Saraí
no es el problema
Por supuesto que Saraí no es el problema, el problema es Elliane. Todo el mundo supone que Alejandro Toledo es el padre de Saraí, pero, al mismo tiempo, supone que quien es intransigente a que la reconozca, es su esposa. A la señora Elliane Karp se le arroga un caracter no controversial sino vertical. Para ella la vida no es polícroma sino de dos colores puros, y punto. Aún el blanco y el negro que no son colores, para ella si lo son y no hay medias tintas: o es blanco o es negro. En esta situación la suerte Toledo-Karp está echada: Toledo reconoce a Saraí o no la reconoce y, por lo tanto, para Elliane el problema es: o Saraí o yo. Las ultimas noticias eran que la esposa del presidente había tomado las de villadiego; aunque sin confirmación, hasta cuando escribía estas cuartillas, nadie sabía nada del destino de la primera dama. Según informes palaciegos, la señora Karp, el martes de la semana pasada, tomó sus chivas y salió con rumbo desconocido, se fue sin decirle nada a nadie, ni siquiera a las personas que conforman su corte imperial. Un diario local dio la noticia en primer página y concretamente, que Alejandro Toledo y Elliane Karp estan separados, mientras los demás medios de comunicación dieron la misma noticia pero sin alarmismo. Alguien, como desencadenante de la tormenta, coloca a Saraí, pero, realmente, ¿qué culpa tiene ella?. ¿Qué culpa, si lo único que le pide a Toledo es que la reconozca como su hija?. Toledo, cuando no tenía poder, salió como pudo del embrollo al lograr que el juicio entablado por la madre de Saraí, quedara en nada, o mejor dicho, que Toledo no tenía nada qué hacer con la paternidad de la niña. Pero, Lucrecía Orozco y Saraí nunca dieron su brazo a torcer. Siguirron luchando, creo que doce años seguidos. Y ahora, por ejemplo, ellas no pensaron en que, cuando Toledo tiene todo el poder en las manos, las cosas pufieron ser peor para ellas. En efecto, no ha sido así, sinembargo; la justicia las ha vuelto a escuchar y las ha amparado y el juicio, que pensó mantenerse como cosa juzgada, volviò a los tribunales y Toledo puesto en tela de juicio nuevamente. Sólo las autoridades y otras personas comprometidas con el gobierno disimulan o niegan el compromiso del presidente. El problema que, realmente, era una cuestiòn personal se convirtiò en problema de estado cuando el presidente se negó a hacer la prueba genética del ADN que serviría en un 99.9 por ciento para negar su paternidad o aprobarla. El raciocinio de las gentes de mentalidad más elemental es que si Toledo no fuera realmente el padre de la niña, entonces, lo más indicado sería someterse a la prueba del ADN. Pero, desde el momento en que el susodicho supuesto padre de Saraí, se resiste a la prueba, se convierte en una autoaprobación. Finalmente, ¿qué culpa tiene Saraí para que la señora Elliane abandone a Alejandro en un momento dado?. Nada, ninguna. Aunque se encuentren ayayeros que afirman que la idea de la niña es crearle a Toledo un grave problema político. En todo caso, Toledo y su entorno con Elliane incluidos son los culpables de que este asunto se haya convertido en candente y lo pero de todo, se internacionalice. Si se va Elliane -ojalá que eso no suceda hasta el 2006- el problema es del presidente Toledo, no de Saraí ni de nosotros. A nosotros no nos haxce mucha falta porque encima de todo, la señora ni siquiera es, realmente, peruana; es decir, le falta nacionalizarse. Aunque, esto no es xenofobia, algunos extranjeros se comportan bien y otros no, como Polack, por ejemplo. En fin. Se espera que la noticia difundida por varios diarios locales no se materialice y el problema se resuelva más racionalmente. Se sabe que la señora Toledo tienen un carácter de. Es intolerante y, como dije, al comienzo, para ella solo hay blanco o negro, no hay más medias tintas. No funcionan como para resolver el caso de Saraí que, una vez más, ella no tiene la culpa ni siquiera de ser hija del presidente Toledo. |