El Show Bush - Toledo
Por supuesto que todos los medios de comunicación locales han celebrado la visita del presidente George Bush a Lima aunque sólo fuera por unas horas. Nadie ha usado términos desacomedidos, peor todavía, injuriosos, para referirse a algún acto o momento donde estuvo él junto al presidente Toledo. En realidad, no había por qué hacerlo. Solo un diario chicha tituló su información en primera página en términos de jerga criolla cuando dijo: "Bush hizo cholito al gobierno", es decir lo ensartó, lo engañó; un juego de palabras no insultante sino graciosa. Y otro diario de oposición, dijo así: "Weekend en Lima, Bush, con las manos vacías". Pero, los diarios afines al gobierno consideraron esta visita como histórica -que sí lo es- y sumamente provechosa, un éxito rotundo, un baño lustral recibido por Toledo a quien, dígase de paso, recomendaron administrar lo mejor posible esta coyuntura para mejorar su alicaída imagen ante el pueblo, en su condición de pésimo gobernante. Se ha hablado de muchas coincidencias, aunque como lo señalaron todos los diarios, donde más coincidieron Bush y Toledo fue en la forma de vestir. Dígase de paso, las dos primeras damas también coincideron en el color de sus trajes. "Las damas de rojo" fue el título de uno de los diarios locales. Le faltó decir, a su vez, "Los caballeros de gris". Por televisión, se le vio a Bush distendido, en ningún momento, preocupado. Y no había por qué. Nunca, en la historia peruana ni posiblmente latinoamericana, un presidente ha movilizado a tanta policía junta para que lo resguardara. Jamás se movilizaron poderosas y numerosas fuerzas de aire, mar y tierra para vigilar al centímetro, como ahora, al presidente norteamericano. Mismas películas de James Bond, aunque sea por 17 horas, el centro de la gran Lima se convirtió en un escenario donde no se movió ni un pelo, todo anduvo ordenado, vacío, controlado, con policías en las terrazas armados hasta los dientes y largavistas agraviantes, un aspecto muy triste al fin. Por ahí hubo grupos pacíficos que a grito pelado y escuálidas pancartas condenaban la presencia de Bush, pero fueron disueltos a palazo limpio, con chorros de agua o bombas lacrimógenas. El Ministerio del Interior había prohibido todo tipo de manifestaciones populares, salvo la que llegó a la Plaza de Armas conformado por madres pobres que portaban banderitas peruano-norteamericanas y gritaban viva Bush, viva Toledo. Gente de las barriadas llevada en omnibus y hasta pagada, igual que en todas las épocas de todos los gobiernos anteriores. Mientras, por otro lado, lo protocolar: la telvisión registraba los movimientos de unos señores atildados, nerviosones, misteriosos, que se reunían en grupos, cada uno con su agenda cuyo contenido real no se sabrá en su totalidad. Todos especulan aún y hasta los Ministros o autoridades norteamericanas sueltan su rollo pedacito por pedacito. Se dice, por ejemplo, que trataron temas sobre narcotráfico, terrorismo y narcoterrorismo, sobre el APTA como una tabla de salvación para los andinos, sobre la FARC, sobre irnos contra Cuba, y hasta sobre el caso de Lori Berenson. Aunque sobre este tema, resultaría una flagrante contradicción para la viada con la que Bush anda embalado contra el terrorismo ya que la Berenson milita en el MRTA, es contrita y confesa. ¿En qué quedaríamos, entonces, Mr. Bush?. El show más vistoso y acaso productivo parece que fue el presentado por las primeras damas. La señora Bush ofreció 195 millones de dölares, si no me equivoco, para los niños con lo cual, la señora Toledo va a quedar bien, no importa que sea con avemarías ajenas. Total, la señora Karp sigue haciendo su papel, como si realmente fuera peruana por haberse casado dos veces seguidas con el señor Toledo, pero no porque se haya nacionalizado. Algunos ultras piensan que mejor es no exigirle que se nacionalice, porque, total, cinco años se pasan volando, "como un chasquear de dedos", y entonces, nos libraremos de ella. La señora Karp se regresará a vivir a Bélgica, Francia, los Estados Unidos o Israel; podría vivir en cualquiera de estos países muy afines a su génesis o su cultura, aunque, claro, en ninguno tendrá nunca más la oportunidad de lucirse como la mujer de un primer mandatario. aunque sea de un país tercermundista. Ella, feliz de la vida y de su suerte. Es una lástima que nuestra situación sea tan controvertida: la reciente bomba de El Polo que mató a 9 inocentes, las huelgas por allá y por acá en todo el país, la desesperación de los desocupados, etc, porque cuán provechosa hubiera sido que el presidente Bush visitara alguna bariada, por ejemplo. Allí habría visto con sus propios ojos la situaciòn de extrema pobreza en que vivimos, aunque es bueno considerar que tal situaciòn no es culpa del presidente actual, la cosa viene desde muy atrás. Lo que pasa es que se ha agravado ahora en vista de que Toledo les ofreció a los pobres el oro y el moro. Les ofreció más de lo que podía, porque lo único que ambicionaba era llegar a la presidencia. Por eso, la pobreza ahora tiene un elemento más de altísimo valor explosivo: la desesperanza. ¿Qué experiencia del Perú se puede haber llevado Bush?. Ninguna. Nada. Vino, conversó con su homólogo, -como se dice huachafamente-; cenó en Palacio truchas, quinua y chirimoya; durmió unas cuantas horas en su embajada y sobre la marcha se fue en su gigantesco avión de campaña. El señor Bush apareció como un "gringou bueno" y no es muy alto, por lo menos, según las fotografías, le gana a "Pachacutec" sólo por una cabeza. El show Bush-Toledo no ha satisfecho, en la práctica, a ningún sector social. Los pobres siguen más pobres, y los ricos también, aunque vean cada vez más mermadas sus ganancias. Los inversionistas brillan por su ausencia. Bush y Laura no se han ganado mucho, casi nada. Quienes efectivamente han ganado mucho son Toledo y Eliane. Estos, una vez más, se han codeado con otra especie de realezas, de sherifes, con ellos se han hablado de tú a tú. Para el curriculum de la señora Karp es una raya más al tigre; y para su albun de fotografías y su videoteca más material para cuando los nietos de los Toledo-Karp, -porque otros nietos no han de entrar aún en esta historia-, inflen sus pechos de vanidad y llenen sus corazones de melancolía. "Pogque la histogia es así, señoga Kagp", como la remeda uno de mis vecinos más criollos. |