Muerte al terrorismo

 

Lo único que faltaba para completar el desastrozo panorama que presenta el Perú de hoy, es que el terrorismo volviera a mostrar su fatídico rostro, su presencia maldita de destrucción y muerte en nuestro país.

A pocas horas de la llegada del presidente George Bush a Lima, un coche-bomba, como en los peores tiempos de las décadas pasadas, nos ha vuelto a conmover e indignar de pies a cabeza. Es más que posible que en el Perú no haya nadie que no rechace tajantemente este tipo de actos demencial y vandálico.

En un barrio de clase alta donde todo se podría presumir menos que allí puediera ocurrur algo parecido, el terrorismo ha vuelto a emplear el lenguaje de anfo para decir que el Perú necesita arreglar sus problemas de pobreza y desamparo, no importa que se tenga que recurrir a la violencia.

Y no es así. No debe ser jamás así. Los problemas por los que atraviesa el país no necesitan de dinamita, de terror ni muerte.

El pais necesita de conductores responsables que busquen en la paz y la concordia, el remedio para nuestros males.

Justamente, el gobierno del presidente Toledo no está haciendo eso de manera lúcida e inmediata. Se pasea con discursos populacheros, anecdóticos e impropios ante una multitud que le reclama accciones creativas eficaces para mejorar la pésima situación econòmica por la que se atraviesa. Esta es una verdad de a puño.

Es cierto que las soluciones no están a la vuelta de la esquina, pero tampoco están en dar vueltas licenciosas al mundo, señálarse sueltos que no lo ganan ni los presidentes de paises más desarrollados que el nuestro, ni intentar la compra de helicópteros para satisfacer puras vanidades antes que buscar la cura de heridas o paliar necesidades.

En un artículo anterior, quien esto escribe, dijo que la llegada de Bush debería ser considerada inoportuna dada la situación anormal por la que atravesamos los peruanos, y que por esa razón se preparaban marchas de protesta política de los diferentes gremios de trabajadores. Pero, imploraba porque estos actos se realizaran civilizadamente, que no hubiera desmanes, porque nunca la violencia ha sido buena consejera.

Inclusive, al final de la nota, decía que es de caballeros recibir a Bush como a un presidente de un honorable pueblo como es el norteamericano. "Wellcome, Mr. President", decía. Porque siempre se ha hecho esa distinciòn: una cosa son quienes gobiernan a los pueblos y otra cosa son los pueblos a los que se gobierna.

Es una lástima que la visita de Bush se vea empañada por un acto no sólo luctuoso sino despreciable. No es con terrorismo como vamos a curar nuestros males, pero tampoco es con Toledos como éste que vamos a resolver nuestros problemas. Es también una lástima que el presidente Bush no tenga la menor idea de como nos está gobernando el "Pachacute" peruano y lo considere como un "lider mundial", por favor, qué desinformado anda debería estarlo cabalmente.

Bush vendrá y ojalá su visita de 18 horas, le sirva para apreciar aunque sea a vuelo de ,pájaro, las miserias que estamos pasando.

Y sobre el acto terrorista de anoche, jueves 21 de marzo, por haber sido testigo de actos semejantes en muchos lugares del mundo, mi más profundo rechazo e indigación, asi como mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas, que siempre son inocentes.

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