Saraí, caso emblemático

 

El caso de la niña Saraí Toledo Orozco, se ha convertido en emblemático. Por lo pronto, revela la controversial personalidad del ciudadano Alejandro Toledo, supuesto padre de la niña mencionada; falta de ética y moral. Luego, pone de manifiesto la mezquindad del Poder Judicial al no tratar de interpretar socialmente la ley.

No sólo queda en evidencia la falta de sensibilidad humana de Toledo al eludir someterse a una prueba científica que descartaría en el casi cien por ciento su supuesta paternidad, sino su torpeza política.

Es posible que una gran mayoría de personas que conocen el caso ampliamente difundido por todos los medios de comunicación, no les quepa la menor duda sobre la paternidad de Toledo, actualmente presidente de la República del Perú.

Hace 14 años, según ha contado la madre de la niña Saraí, tuvo relaciones amorosas con el citado hombre público y desde entonces, al negarse a reconocer a la niña, luego de su nacimiento, lo demandó ante el Poder Judicial.

Para nadie es un secreto que en los pasillos tenebrosos de este Poder, a lo largo de toda la vida republicana, se ha hecho lo que se ha querido con las demandas. Muchos querellantes, que no deberían ganar, ganaron; mientras muchos querellantes que deberían ganar, jamás lo hicieron. Esto no tiene por qué llamar la atención. Cierta vez se condenó a muerte al autor de un asesinato acaecido en Lima, creo que al entrar la década del 50, y fueron los periodistas de un medio local los que se encargaron de demostrar después de árdua investigación, que el reo era inocente.

El Poder Judicial ha sido uno de los más corruptos de la tetralogía de poderes que fncionan en el país. Fue el Poder Judicial el que en muchas instancias, a lo largo de su larga vida azarosa vendió su conciencia. De lo contrario, en la actualidad no habría tanto miembro de ese poder, tras las rejas.

Los jueces se compran. La justicia se vende. Lo único que faltaría poner en los frontispicios de los juzgados es un cartel donde se señale el valor del kilo de justicia. Para un fallo a favor o en contra entran a tallar numerosos factores objetivos: situación política, rol social, pero sobre todo billetera: La frase que más se escucha en los juzgados en "cuánto hay".

Saraí es una niña que busca el reconocimiento de su padre. Y lo busca, desde cuando Alejandro Toledo Manrique era solamente esas tres palabras sin ningún otro valor que el que exhiben todos los hombres que obtienen un título profesional.

Según cuenta Lucrecia Orozco, madre de la niña, cuando fue informado de que había concebido a Saraí, el hombre se negó a tenerla. Hizo todo lo posible para evitar su nacimiento. Pero, la niña nació y ya no había nada que hacer sino reconocerla.

Al decir del periodista y escritor Alvaro Vargas Llosa, hijo del famoso escritor Mario Vargas Llosa, Toledo se negó a reconocer a Saraí, siempre se negará a reconocerla fundamentalmente a instancias de su actual esposa belga-judía, norteamericano-peruana, Eliane Karp. Ella es una de las personas de mayor influencia sobre Toledo. Por temor marital es que no reconoce a Saraí. Su caracter soberbio y su altanería femenina, que todos los peruanos vemos en sus presentaciones públicas, no abre un resquicio en la conciencia de su esposo -casada dos veces con el señor Toledo- para dar una muestra de un mínimo de calidad humana y reconocer a Saraí.

En días recientes, el economista peruano de prestigio internacional, Hernando de Soto dijo refiriéndose a Toledo que sus errores lo convierten en un "limitado presidente de la República". Sus errores son los que lo matan. Y uno de ellos es el no reconocer a Saraí. Este caso es emblemático porque revela cuán inhumano es un hombre que pretende vendernos una imagen de gran sensibilidad social. Si no le da la paaternidad a su hija ¿cómo puede honrar a los demás niños de Perú?. Para aclarar el problema, si acaso supiera que Saraí no es su hija, entonces, ¿por qué no se somete a una prueba que descartaría en cien por ciento esa paternidad?.

Personajes muy importantes, como el obispo Luis Bambarén, el politico Luis Castañeda Lossio; numerosos congresistas, como Hildebrando Tapia y hasta del PP, su misma tienda política, piden que Toledo reconozca a Saraí o se someta al ADN.

De la misma manera, como se lavó la Bandera en los días del fujimorato, así se van a lavar pañales en los días del toledismo, según lo ha anunciado la madre de Saraí; eso ocurrirá el próximo 28 de julio en la Plaza de Armas, ágora de las más sonadas efemérides nacionales..

Es una lástima que cuando se había señalado la fecha para la prueba del ADN, el Poder Judicial -donde no todos sus miembros son magistrados probos- vuelve a hociquear y ensuciar el agua del río ético de la vida. Ahora, a esperar que el agua se aclare. ¿Por cuánto tiempo más, por un año, dos o diez años? Nadie lo sabe.

Mientras tanto, gran suspenso en los pasillos judiciales a la espera de que, para dar el veredicto final, aparezca por ahí la doña Justicia con su manto preclaro y su balanza, y no con una minifalda de prostituta y su precio..

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