Yo soy Sam -----Una única nominación tiene la película, pero de un peso importante, mejor actor para Sean Penn. La interpretación de éste es buena, y con la peculiaridad de que se trata del tipo de personajes que gusta premiar a la Academia, un deficiente mental. Personajes que no tienen la dificultad en su creación, todos hemos visto en nuestra vida algún deficiente, y todos podemos copiar esos tics que tienen, la dificultad se encuentra en hacer creer al espectador que esa persona realmente es deficiente. -----Ante el personaje de Sean Penn nos encontramos a una imponente Michelle Pfeiffer, una mujer de negocios que en el mundo capitalista occidental lo tiene todo, y vive apartada del resto de seres de apariencia humana que no tienen suficientes presidentes como para adquirir su atención. Cuantas veces nos agobia un personaje porque al querer ser tan real nos agobia y nos distrae de la película, con lo simple que parece interpretar a un ser normal. En este caso nos encontramos ante una interpretación sublime, un personaje que consigue comerse, interpretativamente hablando, al de Sean Penn, pero que no se reconoce tanto a causa de ser un personaje normal. -----Por lo que hace a la película, unos 20 minutos menos la mejorarían sensiblemente, a pesar que después de las dos horas y cuarto, que se pasan muy bien no llegamos a un final detallado, y no nos importaría quedarnos cinco minutos más para averiguar éste. El final abierto no tiene sentido en películas, que como esta, todo el rato te están marcando por donde transcurre la historia y a los pocos personajes que aparecen, exceptuando el de Laura Dern, te los define muy bien, con mucha precisión, y con un buen ritmo de dirección, y en algún momento sublimes decisiones de cámara, hacen que se pueda ver la cinta, una cinta cargada de sensibilidad y azúcar, que en algunos momentos quiere supurar de la pantalla, que se para a través de efectistas, pero nada novedosos, antitópicos USA
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