Infancia
CABALLO Los niños de este signo no pueden ser gobernadas por medio de reglas secas y cortantes. Son tan vivaces, inquietos y animosos que reclaman, en su educación, la simpatía de quien les comprenda la naturaleza compleja. No es aconsejable que queden presos mucho tiempo a una sola tarea, ni tampoco es conveniente que dejen los trabajos a medio hacer. Frecuentes cambios de actividad producirán los mejores resultados. Es equivocado censurarlos porque no se apegan a una misma actividad como los demás, pues ellos necesitan de constantes cambios de escenarios y ocupaciones, para su propio bienestar. Tan intensa es su actividad mental, que cuando están encerrados en una sala de clases donde la atención no tiene nada de individual, no consiguen mantener quietos los pies y las manos. Están siempre buscando alguna cosa para hacer o algún lugar donde ir, y frecuentemente tienen que sufrir con las crueldades de los efectos de la autoridad de aquellos que no les estudian las necesidades especiales ni las exigencias de su temperamento. Estos niños sienten ansia de poseer conocimientos y por eso se impacientan ante los métodos comunes, lo que lo torna preguntón. Debido a la gran fertilidad de su imaginación, se encuentran propensas a faltar a la verdad en algunas ocasiones. El padre o madre inteligente, o profesor, que escucha una descripción exagerada, debería amonestarle con blandura y dirigir ese trazo innato del carácter a canales mas convenientes, como escribir obras literarias. Se complacen cuando les piden usar su facultad de raciocinio y dan toda atención a los consejos en tono calmo y natural.
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