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Según referencia de los abuelos, la procesión de San Juanito, con que anualmente se inician las fiestas del patrón del pueblo, San Juan Bautista, tiene su origen en la siguiente leyenda:
«Fue en víspera de San Juan, cuya fecha no se precisa, que don Muñi, el principal arriero de toda esta quebrada, y otros compañeros más, conducían una piara de mulas cargadas de dinero para el pago de los peones de las minas de Cerro de Pasco. En el puente de Chacahuaro tomaron el camino que va al caserío de Chacaya. El viaje, a pesar de la oscuridad de la noche, se hizo sin novedad hasta el lugar denominado Marcahuay, en donde, intempestivamente, la mula delantera, que llevaba la campana no quiso avanzar un paso más y comenzó a roncar y a dar señales de espanto.
En vista de esto,
don Muñi se armó de un garrote y avanzó resuelto a
descubrir lo que había en el camino: ya a pocos pasos vio una mancha
blanca que reverberaba como un disco de plata fina que lo hizo pensar en
cosas del otro mundo; siguió avanzando y se dio cuenta que esta
luz venía del otro lado del río «Pancha». Llamó
con un silbido a sus camaradas, que acudieron llenos de miedo y les habló
alentándolos a vadear el río, pues suponía que
se trataba de una emboscada de ladrones. Así lo hicieron y resuelto
a vadera el riachuelo y ascendiendo la falda de un cerro, encontraron una
especie de gruta, donde, rodeado de resplandores, se destacaba la imagen
de un niño, que ellos, desde los primeros momentos, lo identificaron
por San Juan Bautista en su niñez; postrados le admiraron; y marcado
el lugar volvieron a la población, comunicándole al señor
cura y a los comuneros lo ocurrido. El sacerdote convencido del milagro,
dispuso el traslado de la imagen a la iglesia, y organizó la fiesta
de recepción. Una comitiva condujo al niño hasta la entrada
de la población, donde el pueblo delirante de entusiasmo lo recibió
y colocado que fue en una anda, las
mujeres lo cargaron triunfalmente hasta la iglesia en
donde comenzaron las vísperas de las fiestas del
Santo Patrón con toda solemnidad y regocijo. Y colocada la imagen
en lugar preferente al lado del altar mayor, era objeto de la admiración
y reverencia de los fieles, que estaban maravillados por el portentoso
milagro. Desde entonces quedó creada la cofradía que se encarga
del culto a San Juanito; y todos los años, en la noche del día
23 de junio, la sagrada imagen hace su entrada triunfal en la misma forma
que reseá la leyenda; siendo mensajera de la alegría en las
fiestas al Santo Patrón del Pueblo.