Síndrome Post Aborto (SPA)
El Síndrome Post-Aborto (SPA) consiste en una serie de trastornos
psicológicos y psicosomáticos que experimentan muchas mujeres a consecuencia
de haber abortado.
Merece la pena aclarar que las manifestaciones del SPA son normales: es decir,
lo natural después de haber sufrido un aborto provocado, es sentir dolor,
tristeza, culpabilidad, vacío,... lo anormal, sería quedarse completamente
indiferente como si nada hubiera ocurrido (ello reflejaría un cierto grado de
trastorno mental, aunque es preciso diferenciarlo de la actitud de negación,
con la que la mujer aparenta ante sí misma y ante los demás esta supuesta
indiferencia).
El SPA suele aparecer tardíamente, pasados meses e incluso varios años desde
que el aborto tuvo lugar; las manifestaciones más frecuentes son depresión,
ansiedad, rabia, vergüenza, rechazo de sí misma y gran sentimiento de culpa.
Si la mujer padecía algún trastorno mental previo o bien tenía una cierta
predisposición a padecerlo, el aborto suele agravarlo o desencadenarlo.
Estas alteraciones básicas, afectan la vida cotidiana de la mujer y se
concretan de múltiples formas, perjudicando e interfiriendo en sus relaciones
interpersonales (especialmente las conyugales o de pareja), su
capacidad de trabajo o estudio, el interés por las cosas y por las otras
personas, etc.
También favorecen ciertas actitudes anormales como:
auto-aislamiento, apatía, indiferencia, trastornos de la conducta alimentaria (anorexia
o bulimia), conducta autodestructiva (tendencia
suicida, abuso de alcohol y drogas), estado hiperalerta
(sensación de estar permanentemente amenazada, en peligro, de modo que se
vuelven mucho más susceptibles e irritables), comportamiento
esquivo con los niños, maltrato infantil, dificultad para establecer un vínculo
apropiado con los propios hijos, promiscuidad, automutilación (histerectomía,
ligadura de trompas), tendencia a establecer relaciones abusivas
(en las que resultan maltratadas), búsqueda de sobrecompensación
profesional, etc.
La herida abierta por el aborto puede provocar otro tipo de manifestaciones como
insomnio, alucinaciones auditivas (oír el llanto de
un niño), pesadillas (en las que el capítulo del
aborto se repite continuamente, aparecen niños despedazados o mutilados,...), intrusiones
(es decir: recuerdos súbitos diurnos de la experiencia del aborto), etc.
Además, el aborto puede ocasionar dificultades en embarazos y partos
posteriores, pero, en esta ocasión, influyen alteraciones tanto físicas cómo
psicológicas que pueden comportar disfunción sexual
(sobretodo con el padre de la criatura abortada) esterilidad,
interrupción espontánea del embarazo, parto prematuro, (que, por
cierto, incrementa el riesgo de parálisis cerebral en el neonato)...
Tampoco es infrecuente que las mujeres busquen embarazos
"expiatorios" (es decir, que compensen la pérdida
sufrida) o que se involucren en el movimiento pro-vida (con una intención de
reparación) o pro-aborto (con la esperanza inconsciente de fortalecer la idea
de que el aborto fue una decisión correcta y razonable, de modo que no hay
motivos para arrepentirse o dolerse por ella).
Estas manifestaciones típicamente empeoran en las fechas en que tuvo lugar el
aborto o en que el niño debería haber nacido (reacciones de
aniversario) y también pueden desencadenarse o agravarse ante
determinados acontecimientos vitales estresantes o emocionantes.
En palabras del profesor Willke: "es más fácil sacar al niño del útero
de su madre que sacárselo de su pensamiento".
Factores de riesgo para sufrir el síndrome post-aborto:
No todas las mujeres que abortan experimentan el SPA ni todas las que lo
padecen, sufren las mismas alteraciones ni en el mismo grado. Es difícil
determinar a priori qué mujeres lo padecerán y cuáles no, pero sí se ha
podido identificar ciertos factores que incrementan el riesgo de padecerlo:
- Ser adolescente
- Sufrir el aborto en el 2º o 3r trimestre de gestación
- Presentar antecedentes de enfermedades o alteraciones psicológicas previas al aborto.
- Haber sido presionada a abortar por terceras personas (pareja, padres, tutores, jefe del trabajo,...)
- Que el aborto vaya en contra de creencias o convicciones morales.
- Que se aborte con la esperanza de que de este modo se salvaguarda la salud psicológica.
El Aborto en las Adolescentes
De todos los factores de riesgo antes mencionados, el más importante es el
hecho de ser adolescente; esto es así por varios motivos:
- las adolescentes manifiestan más a menudo el deseo de tener el bebé
- se sienten obligadas a abortar con más frecuencia
- tienen convicciones anti-abortistas más sólidas
El SPA se manifiesta en ellas de un modo más
cruento, les cuesta mucho más superarlo y a menudo sufren secuelas psicológicas
irreversibles. El riesgo de suicidio es del doble en comparación con las
mujeres adultas y el riesgo de padecer alteraciones mentales graves que
requieran hospitalización, tres veces superior. También están expuestas a un
mayor riesgo de sufrir lesiones uterinas, vaginales y abdominales durante la
intervención abortiva.
El aborto supone un riesgo de
muerte cuatro veces mayor que el parto
Contrariamente a la idea que los promotores de la cultura de la muerte se han
encargado de difundir, el aborto supone un riesgo para la salud de la mujer
significativamente mayor que el embarazo y el parto.
El estudio más serio que se ha realizado al respecto, fue llevado a cabo en
Finlandia, por el Centro Nacional Finlandés de Investigación y Desarrollo para
la Salud y el Bienestar.
Dicho estudio se realizó sobre 9.192 mujeres que fallecieron entre los años
1987-1994 con una edad comprendida entre los 15 y los 49 años (es decir, en
edad reproductiva); de todas ellas, 281 murieron en el curso de un año desde su
último embarazo.
Analizando la mortalidad global y la mortalidad por causas, encontramos en
todos los casos que el embarazo y el parto reducen el riesgo de morir mientras
que el aborto provocado lo incrementa.
Las conclusiones de dicho estudio son las siguientes:
MORTALIDAD GLOBAL
3,5 veces superior en las mujeres que habían abortado en comparación con las
mujeres que habían dado a luz.
MORTALIDAD POR SUICIDIO
7 veces superior en las mujeres que habían abortado en comparación con las
mujeres que habían dado a luz a un hijo.
Merece la pena añadir que el 30-55% de las
mujeres que abortan tienen ideas de suicidio y entre el 7-30% llegan a cometer
intentos. Estos últimos son especialmente importantes en las mujeres de menos
de 30 años y en las mujeres con antecedentes de alteraciones psicológicas o
tendencia suicida.
Es preciso destacar que una cierta proporción de suicidios en mujeres que han
abortado, se asocian a infanticidio: la mujer se suicida después de haber
acabado con la vida de sus otros hijos.
Hay otro dato muy revelador que refuerza esta constatación: la tasa de suicidio
femenino en China es la más elevada del mundo; además, China es el único país
donde mueren más mujeres que hombres por este motivo. No deja de ser
"curioso" que sea precisamente China el país donde el control de la
natalidad es más agresivo y la sociedad más coacciona a las mujeres a cometer
abortos no deseados.
MORTALIDAD POR CONDUCTA
DE RIESGO
El riesgo de morir a causa de un accidente es 4 veces superior para una mujer
que ha sufrido un aborto en comparación con una mujer que ha dado a luz a un
hijo
Por un lado, las mujeres que dan a luz a un
hijo, adoptan actitudes más cuidadosas y evitan situaciones de riesgo que
puedan poner en peligro a su hijo o a ellas mismas.
Contrariamente, las mujeres que han sufrido un aborto, adoptan actitudes más
imprudentes y temerarias que ponen en peligro sus vidas (conducta
auto-destructiva). La adquisición de esta conducta de riesgo
es el resultado de los trastornos psicológicos incluidos en el denominado síndrome
post-aborto: indiferencia, apatía, depresión, desprecio de la
vida, baja auto-estima, sentimiento de culpabilidad, desesperación, mayor
tendencia a abusar del alcohol y las drogas o automedicación con sustancias
antidepresivas o estimulantes... Las muertes por conducta de riesgo serían el
reflejo de un grado menor de conducta suicida: el deseo de morir o de no
continuar viviendo sin llegar a pensar en quitarse activamente la vida. El
resultado es un mayor riesgo de morir por "accidente".
MORTALIDAD POR
HOMICIDIO
El riesgo de morir a causa de agresiones por otras personas es 4 veces superior
para las mujeres que han sufrido un aborto en comparación con la población en
general
Otros estudios realizados en mujeres que habían
abortado muestran que alrededor del 60% de ellas referían haber perdido el
control sobre ellas mismas y adoptado conductas hostiles, agresivas y violentas
a raíz del aborto. Todo ello puede favorecer la generación de conflictos en
las relaciones interpersonales que pueden llegar a tener un desenlace fatal.
También es posible que entre las mujeres que optan por abortar haya una
proporción superior de mujeres con trastornos psicológicos y con mayor
tendencia a establecer relaciones conflictivas o abusivas en las que puede
predominar el maltrato.
MORTALIDAD POR CAUSAS
NATURALES
1,6 veces superior en las mujeres que han abortado en comparación con las
mujeres que han dado a luz o han sufrido una interrupción espontánea del
embarazo.
Son diversas las causas que podrían explicar
esta constatación:
- Por un lado es posible que las mujeres que logran quedarse embarazadas y dar a luz a un hijo, presenten un estado de salud superior al de las mujeres en edad fértil en general: este hecho podría justificar que la mortalidad por causas naturales en mujeres que han dado a luz a un hijo sea inferior que la media, pero, en cualquier caso, no explicaría que la mortalidad entre las mujeres que abortaron sea un 60% superior que en las mujeres que quedaron embarazadas pero no sufrieron un aborto provocado. Los abortos provocados que se practican por estar en peligro la salud física de la madre no fueron lo suficientemente abundantes como para explicar esta diferencia.
- Por otro lado, el aborto provocado induce una serie de cambios físicos y psicológicos no fisiológicos (es decir, no naturales) que pueden repercutir negativamente en el estado general de salud de la mujer. Entre estos procesos encontramos: el estado depresivo (que compromete la funcionalidad del sistema inmunitario), los conflictos psicológicos (que consumen energía, de modo que la mujer descuida otros aspectos que condicionan su estado de salud) y las alteraciones del sueño y la alimentación o el abuso de sustancias tóxicas (alcohol, drogas y fármacos) que tan frecuentes son en las mujeres que han abortado.
Esquemáticamente, podemos representar los resultados obtenidos del siguiente modo:
CONCLUSIÓN: mientras el embarazo, el parto y la maternidad tienen un efecto
protector sobre la salud de la mujer y favorecen su supervivencia, el aborto
incrementa el riesgo de morir y de adoptar conductas o padecer trastornos psicológicos
que pueden conducir a la muerte.
El aborto como factor de riego para
sufrir complicaciones en embarazos posteriores
El aborto se ha identificado como factor de riesgo para dar a luz a bebés
con bajo peso (alteración que se traduce en un mayor riesgo de
parálisis cerebral). En este sentido las estadísticas norteamericanas son muy
sugerentes: la población de color presenta una incidencia de bebés con parálisis
cerebral notablemente superior a la población caucásica. No deja
de ser "curioso" que la tasa de aborto sea proporcionalmente superior
en la población negra que en la blanca. La asociación estadística entre ambos
fenómenos es significativa y el punto de conexión se encuentra precisamente en
la mayor incidencia de partos prematuros y de bebés con bajo peso entre las
mujeres que han padecido algún aborto provocado.
También se ha relacionado el aborto con una mayor dificultad para con embarazos
y partos posteriores, con un amplio abanico de manifestaciones que van desde la esterilidad
hasta la dificultad para llegar a término, mayor
incidencia de partos prematuros, alteraciones durante el embarazo que
ponen en peligro la salud tanto de la madre como la del hijo (eclampsia,
pre-eclampsia, muerte fetal, infección intrauterina, hemorragia uterina,...),
retención de la placenta, hemorragia posparto, embarazo ectópico, disfunción
sexual (con gran componente psicológico) y dificultades
para establecer un vínculo adecuado madre-hijo (tanto desde el
punto de vista afectivo como físico, no siendo infrecuente la dificultad para
amamantar al bebé).
El aborto quirúrgico comporta ciertos riesgos y efectos secundarios que
dependen sobretodo de la técnica utilizada (que a su vez está en función de
las semanas de embarazo en el momento del aborto). En general, estos riesgos
son: perforación uterina, infección, embolismo, convulsiones,
hemorragia, daño cervical (es decir, del cérvix uterino), fiebre
y vómitos entre otros. Estas lesiones pueden tener consecuencias inmediatas o
bien manifestarse en forma de alteraciones de la fertilidad, el embarazo y el
parto en gestaciones posteriores y que pueden repercutir negativamente tanto en
la salud de la madre como del bebé.
Por otro lado, la interrupción del embarazo en el primer trimestre de gestación
supone un riesgo 30-50% superior de desarrollar cáncer de mama. A esto hay que
añadir que el hecho de dar a luz a un hijo tiene un efecto protector frente al cáncer
de mama, de modo que el aborto no sólo supone un factor de riesgo
positivo para desarrollar este tumor, sino que también priva a la mujer de un
factor protector frente al mismo, como es el embarazo a término y la lactancia.
Son los embarazos en edades tempranas los que presentan un mayor efecto
protector frente al cáncer de mama. Y son precisamente las muchachas jóvenes
las que padecen mayores trastornos físicos y mentales por el hecho de haber
abortado. Estas observaciones contradicen el argumento pro abortista según el
cual el aborto beneficia a la mujer en general y a las adolescentes o jóvenes
en particular.
Aborto y consentimiento informado
Los modelos sanitarios actuales, no conciben ningún tipo de relación médico-paciente
que no observe lo que se denomina "consentimiento informado": es
decir, el enfermo debe conocer las distintas opciones terapéuticas que en su
caso concreto merece la pena valorar y bajo el consejo del médico, ambos (médico
y paciente) valoran conjuntamente cuál de las opciones posibles es más
conveniente. Para que el paciente pueda decidir, es preciso que se le explique
en qué consiste cada opción, así cómo sus ventajas y sus inconvenientes, los
riesgos y los posibles efectos secundarios de cada intervención o tratamiento
(naturalmente, es preciso que el médico adapte su lenguaje a la capacidad de
entendimiento del paciente).
En el caso de las mujeres que están considerando la opción de abortar, es
preciso que, al igual que en el resto de intervenciones médicas, se respete su
derecho al consentimiento informado. Esto implicaría:
- Prevenir acerca de las consecuencias psicopatológicas que entraña el aborto.
- Avisar del mayor riesgo de complicaciones en embarazos posteriores al aborto (niños de menos peso, parálisis cerebral)
- Explicar en qué consiste la técnica abortiva
- Explicar que, de acuerdo con el estadio del embarazo, el embrión o feto, es de un determinado modo: tiene bracitos, piernas, un corazón que late desde la cuarta semana,...
- Informar acerca de las posibles complicaciones, riesgos y efectos secundarios que sobre la salud física y sobre la fisiología reproductiva de la mujer entraña la técnica abortiva a que se va a someter.
- En el caso de la "píldora abortiva del día después" es necesario que la mujer sepa que es posible que esté ABORTANDO (es decir, acabando con la vida de su hijo todavía no nacido), y no impidiendo la concepción.
- Informar acerca de las otras alternativas: por ejemplo, no abortar y decidir después del parto entre ejercer la maternidad o dar al bebé en adopción.
Quizá sea cierto que abortar de un modo
inconsciente, sin conocer todos estos detalles sea mucho menos doloroso. Pero lo
que yo creo es que muchas mujeres tomarían la decisión de no abortar si lo
supieran. Si socialmente se acepta este engaño es porque se tiene la convicción
de que lo que realmente le conviene a esa mujer es abortar y, lo que hay que
hacer por caridad, es hacer que esta difícil decisión sea más soportable,
menos dolorosa y más fácil de tomar.
Ni que decir tiene que, por lo menos en España, el derecho al consentimiento
informado es violado a diario en cada mujer que se dirige a una consulta de
planificación familiar con la esperanza de recibir orientación e información
para poder tomar una decisión "libre" acerca de su embarazo. No es
posible tomar decisiones libres cuando uno desconoce la realidad sobre lo que es
objeto de su decisión, especialmente si es posible adquirir este conocimiento.
Es un delito sugerir o favorecer que una persona tome una determinada decisión
a la par que se le oculta información que podría modificar la resolución
final.
Conclusiones
El aborto supone, en primer lugar, acabar con la vida de un ser humano en
desarrollo, el más inocente e indefenso de todos. Pero, a la vez, supone herir
profundamente en el cuerpo y en el alma a la mujer que aborta. Me resulta difícil
imaginar un sufrimiento mayor al que puede llegar a experimentar una mujer que
ha abortado cuando toma conciencia de ello. Al duelo natural por la muerte
evitable de un hijo, se suma la carga de saberse responsable de tan dolorosa pérdida.
Todo aborto tiene, por lo menos, dos víctimas: una de ellas muere; la otra,
sobrevive y sufre a diario las consecuencias de un crimen abominable.
De nada sirve el intentar mentalizar a la mujer de que el aborto fue una decisión
correcta y razonable de la que no tiene porqué arrepentirse; de nada sirve
cuando la mujer ya ha descubierto en su dolor, que aquel montoncito de células
que arrancaron de su seno era algo más que una masa informe. Insistir en negar
lo trágico del aborto sólo contribuye a incrementar el sentimiento de soledad
e incomprensión en las madres víctimas de un aborto.
En nuestra sociedad son muchas las mujeres (sobretodo adolescentes y jóvenes)
que quedan embarazadas en situaciones en que quizás lo más conveniente o lo más
deseable (bajo un criterio y un juicio humanos) hubiera sido que ese embarazo no
se produjera. Pero eso no quiere decir que la solución al problema sea
interrumpir ese embarazo y acabar con la vida de un bebé inocente.
Estoy convencida de que la inmensa mayoría de abortos (sino todos) son no
deseados. Ninguna mujer desea pasar por la experiencia de un aborto. Es mucho más
indeseado e indeseable un aborto que cualquier embarazo. Los pro abortistas
insisten en combatir los embarazos no deseados con abortos todavía menos
deseados y con bastantes más efectos secundarios negativos que el llevar a término
un embarazo imprevisto y dar a luz a un hijo aunque sea dado en adopción.
La mayoría de mujeres que optan por abortar ante un embarazo no deseado, lo
hacen presionadas por personas allegadas o por problemas de carácter social o
económico. La mayoría de ellas refiere que si sus circunstancias hubieran sido
otras, habrían tenido a su bebé. El 70% afirma que jamás volverían a abortar
por muy adversas que fueran las circunstancias.
Son muchos los motivos que pueden hacer que una mujer se plantee la opción de
abortar en una sociedad donde el aborto es legal y considerado como un medio por
el cual la mujer es liberada de las cadenas de su feminidad. En el fondo de
estas decisiones se suele encontrar la falta de apoyo por parte del padre del
bebé o de los familiares y amigos más allegados y también por parte de la
sociedad que, en lugar de buscar medios para ayudar a las mujeres en su
maternidad deseada, invierte recursos humanos y económicos en clínicas donde
llevar a cabo los abortos no deseados.
No se ha publicado en la prensa científica ningún estudio acerca de las
supuestamente gravísimas y más que "evidentes" consecuencias de
completar hasta el parto un embarazo no deseado en un principio. Pero, por
desgracia, la abundancia de víctimas supervivientes del aborto, está
proporcionando datos suficientes como para continuar afirmando, confirmando y
reafirmando lo expuesto en este artículo: el aborto es una amenaza para la
integridad física y psicológica de la mujer.
Para concluir este artículo, recomiendo la lectura del texto:
El proyecto Raquel: Fe en acción, un Ministerio de
compasión y solicitud
Que pueden encontrar en la dirección:
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/raquel-fe.html
Autor: María Valent
Revista Arbil (España)
Bibliografía
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Página web del Elliot Institute (ayuda a la mujer que ha sufrido un
aborto):
http://www.afeterabortion.org
Página web de Vida Humana Internacional:
http://www.vidahumana.org
Página de la Asociación Canaria de Bioética (ACABI):
http://www.bioeticaweb.com