A
LA BÚSQUEDA DE NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA LA EXPLOTACIÓN DE LAS MINAS DE RÍO
TINTO
Al
final del imperio romano, todas las explotaciones mineras de la provincia de
Huelva son abandonadas y no es hasta 1550, citando Felipe II, como consecuencia
del déficit financiero que tenía la Corona. encargara a Francisco de Mendoza
una investigación de las minas de Río Tinto. Este delegó la visita en el clérigo
llego Delgado que emitió
varios informes, que si bien denunciaba el abandono total de las
explotaciones mineras, eran optimistas en cuanto a la gran cantidad de escorias
con contenido de plomo y los muchos lugares susceptibles de ser explotados. Pero
el deficitario Erario de la Corona obligó a la renuncia de la política minera.
No
es hasta 1727 cuando las Minas de Río Tinto vuelven a ser rehabilitadas con la
Concesión (le la explotación a Lieberto Wolters, por Real Asiento de Felipe V.
Este emprendió los trabajos de desagüe en la zona de Filón Sur y proyectó la
constricción de una Fundición, pero una vez más la insuficiente inversión en
la maquinaria impidió a Wolters
rentabilizar la explotación, y las únicas producciones de cobre que
consiguió, debieron ser por el método de cementación natural.
Las
mismas dificultades tuvieron los siguientes asentistas de las minas como Samuel
Tiquets y sobre todo, Francisco Thomás
Sanz que cuando dejó las minas en 1783, las había dejado en un estado
de ruina por falta de planificación y
seguridad en sus explotaciones; aunque había conseguido producir 100
Toneladas de cobre roseta al año y poner en funcionamiento las fundiciones de
afinos, que conllevó la
construcción de numerosos talleres y edificios industriales. así como
de viviendas que supuso una gran ampliación del pueblo antiguo de Ríotinto.
Por
Real orden de 14 de Enero de 1783, Carlos III reintegraba las minas de Río Tinto
a la Real Hacienda, pero de nuevo
ni administradores como Sanz ni comisionados como Aguirre consiguieron
rentabilizar las minas, los trabajos se iban a mantener más bien con pena que
con gloria, y buscando un beneficio propio.
Ante
este estado tan lamentable de crisis de las Minas de Río Tinto, el Gobierno
presenta una Disposición en 1.827 por la que permite el arriendo de las minas.
Se
llega así al periodo de arrendamiento de las minas por D. Gaspar de Remisa
desde 1.829 hasta 1.849. Hasta 1.837 el 15% de la producción total de cobre
procedía del sistema de Cementación Natural y el 85% de la producción total
de cobre de Río Tinto procedía del sistema de vía seca o fundición de
minerales. Este sistema precisaba abundante cantidad de leña o carbón. Como a
Remisa sólo le interesaba la rentabilidad de su empresa y sacar el máximo
beneficio posible durante el tiempo que duraba su contrato, benefició los
minerales sin racionalizar los trabajos de extracción ni aprovechar los
recursos naturales en su justa medida, procediendo a una tala abusiva de árboles
que le ocasionará un sin fin de denuncias.
Como
consecuencia del control de la tala de árboles a que fue sometido desde 1837 y
para elevar la producción de cobre, pone en marcha a comienzos de 1839 las
actividades de Cementación Artificial, que parece ser necesitaba menos leñas
que las fundiciones y permitía una mayor producción.
En
1849 la participación de la Cementación Artificial representaba el 90,37% de
la producción total de cobre en Río Tinto.
Con
este procedimiento se logró reducir el fundamental problema de la falta de
arbolado que, en los ocho años anteriores se había cortado sin orden, sin límites
y sin un plan de repoblación forestal futuro.
Ezquerra
del Bayo reconoce que a pesar de que la Cementación Artificial no es un método
moderno, si hay que reconocer el mérito de Remisa de ponerlo en funcionamiento
en Rio Tinto.
Hacia
el año 1844 comenzaron a extenderse masivamente las calcinaciones, Remisa las
realizó incluso en invierno, entonces empezarán a sentirse los daños que
producen los humos de la calcinación.
El
caso es que a partir de Remisa la Cementación Artificial será el método
principal de beneficiar el mineral, a pesar de algunos informes como el de Agustín
Martínez Alcíbar, que demuestra el bajo rendimiento de este método. Alcíbar
calculó que la recuperación metalúrgica llegaba a ser escasamente de 1/3 del
cobre contenido en los minerales, y cuanto más ricos los minerales aún peor.
Los ingenieros del Gobierno nunca fueron partidarios de la Cementación
Artificial (Anciola y Cossío).
En
1849 las minas pasan a depender directamente del estado, aunque permitió la
existencia de dos contratas “Los Planes” y “La Cerda”. La Real Hacienda
se encargaría directamente de la extracción del mineral que facilitaría según
las cantidades convenidas a las dos contratas. Los Planes se dedicaba a la
Cementación de los vitriolos y de las tierras menudas, mientras que D. Mariano
de la Cerda prometió un método electro-químico de Cementación que
nunca cumplió.
El
Gobierno comprendió la falta de rentabilidad que suponía tener dos empresas
contratistas en el término, máxime cuando el cobre que producían estaba
desacreditado en el mercado por ser de inferior calidad, y además costaba a la
Hacienda mucho más dinero que el que producía en sus fábricas.
Por
lo que la Real Hacienda decide explotar las minas en solitario desde 1863 hasta
su venta definitiva a la Río Tinto Company Limited
(R.T.C.L.) en 1873 y a juzgar por los datos de producción de cobre y
teniendo en cuenta la inestable situación política de España, revolución de
1868, no obtuvo malos resultados.
Con
el derrocamiento de Isabel II en 1868 y la Constitución de 1869 de marcado carácter
liberal se facilita la obtención de concesiones mineras (Ley de Minas 1869), la
mayoría de estas concesiones caerán en manos extranjeras, como en el caso de
las minas de Río Tinto que pasarán a depender de los ingleses en Junio de
1873.
Cuando
la R.T.C.L. se hizo cargo de las minas comprendió que para hacer rentable la
explotación era necesario una fuerte inversión de capitales, que posibilitaría
cambiar el sistema antiguo de extracción de mineral por el sistema de
“opencast” (cortas a cielo abierto), la construcción de un ferrocarril para
abaratar los costes de transportes y consolidar un mercado de ventas bien
organizado, con la implantación en Londres de una oficina comercial que
controle los mercados internacionales del cobre y la pirita.
Es
ahora cuando se va a producir un desmesurado desarrollo de la explotación, para
que sirva de ejemplo cabe indicar que durante los nueve primeros años de
funcionamiento de la compañía inglesa, la mina produjo 32.000 toneladas de
cobre, producción superior a todas las minas chilenas juntas en el mismo año.
Este
desarrollo de las explotaciones mineras va a ocasionar un desarrollo demográfico
paralelo. Esta población que en su mayoría era alógena, sin ningún tipo de
raíces en la zona e incluso sin familia , que venían a probar fortuna atraídos
por la gran cantidad de oferta de trabajo, incidirá directamente en las
manifestaciones que conllevaron a la huelga el 4 de Febrero de 1888 , ya que no
tendrán miedo de agrupar en esas fechas unos 4.000 trabajadores.
Pero
más sorprendente es el crecimiento en los casos de Río Tinto y Nerva en los
censos de 1887, un año antes de los sucesos. Río Tinto pasa a tener 10.671
vecinos, y Nerva alcanza ya los 6.431; por su parte Zalamea experimenta un
descenso poblacional y pasa a tener 6.240 habitantes, cono consecuencia del
predominio de la actividad industrial y minera sobre la agrícola, no obstante
se recuperará y no será hasta la década de los 40 cuando la agricultura pase
descaradamente a un segundo plano originando un descenso poblacional continuado.
Como
es de suponer aunque el crecimiento era constante y las perspectivas podrían
ser buenas, la situación actual debió ser bastante precaria. El alojamiento de
esta población de hecho se nos antoja muy complicado, a pesar de las noticias
que tenemos de la ampliación de los pueblos cercanos a la mina , construcción
de calles nuevas y numerosas casas; el hacinamiento no se pudo evitar y las
condiciones higiénico-sanitarias debieron ser bastante deficitarias. Además
por añadidura, se presentaría otro problema, ya que como tiernos apuntado,
aunque la población en su origen era foránea, la mayoría tenía la intención
de quedarse, como demuestra la evolución de crecimiento de los censos de
población, y formar una familia que necesitaría de los servicios elementales:
casa, médicos, escuelas, etc. . Los ingleses se preocuparon de la creación de
estos servicios elementales desde su llegada pero para tanta población eran
insuficientes , por lo que fue un nuevo motivo de descontento entre los obreros.
A
estos problemas de instalación y habitabilidad que tenían los trabajadores
cuando llegaban a la mina hay que añadir las condiciones de trabajo que eran
durísimas.
A
pesar que desde el Gobierno republicano de 1873, se intentaron algunas mejoras,
como con la ley Benot que regulaba el trabajo infantil y femenino, no se
consiguió nada. Seguían trabajando niños menores de 10 años, y los menores
de 14 años
en lugar de trabajar 6 horas como estaba legislado, llegaban a trabajar hasta 12
horas; y la prohibición del trabajo subterráneo para menores de 16 años es
obvio que no se cumplió. Por lo que respecta a las mujeres las mejoras de esta
ley en lugar de ayudarlas les perjudicó, ya que los empresarios consideraban
excesivas las mejoras y no las contrataban.
En
cualquier caso ya hemos indicado que la ley fue inoperante y no se cumplió, al
igual que la Ley de 13 Marzo de 1900, que era calco de la anterior, debido a que
nunca se constituyeron los Jurados Mixtos» que hubieran garantizado el control
del trabajo de mujeres y niños. La fijación estricta de 14 años como edad mínima
laboral no se va a efectuar hasta 1924, que trabajarán con la categoría de
“niños” y cobrarán la mitad del jornal. De todas formas el trabajo de los
menores de 10 años era ya casi imperceptible en 1900.
Así
pues las condiciones de trabajo tanto para adultos como para mujeres y niños
eran malas y las mejoras por parte de la compañía nunca llegaban esgrimiendo
que era la compañía que mejor trataba a sus empleados y que un campesino tenia un jornal de 8 reales frente a los 15 reales que ganaban los mineros. El descontento era general y las tensiones fueron creciendo tanto en la masa de los nuevos trabajadores desarraigados como en las gentes afincadas en la comarca.
Entre
1874 y 1888 hubo huelgas frecuentemente pero eran conatos mal organizados que
eran rápidamente extintos y que nunca lograron sus objetivos.
Cuando
el 1 de Febrero de 1888 comienza la huelga, ya mejor organizada y coordinada por
Maximiliano Tornet, los obreros solicitan: que no se descuente los cuartos y
medios jornales cuando no se puede trabajar porque está la manta de humo,
supresión de las innumerables multas, reducción de las doce horas de trabajo
(de sol a sol) por nueve horas, sistema de indemnización para accidentados y
familiares, supresión del descuento de una peseta que se hacía para asistencia
médica, relevo del jefe del departamento de minas, y por último la prohibición
de la calcinación del mineral al aire libre.
Peticiones
que en su mayoría podían considerarse como justas y que la compañía podría
haber aceptado muchas de ellas, exceptuando la prohibición de las calcinaciones
que se consideraban insustituibles, pero la tozudez de un director, W. Rich,
inexperto que llevaba en las minas una semana, no supo evitar el mayor
derramamiento de sangre jamás producido en toda la historia laboral de la
Cuenca Minera.
Los
acontecimientos de 1888 cambiaron poco o nada la situación general de
predominio que venía imponiéndose por parte de la empresa. Se dieron una serie
de cambios que probablemente hubieran llegado incluso antes sin estas
movilizaciones; la compañía tardó en conceder algunas mejoras, para que no se
pensase que era por el efecto de la huelga. La R.T.C.L. a partir de estos
sucesos va a ejercer un política “paternalista” de cara a sus obreros, pero
cuidándose de limpiar todo elemento perturbador que contradiga sus intenciones
sociales y laborales.
Esta
política paternalista se traduce en un esfuerzo por ofrecer a sus empleados los
servicios más esenciales de viviendas , escuelas, hospitales, etc.
El
cambio más significativo fue de carácter técnico, la sustitución de la
Cementación artificial por el método de Oxidación y lavados sucesivos del
mineral crudo, pero para ello se tardó 19 años.
Las
consecuencias de carácter social y medio‑ambiental fueron muy adversas.
Los obreros sufrieron de nuevo el despido y el control por parte de la empresa,
los campesinos se tuvieron que conformar con las indemnizaciones que les daba la
compañía, y esperar que ésta, acabara con el sistema que provocaba los humos
cuando quisiera. Pero donde las Calcinaciones repercutieron de forma más
negativa, fue sin duda, en el bosque y los montes de la comarca que habían
quedado completamente deforestados.
La
dominación británica de la Minas de Río Tinto en forma de colonización
determinó que el elemento obrero comenzara su organización sindical. En 1912
se crea el Sindicato Minero de Río Tinto bajo los auspicios de la Unión
Ferroviaria Española, entre su junta directiva aparecían ya dos de sus líderes
más significativos: Félix Lunar y Manuel Navarro. La sede del Sindicato se
situaría en Nerva, convirtiéndose ésta en el centro social de la Cuenca
Minera.
Si tuviéramos que escoger el periodo más representativo del movimiento obrero en la Cuenca Minera, tendríamos que acércanos en especial, a los años que van desde 1.913 a 1.920. Es sin duda en estos años cuando los mineros de Río Tinto tomaron realmente conciencia de clase, ya predicada por Marx desde finales del s. XIX, y se atrevieron a organizarse y a manifestarse contra la poderosa empresa que explotaba las minas: la RIO TINTO COMPANY LIMITED.
Anteriormente
en el periodo que va desde 1873 hasta 1909, la Cuenca había estado abandonada a
su suerte, no se había producido ningún interés especial por ninguno de los
numerosos grupos políticos que buscaban un hueco en la España de la Restauración,
éstos estaban preocupados por conquistar la zona de influencias, referente al
mundo obrero, en Asturias, Vascongadas y Cataluña.
En
este ambiente de indefensión permitieron que la “Compañía” creara su
colonia y fuera centro nuclear del que dependía toda la vida política, económica,
jurídica, educativa y hasta religiosa de la provincia de Huelva.
El
primer movimiento laboral importante fue la huelga de 1900. Esta huelga fue
planteada por los llenadores de la Corta Filón Norte que solicitaron mejoras de
jornal y no más despidos, como consecuencia de la introducción de los primeros
compresores de aire comprimido para la perforación de barrenos. La empresa no
les concedió ninguna de sus peticiones por lo que se produjo la movilización
de los llenadores de Corta Filón Norte, solidariamente se sumaron al paro los
llenadores de Corta del Lago y Corta Dehesa, convirtiéndose así, en una huelga
general del Departamento de Cortas, donde trabajaban entonces unos 3.000
operarios aproximadamente.
El
trabajo de llenador consistía en llenar con un rodo, barcales de mineral, que
transportaban a los vagones, había también niños dedicados a esta faena, a
los que se les denominaba “niños barcaleadores”. Se sucedieron numerosas
huelgas: 1901, 1903, 1906, 1908, etc. para reivindicar mejoras sociales y
laborales y sobre todo mejoras de jornal, como consecuencia de estas huelgas y a
pesar de la falta de mano de obra , la empresa respondía con la represión y el
despido, más aun cuando desde el mismo gobierno central presidido en 1.907 por
Maura, jefe del partido Conservador, se practicaba una política de represión
contra los movimientos sociales que llega a su culminación con la ley
reguladora del derecho de huelga promulgada el 27 de Abril de 1909. A estas
circunstancias tan adversas para el movimiento social hay que añadir la «desunión»
en estos primeros años de siglo, tanto de los obreros como de los partidos y
sindicatos de izquierdas, sobre todo a escala comarcar; es significativo que
Pablo Iglesias no bajase a Andalucía hasta finales de 1913, si bien es verdad
que mantenía correspondencia con los líderes locales a través de periódicos
como “El Socialista”
A
pesar de estas dificultades de organización del elemento obrero en la Cuenca se
empiezan a movilizar los resortes necesarios para que la cuenca minera en los años
veinte sea un hervidero de partidos políticos, sindicatos, comités, etc., que
luchen al lado del trabajador y contra el poder preestablecido por la compañía,
no sin las típicas disputas internas.
Sobre
1912 se constituyó la Sección Provincial de la Federación Nacional de
Ferroviarios, adscrita a la U.G.T. y representada en la capital por su líder
Bascuñana. Este pretendía consolidar y extender su influencia a las diferentes
organizaciones republicanas fundadas en Huelva. Pero desde un primer momento se
va a encontrar con una doble oposición: de un lado la Compañía como era
presumible y de otro, los líderes mineros de la comarca, en especial Félix
Lunar que buscaba la creación de un sindicato local propio, por ellos mismos
dirigidos, que defendiera ante todo sus intereses profesionales.
No
obstante se crea el Sindicato Minero de Ríotinto bajo los auspicios de la Unión
Ferroviaria Española pero contaba entre su junta directiva con los dos líderes
locales más importantes del momento: Manuel Navarro y Félix Lunar.
En la sección de Nerva, el sindicato cuenta con la suscripción de más de 6.000 afiliados en los primeros días de su constitución. Nerva se convierte en el centro político, social y sindical de la Cuenca Minera. En la plaza de toros, propiedad de los hermanos Hernández.; hablaron líderes, según F. Lunar como: <« ...Vicente Barrios, presidente de la Unión Ferroviaria Española; Eladio Fernández Egocheaga, nuestro futuro jefe; Agustín Marcos Escudero, Luis Fernández Mula, Pablo iglesias, el Abuelo; Teodomiro Menéndez, Facundo Perezagua, Manuel Llaneza, Mariano García Cortés, Francisco Bascuñana, Eusebio Carbó, Manolo Barrios, Eduardo Barriobero... Además de unos espontáneos de menor cuantía..."
La
compañía comienza con lo que Carlos Arenas, ha denominado "control burocrático",
para ello crea la Agencia de Trabajo desde donde se controló a todo el personal
confeccionado unos expedientes personales muy singulares.
El
entusiasmo general provocado por la recién nacida organización sindical así
como las malas condiciones de vicia del obrero de a cuenca minera, que con un
jornal de 3,75 ptas. a comienzos de 1913 no tenía para cubrir las necesidades básicas
más elementales; conllevaron a la huelga general de 1913.
En
estas fechas va aparecer un personaje muy importante para el movimiento social
como es Eladio Fernández Egocheaga, Si este fue mandarlo para apaciguar los ánimos
entre la Unión Ferroviaria y el Sindicato Minero Local, no tardó mucho tiempo
en distanciarse de los primeros y participar de lleno en la huelga con los
segundos. El 29 de Junio de 1 913 Egocheaga leyó en la Plaza de Toros de Nerva
una lista con 15 peticiones ante 15.000 mineros congregados. Las peticiones más
significativas eran: aumento salarial del 25%, jornada de 8 horas, salario mínimo
garantizado y un retiro obrero.
El
director general de la empresa que por estas fechas es Mr. Browning (1908-1927),
traslada el conjunto de peticiones de los obreros al Consejo de Administración
en Londres. La política que va a seguir la empresa está clara “espera” y
“silencio”; por parte de los trabajadores se van a producir numerosas
agitaciones y paros parciales, que culminarán el 16 de Octubre que sin ninguna
alteración del orden público, irán suspendiendo los trabajos por
departamentos en un riguroso orden, pararon hasta el personal de servicio doméstico
de los ingleses.
Ante
esta presión obrera, llegando incluso hasta el sabotaje del 3 de Noviembre se
produjo el incendio del pozo Alicia y las negociaciones llevadas a cabo por
Egocheaga en Madrid se elaboró un laudo por una Comisión arbitral con mejoras
reconocidas que firmaría Mr. Browning el 18 de Noviembre.
Pero
de nuevo las organizaciones sindicales debido a disputas internas se debilitan y
casi desaparecen. Por lo que la compañía no tiene ningún elemento social
fuerte en contra que le impida volver a su política autoritaria y no cumplir
las mejoras reconocidas en el laudo. En 1914 con el inicio de la Gran Guerra, la
empresa aludiendo a la crisis económica, instaura una jornada laboral de 4 e
incluso 3 días semanales, que repartida entre todos los obreros suponía de
nuevo hambre y miseria (Pérez López 1990). Para control del personal tanto en
el ámbito laboral como social, la compañía crea también en 1.914 la Agencia
de Trabajo; al finalizar el año el balance es de 3.589 obreros sin trabajo y
una crisis de subsistencia provocada por al alza de precios y la escasez de
alimentos. La situación se hace insostenible, la empresa reparte 500 Kg. de pan
diarios entre mujeres y niños, en Nerva se suspenden los festejos y este dinero
se emplea para dar limosnas a los más necesitados. No obstante la empresa sigue
salvando sus beneficios.
A
pesar de que en 1916 se restaura la jornada laboral completa, los obreros siguen
descontentos y solicitan numerosas peticiones entre ellas, mantenimiento de
retiro obrero y aumentos salariales El Sindicato había casi desaparecido, no
teniendo fuerza real; los líderes habían sido desterrados casi en su mayoría:
Agustín Marcos, Antonio Serrano, Eladio Fernández Egocheaga y posteriormente
el propio Félix Lunar. A pesar de este clima de desolación sindical se convoca
la huelga de 1917.
Esta
va ser la primera gran huelga general revolucionaria en la historia de España a
escala nacional, no hay que olvidar que el movimiento obrero está ya muy
extendido por toda Europa, y en algunos casos concretos como Rusia (revolución
octubre 1917) se han llevado a cabo hasta sus últimas consecuencias, a pesar de
ser una revolución atípica a la predicada por Marx.
En
la Cuenca Minera se produjo un paro total durante seis días, con 15.000
huelguistas movilizados y un balance de 10 muertos (Agosto sangriento en Nerva).
Los concejales socialistas al igual que los miembros del comité de huelga
fueron detenidos.
Se
constata la desaparición del Sindicato Minero. A pesar de ello, en Diciembre el
alcalde de Nerva es D. José Díaz del Real Gómez, primer alcalde socialista en
España
Pero el tiempo pasaba y no se conseguía las reivindicaciones de los obreros, y en cierta forma a la compañía le interesaba esta huelga, debido a la crisis económica de posguerra, ya que le permitía la reducción de la exportación y el despido de la mano de obra sobrante . El agotamiento físico y moral, pero sobre todo el hambre, hicieron que algunos trabajadores (2.000 de una plantilla de 11.000) volvieran a su trabajo. Y en Enero de 1921 se llegaba a un acuerdo: subida total del 37% en los salarios, retirada de la prima del 10%, los impuestos de los trabajadores lo pagaría la compañía, constitución de un comité de arbitraje para estudiar los casos de despidos y las posibles nuevas peticiones; plan mejorado de pensiones, etc.‑, en definitiva tuvieron que aceptar la subida de 2,25 ptas. propuesta desde un principio por la empresa.
De
nuevo el gran perjudicado fue el obrero, cuando finalizó la huelga el 28 de
Diciembre de 1920 habían emigrado un 35% buscando trabajo en otros lugares. La
plantilla quedó reducida a 9.902 trabajadores. Y como consecuencia un gran número
de mujeres y niños quedaron sin cabeza de familia, totalmente desprotegidos, sólo
ayudados por el precario auxilio social existente en los municipios.
En
la década que va desde 1921 hasta 1930 no se va a producir ninguna huelga, no
por las mejoras conseguidas sino por el cansancio y la impotencia, a tenor de
los resultados, del elemento obrero.
Pero
la relación de los británicos con el medio minero de Ríotinto no se limitó
solamente a las relaciones sociales y laborales sino que incidió directamente
en la configuración física del paisaje de Río Tinto y de la provincia de
Huelva, con la transformación industrial y las construcciones tanto fabriles
como arquitectónicas, que imprimieron una impronta que se mantienen en la
actualidad, así como aportaron numerosos aspectos culturales, deportivos y
etnográficos.
La
obra más importante que emprendieron nada más llegar a las mina fue el
ferrocarril minero de Ríotinto a Huelva. Este no sólo fue una obra de ingeniería
que posibilitó el transporte del mineral de Río Tinto a Huelva, el ferrocarril
significó mucho más que eso; fue la reactivación económica, la revolución
de los medios de transportes, la evolución tecnológica, las bases del
desarrollo comercial, la apertura ideológica y social a otros lugares
distantes. En resumen el elemento dinamizador indispensable para la explotación
de nuestra riqueza y para el desarrollo y la evolución de nuestra comarca y de
toda la provincia.
La
idea de construir este ferrocarril, no fue inglesa, ya en 1855, los ingenieros
españoles Luis Anciola y Eloy de Cossío efectuaron un informe donde exponían
la necesidad primordial de su construcción para hacer rentables las
explotaciones mineras. Pero fueron desestimadas, y no fue hasta que el consorcio
Matheson comprara las minas cuando se realizaría el proyecto, dirigido ya por
los ingenieros ingleses George Barclays Bruce y Thomas Gibson.
La
Río Tinto Company Limited se constituyó el 14 de Febrero de 1873, poco después,
en junio, comenzaban las obras que se acabaron el 28 de Julio de 1875.
Se
decidió que la línea tendría un ancho de 1,067 metros, conocido por vía métrica
inglesa, muy característica en África y Asia. Utilizada sobre todo en los países
que estuvieron en la órbita del imperialismo inglés. La compañía
constructora fue la Clark and Punchard Company.
En
total se construyeron 83 Km. de Vía General, asentada en una subbase de escoria
romana, que servía de apoyo a modo de balasto a las traviesas de madera. Esta vía
iba desde Huelva hasta las dos grandes estaciones de clasificación de mineral,
conocidas por Ríotinto Estación y Naya; receptoras a su vez de una serie de
ramales que unían todo el transporte de mineral en la cuenca. La red de vías
interiores hacía un total de 234 Km.
Destaca dentro de esta obra el Muelle de
Huelva para embarcar el mineral, construido por la compañía Jhon Dixon,
sustituta de la Clark and Punchard que había renunciado expresamente a su
construcción.
Es
una arquitectura funcional de hierro propia de finales del siglo XIX, y que los
ingleses la utilizaron mucho en la construcción de sus muelles. Tiene clon
estructuras independientes una de madera y otra de hierro, y su longitud total
es de 1.165 mts. Se acabó de construir cl 23 de Marzo de 1876, y fue utilizado
eficientemente por la compañía hasta 1975 en que se decidió construir otro
muelle nuevo después de numerosas reparaciones.
Se construyeron a lo largo de la Vía General 12 estaciones que unidas a las estaciones de los ramales: Nerva, Ríotinto, El Valle, Campillo y Zalamea hacían un total de diecisiete, todas de estilo victoriano muy sencillas de uno o dos pisos.
También
se edificaron 8 puentes para salvar la hidrografía de la comarca (ribera Nícoba,
arroyo Candón, río Tinto, ribera de Corumber, etc.) cruzando el río en
disposición diagonal para reducir el ángulo de desviación.
Así
mismo debido a la orografía de la comarca se construyeron S túneles, para ello
se prepararon hornos "in situ", para cocer los ladrillos que tenían
que servir de muros de contención.
La
importancia del ferrocarril en el transporte del mineral podemos constatarlo por
la elevada cantidad de mineral que permitió exportar. Llegó a transportar
1.200.000 Tm. anuales, es decir, 10.000 Tm diarias.
Tan
considerable tráfico determinó la existencia de un numeroso parque de
locomotoras: 143 de vapor y 7 eléctricas que servían de enlace entre las
estaciones y las minas. Además se contaba con 1.300 vagones y 2.000 vagonetas
de mina.
Las
locomotoras eran de 7 modelos diferentes, clasificadas por la compañía en 13
tipos. Todas excepto seis fueron de fabricación inglesa y se construyeron entre
1874 y 1954. Las casas más importantes, atendiendo al número de unidades que
se les compró, fueron: Hunslet, Neilson, North British, Avonside, Beyer Peacock,
Baldwin, etc.
En
1984 se ponía fin a la línea ferroviaria minera que durante más de un siglo
había sido ese elemento dinamizador que había permitido la plena explotación
de los minerales. Los altos costes de mantenimiento, las nuevas alternativas de
transportes, y su mala rentabilidad, aconsejaron su paralización.
Otras
construcciones industriales importantes que posibilitaron la transformación de
los minerales de Ríotinto fueron las Fundiciones y la Fábricas de Ácido. La
primera fábrica para producción de ácido sulfúrico a partir de la pirita,
fue construida por la Río Tinto Company Limited en 1889, para el
aprovechamiento de los minerales pobres en azufre procedente de terreros y
algunos lugares de las minas que no eran adecuados para la exportación ni para
la fusión directa.
Tenía
doce cámaras que estaban revestidas por 700 Tm. de plomo, que producían 15.000
toneladas de ácido sulfúrico al año aproximadamente.
En
un principio el ácido sulfúrico se aplicaba a la obtención de sulfato de
cobre en una fábrica situada en las inmediaciones de ésta. Pero posteriormente
se dedico el ácido exclusivamente a la elaboración de superfosfatos en el
puerto de Huelva por una sociedad filial de la de Ríotinto.
Debido a su antigüedad y a la escasa capacidad productiva, en 1929 se construyó una nueva fábrica de ácido, en el mismo lugar sobre la anterior, en el pequeño cerro situado frente al pantano Marismilla, en dirección al Cerro Colorado. También era por el procedimiento de cámaras de plomo. Dio origen a las industrias del sulfato de cobre y fertilizantes fosfatados. La pirita ferrocobriza se trato por fusión escorificante, para la producción de cobre, y posteriormente, para la obtención simultánea del azufre elemental, por el proceso Orkla. Se pensó que este era el proceso ideal para tratar los concentrados cobrizos y los pocos minerales ricos en cobre, permitiendo la recuperación parcial del azufre de los minerales, que hasta entonces era totalmente desaprovechado.
El
edificio de la nueva fábrica de ácido constaba de tres naves iguales, de
estructura metálica y fábrica de ladrillo intermedia. Sus pilares, de perfiles
metálicos roblonados sostienen unas cerchas con un caballete levantado para la
ventilación. Los adoquines antiácidos fueron importados desde Inglaterra desde
la "Metaline, Trade Mark".
En
1961 se puso en marcha una nueva fabricación de ácido sulfúrico, de 180 Tm.
de H2SO4 100% día, a partir de los
gases residuales del proceso Orkla. La fábrica fue construida por la empresa
alemana Chemiebau. Se ubicó al pie del cerro de las Tres Águilas, donde
esta la Chimenea Piritas y al lado de la Fundición. El ácido sulfúrico se había
convertido en uno etc los pilares básicos de la industria química moderna. Se
empleo en nuestro país principalmente en la industria de fertilizantes (75% de
la producción total). Sus restantes aplicaciones son las inclustrias de
productos químicos, procesos catalíticos en fase líquida en la industria orgánica
y petroleoquímica, pigmentos, detergentes, etc.
La
capacidad de está fábrica era de 50.000 toneladas de monohidrato en forma de
ácido 98 % SO4H2.
El
Ácido producido no se consumía en Ríotinto sino que se transportaba en
vagones tanques de 25 toneladas a otras provincias, para ello la compañía
construyó unos depósitos en la estación Las Mallas, de enlace entre los
ferrocarriles de RENFE y Ríotinto.
Esta
fábrica junto con la Fundición fueron desmanteladas rápidamente y trasladadas
al Polo de Promoción creado en Huelva, bajo los auspicios del Gobierno de
Franco. Esta tendría una capacidad de producción de 900.000 toneladas de SO4H2
100% año, lo que suponía el
55% de la producción española en el año 1964.
En
cuanto a las fundiciones, existieron desde siempre en las minas de Ríotinto a
base de leña y posteriormente con carbón vegetal (Fundición Huerta Romana).
Pero no es hasta 1901 cuando se erigió en Río Tinto un fundición que empleaba
el nuevo método Bessemer. Que consistía en inyectar aire a través de la mata
en fusión en un recipiente, haciendo que se oxidase el hierro, formándose
escoria, y que el azufre se evaporase del depósito en forma de dióxido de
azufre. Cada Convertidor o recipiente sólo podía producir unas 9 toneladas de
cobre antes de necesitar ser revestido de nuevo. Para poder hacerlo había que
levantarlo de su base por medio de una grúa de 54 toneladas, sustituyéndolo
por un convertidor nuevamente revestido.
La
instalación Bessemer de las minas precisaba sólo un 9,5 % de coque por carga.
No obstante estas cifras pudieron ser reducidas aún más con las innovaciones
tecnológicas de la “fusión Pirítica”, Esto hizo que se instalara una
nueva fundición en Río Tinto en Abril de 1.907, la Fundición Piritas, abierta
hasta el año 1.970, que se trasladó al Polo y Promoción y Desarrollo recién
instalado en Huelva.
Hasta
los años sesenta utilizó el proceso Orkla y luego paso al proceso Momoda para
recuperar los gases residuales y producir ácido sulfúrico.
El
1 de Enero de 1955, la recién creada Compañía Española de Minas de Río
Tinto, S.A.(C.E.M.R.T. S.A.), se hizo cargo de la gestión, del activo y del pasivo de la RTCL.
En la primera década de gestión se pudo observar la consolidación de la nueva
empresa. Se cancelaron los 815 millones de pesetas que se adeudaban a la compañía
inglesa. Se invirtió más de 500 millones en inmovilizado, con participaciones
mobiliarias en otras empresas. Se constituyó un fondo de amortización de 750
millones de pesetas. Se repartieron dividendos después etc la formación de
reservas por valor de 328 millones de pesetas.
Se
produjo una mejora de las instalaciones y la racionalización de los procesos
para reducir costos, aunque en la mente "de los protagonistas, los
trabajadores, el cambio de los "ingleses" a los "españoles"
inició cierto declive productivo,y organizativo".
También
se inició y amplió otras actividades, como fabricación de ácido sulfúrico,
comercialización de cenizas, ampliación de la producción del cobre,
investigación geológica y geofísica y participación en otras empresas (Metal
Química del Nervión, S.A., Pirita Cueva de la Mora, S.A., Cía.
Auxiliar de la Industria del Cobre, Productos Químicos de Huelva, S.A.. Río
Gulf de Petróleos, S.A., etc.
A
partir de 1955 se va a proceder a la modernización de las minas. La
reestructuración laboral, iniciada en 1958 en el Departamento Alfredo fue
extendida a la totalidad de los departamentos productivos y parte de los
servicios. La plantilla se redujo desde 1954 hasta 1966 en casi dos mil
trabajadores. Esta reducción de personal permitió un incremento notable en los
ingresos de los productores y no afecto a la producción, sino todo lo
contrario, se produjo un aumento de ésta. El tonelaje de extracción de piritas
pasó de 780.000 toneladas en 1954, a casi 1.100.000 toneladas en 1965. Según
esta misma fuente la producción de cobre blister pasó de 5000 toneladas
anuales en 1954 a 12000 toneladas anuales desde 1958 hasta 1965. Lo mismo ocurrió
con el ácido sulfúrico y otros productos derivados de la industria de
fertilizantes.
En
1966 se constituyó Río Tinto Patiño, con una participación del 55% de la
C.E.M.R.T, S.A., del 40 % de la Patiño Mining Corporation, y del 51 % de la Río
Tinto Zinc Corporation, (compañía nacida de la fusión de la RTCL y
Consolidated Zinc Corporation). Esta nueva empresa tenía corno objetivos
explotar la minería del Cerro Colorado y construir una nueva Fundición de
cobre y una Fábrica de Ácido Sulfúrico en Huelva, con más capacidad de
producción que las existentes en Ríotinto.
Bajo
la dirección de Don Juan Eugenio Morera se trabajo con una ilusión renovada en
una compañía con unos planteamientos más modernos de las relaciones
En
1970 1a C.E.M.R.T.,S.A. se fusiona con la Unión Española de Explosivos formándose
la Unión Explosivos Río Tinto (ERT). Como resultado de la fusión nació la
mayor empresa química española, con una diversificación de actividades poco
frecuente en la industria española. Se creó un grupo con más de treinta
empresas, cuyo volumen consolidado ole ventas supuso más de 15.000 millones de
pesetas.
En
1977 se constituye Río Tinto Minera, S.A. (RTM), y se inicia la expansión de
las instalaciones de Cerro Colorado y la modernización de la minería subterránea
de Alfredo.
A
partir de 1982 se empieza a producir la desactivación de la minería debido a
la crisis galopante del cobre que conlleva al cierre de su línea de producción
en 1986.
La
caída de los precios del cobre hacen poco atractivo para los accionistas las
inversiones en Río Tinto, y como resultado se comienza a perder empleo
progresivamente, que conllevará a la mayor crisis laboral de Nerva y toda la
Comarca.
Si
hablamos de la plantilla más numerosa de nuestra historia habría que
remontarse a 1915 con 12.502 trabajadores en Río Tinto. Pero ya en tiempos más
actuales podernos observar el descenso tan importante de empleo, en 1981 había
2.482 trabajadores que se convertirán en 758 en 1992.
En este ambiente de
crisis económica y laboral, con previsiones de cierre de la mina para 1996,
aparece en 1994 la multinacional Free Port McMoran, que prioritariamente le
interesa la Fundición de Huelva, para el tratamiento del cobre procedente de
sus numerosas minas a nivel mundial. Como consecuencia de los gastos sociales,
la poca rentabilidad del cobre de Río Tinto, así como el agotamiento inminente
del gossan (de donde se extrae la plata y el oro), decide vender la mina a los
mineros al precio simbólico de una peseta por acción. Es así como en Agosto
de 1995 se hace real el socialismo utópico: “La mina para el que la
trabaja”, y se constituye la sociedad Anónima Laboral Minas de Río Tinto,
gestionada y dirigida desde y para “los mineros”
En
la actualidad ( año 2002) las minas atraviesan por una crisis que ha
determinado el cierre de las explotaciones y la regulación de empleo de la casi
totalidad de la plantilla; y la mayoría de los mineros accionistas, han vendido
sus acciones a la Sociedad Barty Corporation, que se ha hecho con el control.
En
definitiva, la minería ha sido el referente histórico para que los pobladores
desde la antigüedad se asentasen en la denominada Faja Pirítica del S-W
español. Desde entonces no ha dejado de producirse una interacción simbiótica
entre el medio natural y las culturas que se asentaron en él.
Sin
la actividad minera nuestra comarca no hubiera tenido el desarrollo económico,
que permitió colocar el nombre de “Ríotinto”, en todos los mercados
mundiales de cobre y sobre todo de piritas.