Regreso

Apresurada guardo la tristeza.

Escondo la soledad

en un bolsillo.

Quemo papeles,

voy hasta el arroyo

y arrojo las cenizas de mi historia

en el cauce ligero de sus aguas.

Vuelvo sobre mis pasos y me alejo

hacia el abismo incierto del futuro,

lleno de viejas sombras que han quedado

en el desmedido estuario de otro tiempo,

donde cada silencio era mi rostro

y cada grieta algún naufragio ajeno,

cada argumento una tediosa espera,

prendida telaraña en mi retina.

Entro a la casa que ya no es mi casa

con las manos vacías de recuerdos,

con ausencia de fiestas y domingo

y un dialecto de amor desconocido;

misterioso presente entre dos vidas:

la que he tirado y la que tengo enfrente,

petrificada escarcha que renace

de viejos fríos que aún están latentes.

Entonces, por costumbre, sin pensarlo,

dibujo consonantes y vocales

y recompongo así, sobre renglones,

pedazos de mi vida: la de antes.

 

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