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TESTIMONIO IMPROVISADO |
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"Soy hijo de una
familia normal, burguesa, de Madrid. Mi padre era abogado, Una familia acomodada. Soy
primogénito de cuatro hermanos. Mis padres eran católicos. Después de haber terminado
el colegio, al ir a la universidad, entré en crisis con mi familia y conmigo mismo, sobre
todo por el ambiente en la facultad de Bellas Artes de Madrid, que era completamente ateo,
marxista. En seguida me di cuenta de que la formación que yo había recibido, tanto en la
familia como en el colegio, no me servía de nada para responder a los problemas que
tenía de todo tipo (afectivos, psicológicos, de identidad). Me preguntaba: ¿quién soy
yo?, ¿por qué existe la injusticia en el mundo?, ¿por qué las guerras?, etc..." Me fui alejando de la Iglesia hasta dejarla totalmente. Había entrado en una profunda crisis buscando el sentido de mi vida. En Bellas Arte hice teatro. conocí el teatro de Sartre y milité en esta línea un poco atea. Me dediqué a pintar, a hacer exposiciones...""Bien, Dios permitió que yo hiciese una experiencia de ateísmo, o, si queréis, una kenosis, un profundo descenso al infierno de mi existencia, una existencia sin Dios. Dios ha permitido que yo cortase todos los lazos con la trascendencia. Me escandalizaba profundamente de la indiferencia de mucha gente. Todas las personas de mi alrededor eran personas que iban a misa, pero en definitiva su vida no era profundamente cristiana... Desde mi familia, en la que mi madre iba a misa todos los días, u mi padre era católico. Pero el dios de mi casa era el dinero. La mayoría de las conversaciones en mi casa eran sobre el dinero. "No estaba Dios en el centro de mi familia ni en el centro de la mentalidad que se tenía en mi casa, y eso era normal. Lo mismo puedo decir de mis tíos, y de todo el ambiente en el que me movía. La religión era un aspecto más, una especie de barniz cultural, que al menos a mí no me convencía. Tal vez porque era pintor, artista, y tenía una profunda sensibilidad y un absoluto deseo de coherencia, de verdad. No aceptaba ser un burgués como mis padres, ni vivir una vida así, como supongo que les habrá sucedido también a tantos jóvenes. Recuerdo que entonces iba a misa el domingo y, con quince años, algunos amigos, estando la iglesia llena, nos quedábamos al fondo -era antes del Concilio- y aguantábamos allí de pie..., íbamos a aquella misa porque no se predicaba, era más breve..., se oía una campanilla y nos poníamos de rodillas, nos levantábamos y esperábamos a que terminase para poder largarnos." "yo me daba cuenta de que aquella no era una manera de practicar. Aunque parezca extraño, la misa así de mal vivida fue la situación por la que me iba dando cuenta de que tenía que dejarlo, tenía que buscar otros caminos. Una cosa tenía clara: no podía engañarme a mí mismo. No podía ser un cretino, un estúpido: o creía seriamente en Dios o, si no creía, era mejor dejarlo... y así es como lo dejé todo." |
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EL CIELO CERRADO "Entonces intenté ser coherente con un tipo de
existencialismo: con el absurdo total de la existencia humana. Y comencé a sufrir mucho
porque ante mí todo el mundo se convertía en ceniza: se convertía en ceniza mi
existencia, se convertía en ceniza todo. No tenía interés por nada, ni siquiera por
pintar. Y tuve la fortuna , o si queréis la desgracia, de ganar un Premio Nacional de
pintura muy importante en España. Entonces salí en televisión, en los periódicos, me
había abierto camino profesionalmente, y esto ya fue la "última gota", porque
veía que aquello no daba ningún sentido a mi vida." |
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¿POR QUÉ VIVES? "Preguntaba a la gente a mi alrededor:
"Perdona un momento, ¿tú sabes por qué vives?", y no sabían ni por qué ni
para qué vivían, pero vivían... Tal vez tenía que ser así, simplemente, vivir: uno se
levanta, va a clase, come, después se va al cine o llama a un amigo... ¡Benditos los que
son capaces de vivir así! Yo no lo era. Me refugiaba, escapaba de mí mismo. Se abría un
gran abismo dentro de mí. ¡Abismo que en el fondo era una llamada profunda de Dios, que
me estaba llamando desde el fondo de mí mismo! |
¿LA BIBLIA, LA FE, PARA QUÉ OS SIRVE? "Luego leía el Evangelio que dice: no oponer resistencia al malvado..., si alguno te abofetea en la mejilla derecha..., si alguno te roba... Recuerdo que una vez mi padre se enfadó y le dije: "Mira lo que dice aquí. Tú eres católico ¿no?" Y él me dijo que eso eran cosas de los santos, de San Francisco, y no sé de quién... Entonces le contesté: "Este libro, la Biblia, lo puedes tirar por la ventana porque he entendido que no tiene ninguna relación con la realidad. Me niegas que esto se pueda vivir, que las cosas son como son..., que la vida es otra cosa: estudiar, ganar dinero, vencer... Entonces, ¿la Biblia, la fe, para qué os sirve...?" |
¡AYÚDAME! "Entré entonces en mi cuarto, y me puse a gritar
a este Dios que no lo conocía. Le gritaba: ¡Ayúdame! ¡No sé quién eres! Y en aquel
momento el Señor tuvo piedad de mí, pues tuve una experiencia profunda de encuentro con
el Señor que me sobrecogió. Recuerdo que lloraba amargamente, me caían las lágrimas,
lágrimas a rios. Sorprendido me preguntaba: ¿por qué lloro? Me sentía como agraciado,
cono uno a quien delante de la muerte, cuando le van a disparar, le dijesen: "Quedas
libre, gratuitamente quedas libre" y entonces aún no se lo cree y llora por la
sorpresa de que le han liberado. Esto fue para mí pasar de la muerte a ver que Cristo
estaba dentro de mí y que alguien dentro de mí me ha dicho que Dios existe." |
DEL ARTE A LOS POBRES "Después , mi pintura cambió. Comencé a pintar
arte religioso. Algunos conocéis mis iconos. Al poco tiempo fundamos un grupo de
artistas, un movimiento de renovación del arte sagrado para hacer las iglesias más
hermosas. Arquitectos, escultores y pintores nos pusimos a reconstruir la Iglesia, un poco
como empezó San Francisco. Pero en un cierto momento me di cuenta de que no servía nada
reconstruir la iglesia exteriormente cuando tanta gente como yo me había encontrado, en
una terrible situación". |
LA LEY DEL TALIÓN "Un día el jefe de un clan de gitanos, que estaba en lucha con otro clan, y que venía mucho a verme para pedirme la guitarra, me preguntó qué decía la Biblia sobre los enemigos. Me contó que, tras un enfrentamiento entre los dos clanes, él había golpeado a la madre del jefe de otro en la cabeza, y que le tuvieron que dar quince puntos. Como entre ellos rige la "ley del Talión", pasados dos años había llegado el otro con deseos de venganza. Como en ese período la relación entre los dos clanes estaba en calma, decidieron ambos jefes encontrarse solos, y pelearse a bastonazos, hasta hacerse sangrar. Mi joven amigo estaba muy preocupado. Yo abrí la Escritura y le leí el Sermón de la Montaña, donde se invita a no poner resistencia al mal. "¿Entonces, debo dejar que me mate a bastonazos?" Le di el otro único libro que yo llevaba conmigo: "Las Florecillas de San Francisco". Lo leía y venía todas las tardes a comentármelo. hemos rezado juntos para buscar una salida, para que pudiese salvar la vida sin necesidad de matar al otro. La única solución era ir sin el bastón en son de paz. El día de la lucha se presentaron antes a mí con el bastón. Al final lo convencí y fue sin él. Yo me puse de rodillas a rezar el rosario para que la Virgen María salvase la vida de aquel chico. El tiempo pasaba. Las dos, las tres de la madrugada. Pensé que habría muerto, cuando le vi llegar. Al verlo sin el bastón, su adversario decidió resolver la disputa económicamente. Me amigo de´ió pagarle "un tanto". Se llama José Agudo. Ahora está en el Camino, y tiene trece hijos". |
¡RESUCITÓ! "Un día José me llevó a hablar a su ´tribu´.
F´e en una cueva enorme llena de gitanos. me dijo: "Háblales", y no sabía que
decir. Así que empecé por el principio, y me puse a hablarles de Adán y Eva, cuando de
repente la madre de José Agudo se levantó: "Yo se que en el cielo hay una mano
potente, que es Dios. ¿Pero lo de la otra vida, lo del infierno, todas esas cosas de los
curas? ¡Yo lo único que sé es que mi padre murió y no ha vuelto a casa! ¡Cuando yo
vea a un muerto volver del cementerio creeré!". Se levantaron todos y se fueron. y
yo me quedé allí, bloqueado, atontado, sin saber que hacer. Aquella mujer, sin embargo,
sin quererlo, me había dado la clave, porque me había dicho que estaba dispuesta a
escucharme cuando yo hubiese encontrado un hombre que hubiese salido del cementerio. Y
efectivamente, buscando en la predicación primitiva y en los Hechos de los Apóstoles, se
encuentra el testimonio de un pagano de nombre Festo, que le dice a Agripa que había un
prisionero -que era San Pablo- que decía cosas muy interesantes. Festo hablaba a menudo
con Pablo, pero la única cosa que habían entendido, y se lo decía a Agripa, era esto:
"Hay un prisionero que habla de un muerto, que él dice que ha muerto, pero que vive,
que ha vuelto de la muerte, ¡que ha vencido a la muerte!" De toda la predicación de
San Pablo, Festo recordaba sólo esto. Os cuento esto para deciros en dos pinceladas cómo
el Señor me ha hecho ir entrando en este kerigma, en este modo de
anunciar la salvación, de dar en el núcleo central." |