Edad
No dejes que se borre
mi memoria
cuando las manos aún
estén ágiles de olvido.
Cuando mis dedos
sientan la caricia
del encordado hecho música.
Que la hora sea
cuando el perfume
cautivo de la flor
descanse en la hojarasca
crujiente del otoño,
desnuda de prejuicios,
algún tiempo después
que me haya ido,
para no darme cuenta.