Podría examinar ahora
la conspiración del viento y de la
lluvia
ensañados con mi casa-pecera
o abrirme paso entre los conflictos
y situarme en el medio de este
astrolabio de pasiones
y ver desde allí la rotación de mi mundo
sobre su eje.
Pero la palabra es dura,
y la mente, una frágil herramienta.
Por eso intento solamente
aclarar esta parte del asunto
hasta que el agua de la pesadumbre se
retire