Canícula -----Un caluroso verano en Madrid. No es la primera película que trata el tema. Ni tampoco será la última. Ésta intenta ser una película de personajes, pero con un detalle en particular de todos. Consiguen que la honestidad sea su bandera, a pesar de todo lo que hayan hecho a lo largo de lo que se ha visto en la película. Los personajes tienen un problema básico que lleva a otro consecuencia del primero. La construcción de éstos no está, o no parece lo suficientemente sólida como para que se apoyen en ella los intérpretes. Porque a la que se apoyan un poco se ve una falta de base, que sólo la experiencia de Nathalie Seseña, y un poco de Elvira Mínguez, permiten que sus personajes no acaben desplomados del todo, como le sucede a Anton Reixa, que la interpretación, precisamente, no es lo que más bien realice. Y para acabar la película la honestidad y el todos somos buenas queda exageradamente falso. Sobretodo si conocemos la sociedad española, más cercana a los vecinos racistas, que a los comprensivos amigos finales. El caso más claro de falsedad es el que le sucede a Elvira Mínguez, juez, que le pide in favor a un compañero, y éste le dice que eso es prevaricar... desde cuando los españoles (jueces incluidos) se niegan a ir contra la ley para no ayudar a un amigo... aunque la envidia y 'amistad' laboral en España, tampoco es que brille por su existencia.
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