1 de Abril de 1983. Una mañana soleada recibe a los Octubrinos en su Alma Mater. El bullicio característico del primer día de clases se complementa con el característico olor a nuevo (uniforme, útiles, muebles reacondicionados, etc.). Yo llego un poco tarde; algo nervioso, a pesar de ya no ser un novato en estos menesteres; pero no tardo en entrar en ambiente, al reencontrarme con algunos de mis compañeros y compañeras, quienes no tardan en preguntarse por las típicas novedades del primer día: ¿Cuántos nuevos hay en el salón?, ¿No se matriculó 'Fulanito'?, ¿Ella va a ser nuestra Tutora?, ¡¿'Menganito' pasó de año?!... La voz del profesor Tenorio interrumpe la charla, mientras intenta poner orden en el patio principal. Una vez que lo logra, da paso al izamiento de las banderas (la del Perú y la del Colegio), y luego comunica que todos pueden pasar a sus respectivas aulas... excepto los alumnos de Primer Año. Y esos éramos nosotros. Lo que sucedió después fue muy rápido en realidad. Y por lo mismo, yo diría que hasta traumático. El Teacher Tan, junto con tres profesores más, se acercó a las tres secciones, las cuales estaban formadas una al lado de otra, tal como veniamos haciéndolo desde la Primaria. Acto seguido, mientras nos señalaba un sector vacío del patio principal, nos dijo: Los alumnos que vaya mencionando, se van formando con sus pertenencias en esta parte. Luego, listas en mano, comienza a decir los nombres de varios de nosotros, mientras todo el mundo se preguntaba, con la mirada, qué era lo que sucedía. El primer grupo se completa, y suben al aula del Primer Año "A". En el segundo me integran, y pasamos al aula del Primer Año "B". Finalmente sucedió lo mismo con el Primer Año "C". Y seguiamos sin entender nada... Al ingresar al Aula del Primer Año "B", el profesor a cargo (no recuerdo exactamente quien) nos dice que nos acomodemos. Y era de esperarse que se diera lo usual de todo primer día de clases: que cada quien se agrupara con su gente en algún sector del aula. Sin embargo, esta vez la gente se sentó en el primer lugar que encontró. No habían grupos. Tal vez casi todos nos conociamos, aunque sea de vista, pero no eramos los compañeros de aula de siempre. El desconcierto era total, a tal punto que el profesor tuvo que tomar la palabra: Buenos Días, alumnos. Pónganse cómodos, y vayan conociéndose, pues ahora ustedes son parte del Primer Año "B" de Secundaria. Y la Bomba Atómica estalló. Repentinamente, los murmullos inundaron el ambiente del aula. La pregunta que nos haciamos unos a otros era: ¿En serio?; seguida de: ¿Sabías algo de esto?. Y es que nunca antes se había hecho algo así en el colegio. Sin embargo, no hubo mucho tiempo para la charla. El profesor decidió que todo estaba solucionado, y luego de hacernos callar a todos, dió paso a su primer día de clases... 10 de la mañana. Recreo. La campana suena, y todos salen de inmediato a los pasillos del segundo piso del mismo pabellón que el Dpto. de Normas. Ahí se ubicaban las tres secciones, y fue facil que todos estuviéramos ahí... aunque encontrarnos ya no fue tan sencillo. Por fin, todo se fue aclarando: Habiamos sido víctimas de una solución. Una salida elaborada por un grupo de profesores en el verano de 1983, y de la cual ni siquiera nos habiamos enterado los que estuvimos en las clases veraniegas de aquel entonces. Pero bueno, ¿De qué se trataba esta solución?...
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