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(Julio Granda jugó Pe4 y mi respuesta fue Pe5).
El maestro internacional movió su peón con la serenidad
propia de un gran jugador - me hizo recordar a Kasparov cuando lo
vi jugar con Karpov, en Sevilla- y luego, siguió dando vueltas
al rededor de 35 tableros instalados en El Paraiso de los Libros,
ese rincón dedicado ahora a la cultura y que antes fue un nido
de rateros. Era una tarde tranquila, sin escándalos, salvo
el producido por Raúl Diez Canseco, (RDC), ridículo
asunto de faldas, pero preocupante porque se ve que la clase polìtica
nunca cambiará en el Perú, siempre será usufructuaria
de la trafa.
Roberto Tantavilca, que comanda a los libreros que hace apenas 5 años
huyeron de la Av. Grau, no importa a ocupar ese rincòn inmundo
-era inmundo-, había convocado ese día para visitarlos,
a escritores tan conocidos como Oswaldo Reynoso y César Toro
Montalvo para señalar solo a dos de los concurrentes; y convocado
también a ajedrecistas de cartel, aunque la mayorìa
de medio pelo para enfrentarnos al maestro internacional y characato
ilustre, Julio Granda..
(El ajedrez, como piensan todos los campeones, es como la vida: Si
te atacan, te defiendes; si avanzas, retrocedes; te tensas, te relajas,
ganas una pieza aunque pierdas dos porque así mejora tu situaciòn
estratégica, pero luego te desmoronas, observas y no lo puedes
creer cómo ese peón que se movía a paso de tortuga
se convierte en rey, y tambièn, cómo una dama ¿tú
sabes lo que significa ser una dama? cae vulgarmente atrapada por
un alfil mediocre o un caballo ruín. En fin, el ajedrez es
como la vida, no hay nada qué hacer,.Granda movió D4d
y yo le tomé su alfil con mi torre en c3. Era el movimiento
nùmero 17 y me fue fatal).
Tantavila se quejó de algunos medios de comunicaciòn
que no respetan el trabajo de la pomposa Cámara Popular de
Libreros que funciona en un lugar de miedos, pero al que ha concurrido
hasta Mario Vargas Llosa. Justamente, cuando estuvo allí dijimos,
con su regocijo, que habìa estado de visita en El Paraíso
de los Libros.
Tantavilca estaba amargo esa tarde. En un canal de TV los habìan
"maleteado", -dijo. "Nos han acusado de piratas".
Entonces, sacó unos datos que tenía bajo la manga para
demostar que, al contario, la Cámara habìa acordado
combatir a la "pirateria", a fondo, a muerte. Nombraron
una Comisión de 25 integrantes con carta blanca para revisar
de improviso cualquier puesto sospechoso. "Aquí nadie
vende un libro pirateado, será para que lo quememos vivo",
exageró el dirigente.
Elvira de la Puente se ha erigido en guardiana de los derechos de
esos vendedores y hasta ha logrado que Los Libreros de Viejo como
se les llama románticamente, estén representados en
el Consejo Nacional del Libro.
Tantavilca tiene sueños mayores, por ejemplo, ya està
pensando en organizar un Fondo y dedicarse no solo a vender libros
sino a editarlos..
(Mientras tanto, Granda, el gran maestro characato barrió con
todos sus oponentes esa tarde de perros. A mi me "comiò"
una torre con su dama y !jaque mate!. No hubo nada qué hacer:
El ajedrez es como la vida: si te equivocas mueres aplastado por una
combi como un perro callejero.
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