La TV bajo un dilema gitano
Se cuenta que cuando apareció la guardia civil en España, se desató un encono implacable entre los miembros de esta institución y los gitanos. Un buen día apareció un cuadro al óleo pintado por un gitano donde se veía a Jesucrito en la cruz y un par de guardias civiles atormentándolo aún más, tratando de atarle los pies con una soga. La institución enjuició al pintor gitano y cuando el juicio llegó a las Cortes, el abogado de la guarida civil hizo una cerrada defensa de la institución a la que calificó de agraviada por el cuadro y pidió 20 añós de cárcel para el gitano; era un crimen pintar a los policías atando a Cristo a la cruz. Cuando le tocó su turno al abogado gitano para defender al pintor pidió su absolución (absoluta) y hasta dijo que debía ser felicitado por la Guardia Civil. Lo único que hizo el abogado es pedirle al presidente de las Cortes y a los asistentes a la audiencia que se acercaran a ver el cuadro y comprobaran que los guardias civiles no estaban atando a Jesucristo a la cruz, sino que lo estaban desatando. Entonces, todos los que escuchaban el juicio, pero en especial el presidente de las Cortes, se enredaron en las madejas de la duda hasta hoy. El Procurador General de la República, en uno de los canales que de todas maneras será tomado por el gobierno actual, hizo en noches recientes una defensa cerrada del cuadro del gitano y todos nosotros incluyendo al feroz presidente de las Cortes que siempre es el periodista que lo entrevistó, nos quedamos enredados en las madejas de la duda. Pero, finalmente, repuestos del esguince, nadie se ha de tragar la píldora. El caso para una persona común y corriente no precisa de mucha leguleyada; las autoridades que están interviniendo en lo de los canales de television y otros medios de información social, no lo hacen tan inocentemente como se presentan. Es cierto que se deben tomar las medidas más drásticas para castigar ejemplarmente a todos quienes se vendieron aunque fuera por un plato de lentejas al régimen de la vendimia y la corrupción. Pero, sólo a los directamente responsables. Los sirvientes y las mucamas de los dueños de la mansión no tienen por qué pagar los platos rotos de sus patrones. Salvo que a aquellos se les probara haber compartido las esquisiteces del delito. Los que delinquieron, como son los propietarios de los canales y diarios aludidos, deben ser castigados, pero, ¿por qué al medio, por qué a quienes trabajaron con ellos, ajenos a ese comportamiento delictuoso? ¿Qué es eso de embargos en forma de administración?. ¿Los administradores van a ser de palo? Por lo menos, dos ex candidatos a la presidencia de la República, Lourdes Flores Nano y Alan García Pérez, han levantado públicamente su voz de protesta para condenar esta estupenda jugada jurídica de aspecto irreprochable. Pero, en el fondo, dicen, de lo que tratan algunas autoridades actuales es de acallar la voz de unos medios que no les son adictos. Lo que quiere el gobierno es ponerlos de su lado y la única forma es buscarle tres pies al gato. Tratan el caso de los canales 4 y 5 y del diario Expreso, por ahora, tratando de engatuzarnos jurídicamente, leguleyescamente, como el abogado defensor que esgrimió la tesis del gitano. Como ha dicho García Pérez, la imagen del Gobierno puede deslustrarse aún más de lo que está si es que llegara a consumarse lo pedido por la Procuraduría y aplicado rápidamente, siguiendo el esquema, por los jueces, (la jueza ahora dirimente). Ota vez, tenemos sobre el tapete, el peligro de menguar la libertad de empresa y la libertad de prensa o de expresión como se la conoce de manera más genérica, si se llegaran a adopar las medidas propuestas por más que nos las presenten envueltas en papel platino. Con la libertad
de expresiòn pasa lo que con el ojo, -como alguien lo dijo
alguna vez-: cualquier partícula por muy insignifcante que
sea, lo ha de alterar, puede deteriorarlo significativamente, pero,
por lo menos, lo hará verter lágrimas irreparables. |