Cuando todo esté en orden

-----Hay muchas películas que acaban y que muchas historias menores quedan colgadas, y que al espectador le gustaría saber como acaban. Aquí la película comienza precisamente cuando todas aquellas han finalizado. Nos encontramos con el drogadicto que acaba de salir de un año de desintoxicación, su padre que después de dos años alejado de él por darlo como un caso perdido es jubilado anticipadamente de la fábrica para poder cerrarla, y llega esa continuación que es el encuentro de los dos en una casa destrozada por el tiempo que ha pasado sola, y que ahora vivirá en su jardín la reconstrucción de una vieja moto, y que será paralelamente la evolución que tendrá padre e hijo.

-----Una película bien rodada, donde es más importante el contendido que su continente, lo que se dice que lo que se muestra, y se ve que la fuerza del guión, y de los diálogos, entre los que destacamos los que tienen Santiago Ramos y Miguel Rellán en los viajes entre pueblo y pueblo. No tienen tanta fuerza los diálogos que hay entre Ramos y Daniel Guzmán, pero se mantienen gracias a la fuerza del primero, pero los que dan un poco de bajada a la película son los cara a cara de Guzmán y Cristina Plazas, que no acaban de ser creíbles en la mayoría de escenas.

*** k-os-dixit
13.05.2002

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