Regreso Apresurada guardo la tristeza. Escondo la soledad en un bolsillo. Quemo papeles, voy hasta el arroyo y arrojo las cenizas de mi historia en el cauce ligero de sus aguas. Vuelvo sobre mis pasos y me alejo hacia el abismo incierto del futuro, lleno de viejas sombras que han quedado en el desmedido estuario de otro tiempo, donde cada silencio era mi rostro y cada grieta algún naufragio ajeno, cada argumento una tediosa espera, prendida telaraña en mi retina. Entro a la casa que ya no es mi casa con las manos vacías de recuerdos, con ausencia de fiestas y domingo y un dialecto de amor desconocido; misterioso presente entre dos vidas: la que he tirado y la que tengo enfrente, petrificada escarcha que renace de viejos fríos que aún están latentes. Entonces, por costumbre, sin pensarlo, dibujo consonantes y vocales y recompongo así, sobre renglones, pedazos de mi vida: la de antes.
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