, se llamó a concurso para Fiscal Superior, me presenté y aprobé ante el Tribunal de Honor respectivo... - Entonces te conviertes en amiga de Blanca Nélida Colán. - Tú ¿también lo dices?. - ¿Qué pasó, entonces?. - Mi amistad social con Blanca Nélida Colán comienza cuando presidía la Asociación de Magistradas allá por el 85. Esa amistad ligera empezó a deteriorarse cuando ella pretende seguir siendo la Fiscal Superior. Yo me opongo porque no podía, según la Constitución; voté en contra. Voté a favor de Aljovín. Se dio una ley especial para favorecerla pero yo mantuve mi voto en contra. Desde entonces, mis relaciones amistosas con la ex Fiscal fueron notablemente frías. Establecimos un Paralelo, un Antes de y Despúes de. Ya no nos volvímos a reunir.
Yo no sé si habré tomado las notas con el rigor que precisa esta narración de sus avatares profesionales, pero en todo caso, si hay algún error es mío, como mío es el criterio que me formo de su profesionalismo, de su pasión por la justicia y la equidad. Profesora en la Universidad de San Marcos y en la San Martín de Porres, también lo es de la Garcilaso de la Vega, donde dicta entre otros temas el de El Libro de las Personas Notarial y Registral, un registro donde debe incribirse todos los contratos, adquisiciones o asuntos de la propiedad cuyas reglas son consagradas. - Pero, se dice que no sabes Derecho Penal. - Se dicen muchas cosas, pero a los especialista en el desprestigio, les gusta mentir porque algo queda. Yo tengo los conocimientos académicos suficientes y hasta especialización en Derecho Civil, Comercial, Tributario y Penal. No he trabajado en lo Penal, pero lo conozco como quien más.
Quiero saber algo tan sonado como lo del ex Procurador José Ugaz. -Lo de Ugaz es muy simple. El ha hecho una tempestad en un vaso de agua. Tu sabes que en la vida pública moderna hay mucho figuretismo, que yo detesto. Yo lo único que he hecho es reclamarle el no haber entregado unos documentos relacionados con la corrupcción fujimontesinista a la Fiscalía. yo defiendo los fueros de este Ministero. La Procuradoría es un abogado cuyo cliente es el Estado ante el que debe responder. En este caso, si el señor Merino Bartet se retracta de lo que dijo inicialmente sobre asuntos de corrupción es un problema ajeno a la Fiscalía, los procuradores deben volver a investigar y remitirnos evaluaciones. Pero, yo no le puedo perdonar al ex Procurador Ugaz que haya intentado engañar al Estado. - Pero, entonces, ¿qué pasa, por qué tanta presunción de que te estás portando mal?. - Intereses creados. Hay personas que se mueven tratando de evitar que les caiga el guante de la justicia. Se van a destapar muchas cosas que han de conmocionar a la opinión pública. Y por eso, los interesados mueve mar y tierra para evitar continúe el proceso, le tienen pánico a los videos por aparecer. - Tú acusarás de todas maneras. - A los que resulten responsables, sean quienes fueren. Con poder o sin poder. La mano no me temblará para acusarlos. Yo acusaré.
Nelly Calderón, que lee poesía y lee a Bryce y nunca ve programas cómicos en la televisión, escucha misa en la iglesia de Santa Rita de Casia y vive tranquila; esa mañana llevaba unos aretes con una perlita corriente de remate y no tenía un solo adorno más encima, ni de utilería. Usaba sandalias y en un pie tenía una media puesta y en el otro no, pero no me atreví a preguntarle porqué, total, en la vida íntima nadie tiene por qué meterse; la intimidad no debe ser nunca violada. No me enseñó ninguna sortija de brillantes ni ningún título nobiliario, más bien, me señaló un cuadro de la Virgen de la Leche y las Meninas y la Gioconda. Toco las telas y veo que tiene las pinceladas de óleo como frescas, como si recién las hubieran pintado Velásquez y Leonardo. No son reproducciones fotograficas, sino copias de los originales pintados por Moises de D`spanet, un profesor del Museo de Córdoba, ellas las compró en el Museo. Al salir, el patio del que me habló, amplio, sólido, ahora ocupado por dos automóviles. Y a un lado, un cactus agresivo de San Pedro, el que no deja que entren los ladrones a tu casa, y un arbol chepenano que ella misma plantó hace muchos años y que reparte su inmensa sombra generosamente, como la justicia. Bajo esa sombra, en ese momento, se cobijaban el guachimán, un PIP, pero también un hombre de servicio, y un gato, perdón, ningún gato. Nelly Calderón destesta los gatos, porque serán todo lo que tú quieras, pero son muy hipócritas. Otra vez, del remanso del hogar, al tráfago de la calle. Otra vez "Lima,/¿De qué valen tus letreros luminosos?/Si sólo consiguen efectos psicóticos.Tus semáforos,/ Si sólo sirven para perturbarme./ Pero también tienes tus encantos./ Tus asensores./ Sin embargo, no subimos ni bajamos./ Pasamos solamente.../¿Dónde, ciudad tragamonedas/iremos nosotros los deheredados de tu/belleza?", leía este poema de Carlos Oliva, una hermosa muchachita de pueblo jóven que estudia y se gana la vida cuidando carros en un edificio cercano. Fue el toque de
reclamo a la triste situación que vive el país de prosaicos
y miserables presidentes, un poco de poesía para alegrar esa
mañana de domingo.
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