AVENIDA ECHEGARAY, 195 por Jos‚ Carrera SEGUNDA TEMPORADA Capitulo 2 T¡tulos de Cr‚dito. 1.-Ext. Ciudad. Amanecer. Plano a‚reo de La Ciudad. Amanece. Un d¡a claro de primavera. 2.-Ext. Callej¢n. Amanecer. Plano general de un callej¢n. Restos de basura. Contenedores. Encadenado con plano de una rata, mordisqueando la basura. Sonido de est tica. La imagen tiembla. El plano se cierra sobre la rata. 3.-Int. 2 Piso. Amanecer. Luis est  tumbado, desnudo y solo, sobre la cama. Duerme. Tiene ara¤azos en el pecho y el brazo derecho. La luz del amanecer entra a trav‚s de la ventana e ilumina parcialmente su cuerpo. Da un respingo y, sobresaltado, abre los ojos. Pesta¤ea un par de veces, y llev ndose ambas manos a la cabeza, se incorpora, apoyando su espalda contra la pared. Mira a su alrededor. Un silencio absoluto lo envuelve todo. Recostado contra la pared, intenta recordar. Frunce el ce¤o, y finalmente niega con la cabeza. 4.-Int. 2 Piso. Sal¢n. Amanecer. Luis abandona el dormitorio y se pasea por el sal¢n. Llega hasta la cocina americana y abre la nevera. Toma un cart¢n de leche, llena una taza y abre el microondas. Pone la leche a calentar. Toma un cigarrillo de la mesa camilla y lo enciende. Plano de su rostro, iluminado por la llama del mechero, y su mirada perdida en alguna parte. Seguimos su mirada hacia el ordenador. Luis se acerca a ‚ste, se sienta frente a ‚l, lo conecta y abre el procesador de textos. Luis( en off mientras escribe): "He tenido un sue¤o revelador...Estaba en coma, en la habitaci¢n del Hospital, hace unos tres a¤os. Una mujer rubia me tomaba la mano. Creo que era µngeles. La piel de su mano era dulce. Pero de repente, sus cabellos cambiaron. Era Mar¡a. Despu‚s, el sue¤o se traslad¢ a mi apartamento, y Mar¡a lleg¢ e hicimos el amor. Ella era el mism¡simo Diablo. Me llam¢ Lucyfer". Un segundo despu‚s de nombrar a Lucyfer, suena el timbre del microondas. Plano del rostro de Luis. La mirada perdida. Una extra¤a sonrisa comienza a asomar en sus labios. Mira el cigarrillo en su mano derecha. Despu‚s, muy despacio, lo acerca a su brazo izquierdo y lo apaga sobre la piel. Por su rostro vemos que no ha sentido dolor alguno. La sonrisa se convierte en una carcajada. Y, mientras se r¡e, sus ojos cambian de color, pasando de azules a un rojo intenso. El ordenador se apaga solo. La luz de la l mpara del sal¢n tambi‚n. La TV se enciende. Luis se vuelve con un brillo de malicia en sus ojos rojos. Mar¡a est  frente a ‚l, desnuda, en el sal¢n, a menos de un metro, de pie, mir ndole con la misma sonrisa y los mismos ojos. Mar¡a: Yo ya soy suya. Y te queremos, mi amor. Tenemos muchas cosas que hacer... juntos. La joven se acerca hasta ‚l y se arrodilla hasta quedar sus rostros frente a frente. Se besan. Luis toca sus pechos, los aprieta entre sus manos. Ella sonr¡e y ronronea. Corte a 5.-Int. Descansillo 1 Piso. Ma¤ana. Luis desciende las escaleras. Muy despacio. Cuando llega al descansillo del primer piso la puerta se abre. Una mujer sale. Es la joven que hablaba con Men‚ndez en La Rosa Negra el d¡a anterior. Lleva las misma chaqueta de ante y los vaqueros. Se miran un instante. Mujer: Hola... Luis (sin dejar de mirarla directamente a los ojos, con gesto de sorpresa): Hola... ¨yo te conozco, verdad?. Ella asiente, con una sonrisa que ilumina su mirada. Mujer: S¡, soy Zoe. Nos vimos ayer en el bar de mi hermano... en La Rosa Negra. (le tiende la mano). Y tu eres Luis, ¨verdad?. El que resolvi¢ el asesinato de µngeles. Luis: S¡... (intenta sonre¡r, pero no puede hacerlo). Bueno, tanto como resolver... ¨Todo eso te lo ha contado Men‚ndez?. Zoe: Uy, s¡. No para de hablar de ti. Al parecer, todo el mundo habla de lo mismo en el barrio. (comienza a descender las escaleras, y Luis lo hace a su lado). He venido a ayudar a mi hermano con el bar... mientras busco trabajo. Luis: Ah , comprendo (su mirada parece como perdida). Y te has instalado en el piso de Sandra Salgado. Zoe: S¡, mi hermano me dijo que la se¤ora Salgado alquilaba una habitaci¢n... y que despu‚s de lo de su marido no le vendr¡a mal un poco de compa¤¡a. Las personas necesitan personas a su alrededor. Y £ltimamente no parece buena idea quedarse solo en casa... despu‚s de lo de µngeles... y lo de Camila... Luis (cambiando de voz, hablando con convicci¢n): Lo de la pobre se¤ora Beneda creo que ha sido un robo. Faltaban cosas en su casa, estaba toda revuelta... Sin duda, un desagradable accidente. Llegan al portal. Zoe: Pareces muy seguro de eso. Luis: Bueno, algo de experiencia tengo en el asunto (sus palabras suenan falsas, extra¤as en sus labios). Me tengo que ir... nos veremos... Zoe. Salen al exterior. La joven asiente y se despide con una sonrisa. Se va calle abajo y Luis permanece de pie unos instantes, sin saber muy bien que hacer. Despu‚s, mira hacia el suelo. Luis: S¡... a mi tambi‚n me gusta... (se detiene, pensativo). Es verdad, tienes raz¢n... lo hab¡a olvidado... Da media vuelta y vuelve a entrar en el Edificio. Corte a 6.-Int. Edificio Echegaray. Descansillo 3 Piso. Ma¤ana. Luis est  frente a la puerta del piso de Camila. Esta cerrada, y precintada con una cinta de la polic¡a. Apoya la mano en el pomo de la puerta, ‚ste gira y la puerta se abre. Pasando por debajo de la cinta, Luis entra y cierra la puerta a su paso. 7.-Int. 3 Piso. Ma¤ana. Luis permanece plantado frente al sof . Restos de sangre en ‚ste y en el suelo. Mira hacia el pasillo que da al resto del piso. Camina y entra en el dormitorio. Toma un pa¤uelo de su bolsillo y cubre su mano derecha con ‚l. Abre algunos cajones de la c¢moda. Finalmente, de uno de ellos extrae un bolso. Lo abre. Dentro, un carn‚ del transporte p£blico, una baraja sin estrenar de Tarot y un reloj. Se lo lleva a la oreja y lo agita. No funciona. Sonr¡e y se guarda los objetos en el bolsillo de la chaqueta. Deja el bolso en su sitio y la c mara lo sigue mientras sale del apartamento. Corte a 8.-Int. Comisar¡a. Ma¤ana. Luis camina por los pasillos de la Comisar¡a. Ambiente. Tel‚fonos sonando, gente hablando, etc... Dobla una esquina al final del pasillo y se detiene frente a la puerta del Despacho del Comisario. La abre. Desde su punto de vista, vemos a Romero saboreando un bocadillo de chorizo mientras mira por la ventana. Al o¡r la puerta se vuelve hacia ‚l. Sonr¡e con la boca llena. Luis entra y cierra la puerta. 9.-Int. Despacho de Romero. Ma¤ana. Luis le saluda mientras camina hacia una silla. Romero se sienta en la suya y traga el trozo de bocadillo. Romero: Mi mujer acabar  con mi est¢mago. Chorizo, mantequilla y pat‚. Y encima est  rico, el condenao. Luis (con gesto serio): He estado pensando en lo de la pobre Camila. Sandra Salgado me entreg¢ ayer noche una nota. Mar¡a est  fuera de La Ciudad, ha ido a Barcelona a visitar a su madre. Yo la descartar¡a de todo ‚ste asunto. (se detiene un instante, mirando hacia la nada.) Me ha telefoneado esta ma¤ana, y estoy seguro de que estaba all¡. As¡ que de momento, la descartar¡a. Romero: Pues vamos apa¤aos. Sin huellas, sin pistas... Luis: Tal vez hemos pasado por alto lo m s obvio. Romero (tras reflexionar unos segundos): ¨Un robo?. Luis: ¨Por qu‚ no?. El barrio no es precisamente un lugar para gente rica. A menos de dos manzanas hay un parque en donde todo el mundo sabe que se juntan yonkiss todas las noches... Tampoco ser¡a de extra¤ar... Romero: Supongo que estamos tan metidos en todo lo de µngeles y lo de los Prezer, que vemos conspiraciones en cualquier parte... No ser¡a mala idea enviar a un par de hombres al parque Sur, para que echen un vistazo e investiguen. Luis: Yo lo har¡a, desde luego... Llaman a la puerta del despacho. Se abre. Es Coma. Lleva unos papeles en la mano. Mira a Luis y algo parecido a una sonrisa a modo de saludo asoma en su boca, mientras entra y cierra la puerta. Coma: Tengo los resultados del an lisis de la Daga de... (se detiene, mirando a Luis, como si ambos compartieran un secreto). Del cuchillo. La sangre es A Rh+, como la de µngeles. Y solamente hay ese tipo de sangre. El problema es que est  dividida en capas, lo cual puede querer decir que se le asest¢ m s de una cuchillada... o que la sangre es de diferentes personas, porque ese no es el verdadero problema. Romero: ¨Entonces...?. Coma (dejando los papeles sobre la mesa): La sangre de Camila Beneda tambi‚n era A Rh+. Necesitaremos un an lisis m s exhaustivo, de ADN y pruebas temporales... Eso llevar  por lo menos 3 d¡as... Hay que enviar las muestras a Barcelona y esperar la respuesta. Romero: H galo. Luis (incorpor ndose): Yo me retiro. Por si no lo recuerdan, todav¡a soy estudiante de Criminolog¡a, y creo que un paseo por la Facultad para ver todo lo que me he perdido estos d¡as no me vendr¡a mal. Romero (sonriendo): Adelante, hijo. Si hay alguna cosa, te avisaremos... y gracias, como siempre... Esto se est  convirtiendo en una costumbre. Luis saluda con un adem n amistoso a Coma al salir y abandona el despacho. La c mara le sigue, y mientras lo hace, escuchamos la voz de Romero reiterativamente en off. Romero (off): Adelante, hijo... Adelante, hijo... Adelante, hijo... Luis se detiene en medio del pasillo. Se vuelve hacia el camino andado. Primer plano. Las palabras de Romero siguen sonando. Levanta las cejas, sorprendido. Luis (mirando hacia el suelo): ¨Es posible...?. La c mara se aleja de ‚l por el pasillo. Fundido a negro. 10.-Ext. Facultad de Criminolog¡a. Ma¤ana. Plano general de la facultad. Estudiantes entrando y saliendo. Un edificio nuevo, limpio, con aspecto pulcro. Ambiente. 11.-Int. Facultad de Criminolog¡a. Ma¤ana. Luis camina por los pasillos de la Facultad. Se cruza con algunos estudiantes, saluda a un par de ellos. Finalmente, se detiene ante una puerta. Llama un par de veces. Una voz desde el interior le invita a entrar. Abre la puerta. 12.-Int. Despacho de Aniceto Braque. Ma¤ana. Un despacho con un par de archivadores, una mesa, un ordenador y muchos papeles revueltos sobre la mesa. Sentado frente al ordenador est  Aniceto, un hombre cercano a la cincuentena, cabellos canos, rostro arrugado, constituci¢n fuerte y traje marr¢n. Fuma en pipa mientras observa la pantalla. Levanta la mirada hacia Luis. Parece sorprendido al verle. Pulsa un instante el bot¢n del rat¢n, mirando hacia el monitor. Braque: ­Por los clavos de Cristo! (se recuesta, fumando tranquilamente de la pipa). El Hombre de Moda. Luis medio sonr¡e mientras llega hasta ‚l y le estrecha la mano. Se sienta. Luis: Me temo que Romero se ha ido de la lengua. Braque: Bueno, no todos los d¡as tenemos un alumno que resuelve un caso de asesinato mientras hace pr cticas en la Comisar¡a. ¨Como est s, muchacho?. Luis: Deseando reincorporarme. Con muchas ganas. Por eso he venido a verle. Necesito ponerme al d¡a. Y ver si hay alguna manera de hacer los ex menes que me he perdido. Braque: No creo que haya problema por eso. Puedes reincorporarte cuando quieras. Hablar‚ con los dem s profesores. Luis: Me parece perfecto. Ma¤ana entonces. Y ahora me voy a echar un vistazo. Ha sido un placer volver a verle. Braque. Lo mismo digo, Luis. Y enhorabuena. Por lo menos tenemos un alumno que sabemos que vale para lo que est  estudiando. Luis se despide con una sonrisa y abandona el despacho. La c mara se pasea lentamente en un plano medio alrededor de un pensativo Braque, hasta situarse a su lado. Entonces podemos ver el monitor de su ordenador. La imagen es una fotograf¡a antigua de la figura del Senofer que Luis encontrara bajo la baldosa en La Rosa Negra. Una imagen del rostro de Luis. Corte a INSERTO: Plano general de la Buhardilla. µngeles est  sentada en el sof . Est  sola y temblando. µngeles: Est  buscando. Tiene Almas a su alrededor. Almas que capturar, Almas con las que alimentarse (con sonido est tico en su voz). Corte a 13.-Int. Pasillos de la Facultad. Ma¤ana. Luis camina por los pasillos, mira de reojo a algunos estudiantes, se detiene ante un tabl¢n de anuncios. Hace como que mira algunas notas, pero no deja de observar a su alrededor. Una joven pasa a su lado. l la saluda con un adem n vago. Ella le sonr¡e y sigue su camino. Luis la sigue con la mirada. Primer plano de su rostro. Una gota de sudor resbala por su frente. Comienza a caminar hacia ella, pero se detiene al pasar frente a una puerta. Mira hacia ella. "Sala de Ordenadores". Luis abre la puerta y asoma la cabeza al interior. La sala est  vac¡a. Todos los ordenadores apagados. Tres filas con 10 ordenadores cada una. INSERTO: µngeles en la Buhardilla, con los ojos muy abiertos. µngeles: Entra... entra... 14.-Int. Sala de Ordenadores. Ma¤ana. Luis entra en la sala y comienza a pasearse entre las filas de ordenadores. Toca los monitores con las yemas de los dedos. Roza los teclados. Su mirada parece perdida. De repente, niega con la cabeza. Da media vuelta y comienza a caminar hacia la puerta. Uno de los ordenadores se conecta. Y despu‚s otro. Luis se detiene y se vuelve hacia ellos. Los monitores comienzan a encenderse y apagarse. Luis da un paso atr s y su espalda choca con la pared. Las luces de la sala de ordenadores se apagan. La estancia queda iluminada por las luces de los monitores. Luis se deja caer, y queda sentado con la espalda apoyada en la pared. Desde su punto de vista, vemos los ordenadores, y una figura borrosa entre ellos. Una figura alta y vestida de negro, con un sombrero en la cabeza. Sumi (con sonido est tico): No puede estar todo el tiempo en ti. No lo resistir¡as. Ni ella tampoco. B£scala. Tienes tiempo prestado. ésalo... La imagen se desvanece. Luis cierra los ojos. Luis abre los ojos. La sala est  tranquila. Los ordenadores apagados. Las luces encendidas. El joven mira a su alrededor, y despu‚s se mira las manos. Comienza a incorporarse. Permanece con la espalda apoyada en la pared. Despu‚s, camina hacia la puerta y sale fuera de la sala. Corte a 15.-Ext. Calle c‚ntrica. Mediod¡a. Luis camina por la calle, nervioso. Mira de reojo a todo el mundo. Cruza sin mirar el sem foro, sus pasos son r pidos, esquivando a la gente. Un coche est  a punto de atropellarle. Pasa por delante de una cabina y se detiene. La mira. Busca una moneda y descuelga el aparato. Marca, y mientras espera sigue mirando a su alrededor. Desde su punto de vista, vemos la acera de enfrente. Mar¡a est  entre la multitud. Lleva el camis¢n se seda, y con el dedo ¡ndice le indica "no" mientras sonr¡e. Luis se echa hacia atr s en la cabina. El tel‚fono se le cae de las manos. En off escuchamos una voz al otro lado: "091, Polic¡a. D¡game". Luis se vuelve y apoya la cabeza contra el cristal, negando. Finalmente, mira de nuevo hacia la acera. Mar¡a ya no est . Luis recoge el tel‚fono. Luis: Quisiera hablar con Ricardo Coma, del Departamento Forense. De parte de Luis Fern ndez. Despu‚s de algunos segundos de espera, la voz de Coma llega desde el otro lado. Coma: D¡game. Luis: Tenemos que vernos. Cuanto antes. En mi apartamento. Voy para all¡. Coma: Pero... Luis: ­Ahora mismo!. All¡ le espero. Cuelga r pidamente y abandona la cabina calle abajo. Corte a 16.-Int. 2 Piso. Mediod¡a. Luis come un s ndwich mientras permanece sentado frente al ordenador. Tiene abierto el procesador de textos. Escuchamos su voz en off mientras escribe. Luis (off): "Las ultimas horas han sido como un sue¤o. Pero no lo es. Es verdad. Est  dentro de m¡. El Sumi ha dicho que no puede poseerme siempre. Y ahora siento que tengo la mayor lucidez que he tenido nunca antes en mi vida. No s‚ lo que puede pasar en el siguiente minuto, y tengo miedo. Mar¡a, est‚ donde est‚, se encuentra en la misma situaci¢n que yo. Presiento que L toma su forma para entrar en mi. Tengo que encontrar a Mar¡a, y tengo que parar esto. L se nutre de almas. Por eso me ha obligado a regresar a la Facultad. Un lugar perfecto para sus prop¢sitos. Capturar, entrar y tomar. Coma es el £nico que puede ayudarme, pero no s‚ si podr‚ esperar a que llegue. Y algo ocurre con Romero...Tambi‚n est  µngeles. Ahora s‚ que estuvo conmigo cuando yo estuve en coma despu‚s del accidente. El Sumi dijo que ‚ramos iguales, pero que ella no lleg¢ a ser lo que yo ser‚... y que por eso L acab¢ con ella antes de que supiese cu l era su destino. µngeles y yo tenemos algo en com£n. Estoy seguro. Comienzo a pensar que tal vez no fuese casualidad que en la agencia me diesen esta direcci¢n cuando estaba buscando piso." Luis est  de espaldas a la c mara. Vemos una sombra sobre ‚l y el monitor. Luis se vuelve hacia la sombra (la c mara). Luis: No... Corte a negro. 17.-Int. Descansillo 2 Piso. Mediod¡a. Coma termina de subir las escaleras y pulsa el timbre del piso de Luis. No hay respuesta. Silencio. Pulsa otra vez. Se cruza de brazos ante la puerta. Llama una tercera vez golpeando con los nudillos. Silencio. Coma. Luis... soy Coma. Silencio. Coma frunce el ce¤o, da media vuelta y desciende las escaleras. Corte a 18.-Int. La Rosa Negra. Mediod¡a. Zoe est  atendiendo la barra. Al fondo, podemos ver a Men‚ndez, con delantal, en la cocina, friendo algo. El local est  a medio aforo. Algunas personas comiendo, otras tomando caf‚, otras en la barra. Zoe parece desenvolverse con naturalidad en el local. Men‚ndez abandona la cocina con un plato en la mano y lo deja sobre la barra. Men‚ndez: A estas horas la cosa se complica. (sonriendo). Zoe: No hay problema. Estoy acostumbrada a servir muchas bebidas, muchos platos y muchas comidas. (ella le mira, pues ‚l ha puesto un gesto de mal recuerdo). ­Eh, que no pasa nada! Todos tenemos un pasado no?. Men‚ndez: S¡, el m¡o hacer viajes mientras t£... Zoe: T£ no pod¡as hacer nada, tonto. Era cosa m¡a. Y con las visitas ya tuve suficiente. Men‚ndez reflexiona sobre las palabras, asiente y besa la cabeza de la joven. La puerta del local se abre. Un sonriente Luis entra, mira a su alrededor, repara en ella y camina hacia la barra. Se sienta y mantiene una sonrisa encantadora. Luis: De todos los bares del mundo, t£ vas y entras en el de tu hermano. (ella le devuelve la sonrisa, y sus ojos se iluminan). ¨Ten‚is Pepsi Max? (la muchacha asiente). Entonces un caf‚ solo. Men‚ndez observa la escena divertido. Zoe se va a hacer el caf‚. Men‚ndez se inclina hacia Luis. Men‚ndez: Chico, contr¢late, que es mi hermana, y t£ ya estas medio "liado". Luis pone gesto de sorpresa. Luis: ¨Mar¡a?. Creo que te equivocas, amigo m¡o. Mar¡a ya tiene su propia vida. Y yo soy un hombre libre. Zoe (sirvi‚ndole el caf‚): Libre, que bien suena esa palabra. Luis (mientras ve como Men‚ndez se aleja con el plato reci‚n cocinado): ¨Qu‚ tal con la se¤ora Salgado?. Zoe: De maravilla. Es muy dulce. Y muy buena gente. Luis: De lo mejor que hay por el barrio. Zoe: Bueno, en lo que a gente buena se refiere, mi hermano no para de hablar de ti. Luis: Pues no le hagas mucho caso. Las cosas y los comentarios hay que comprobarlos por uno mismo. Durante unos instantes, la joven permanece en silencio, pensativa. Se aleja de la barra y se inclina ante el equipo de m£sica. Zoe: ¨Sinatra?. Luis se encoge de hombros. Luis: Si a ti te gusta, a m¡ me vale. Ella mantiene la mirada unos instantes, busca el CD y lo pone. Otra vez mira al joven. Los dos se sonr¡en. Corte a 19.-Int. Comisar¡a. Despacho de Ricardo Coma. Tarde. Coma est  de pie con el auricular del tel‚fono en la mano. Acaba de marcar un n£mero y espera. 20.-Ext. Barcelona. Tarde. Panor mica a‚rea de la ciudad mientras escuchamos en off el sonido de la llamada telef¢nica. Alguien descuelga. Mujer (off): ¨S¡?. Coma (off): Buenas tardes. ¨Mar¡a Cruz, por favor?. Mujer (off, despu‚s de un par de segundos de silencio): No, Mar¡a no est . Soy su madre. ¨Qui‚n la llama, por favor?. Coma (off): Llamo de la Facultad. Se ha dejado algunos apuntes en Secretar¡a, y como en su apartamento no contesta, pensamos que podr¡a haber ido a pasar unos d¡as a Barcelona. Mujer (off): Pues no, no ha venido, pero de todas formas habl‚ ayer con ella y estaba en su piso, as¡ que es probable que est‚ comiendo fuera o estudiando con alg£n compa¤ero... ¨Quiere que le diga algo si llama?. Corte a 21.-Int. Despacho de Coma. Tarde. Coma (mientras mira al frente, pensativo): No, no har  falta. Seguro que ma¤ana se pasar  por aqu¡... gracias de todas formas. Un saludo. Coma cuelga el aparato y permanece algunos instantes pensativo. Despu‚s, se sienta frente a su ordenador y comienza a escribir algo. Corte a 22.-Int. 2 Piso. Tarde. Luis est  sentando frente al ordenador. Tiene el programa de correo abierto. Un mensaje acaba de llegar. De: Ricardo Coma Rcoma@teleline.es para Luis Fern ndez Cyrano@ctv.es Hola Luis. Me he pasado por tu casa pero no estabas. Tambi‚n he llamado al domicilio de la madre de Mar¡a, y ella no ha ido por all¡. Tal vez eso te interese. Hemos enviado un par de Agentes al Parque Sur, para que vigilen la zona, por si ten¡as raz¢n. Ll mame cuando quieras, estoy a tu disposici¢n para lo que necesites. Un saludo. Coma. Luis relee un par de veces el mail. Vemos una sonrisa en sus labios. Luis: Este no es tan tonto como parec¡a. Deber¡amos de hacer algo pronto. (mira hacia la pared, con la mirada perdida). Tienes raz¢n, no vamos a dejar que se sepa lo que ha ocurrido. Luis apaga el ordenador. Luis: Esta noche... Fundido a negro. 23.-Ext. Parque Sur. Noche. El parque, poco cuidado, est  ligeramente iluminado por la luz de las pocas farolas que a£n funcionan. Una carretera pasa cerca del parque. Algunas prostitutas se ofrecen en el borde entre un discreto y sucio estanque para cisnes y la carretera. La c mara se aleja de ellas hacia unos arbustos al otro lado del lago. All¡, una mujer con falda y chaqueta de cuero habla con un hombre de largos cabellos desali¤ados, camisa floja y barba de varios d¡as, extremadamente delgado. Yonki: Esto es una mierda, t¡a. (mostr ndole algunos billetes) Mujer: ¨Y qu‚ quieres que haga yo?. Mira c¢mo est  el parque. (su voz est  rota y habla dudando de cada palabra). As¡ no se puede hacer nada. El yonki golpea el rostro de la mujer, una sonora bofetada que la hace perder el equilibrio y caer al suelo. Desde abajo, vemos al hombre mirando directamente hacia la c mara. Yonki: ­A mi no me respondas, joder! (le da una patada. La mujer se retuerce, encogi‚ndose). Zorra de mierda. El tipo da media vuelta y se aleja de ella, murmurando algo. La mujer queda tendida en el suelo. Primer plano de Luis, parcialmente cubierto por las sombras. Luis: Perfecto, cari¤o. Eso es lo que necesitamos. Un pobre desgraciado. (inesperadamente, su mirada se pierde. Le vienen arcadas. Parece a punto de vomitar. Palidece). No... Corte a 24.-Int. Buhardilla. µngeles tiembla, sentada en una de las sillas. µngeles: P ralo. P ralo... Plano del Sumi, sentado en el sof . Sumi: No podemos. No nos est  permitido. Ya hemos hecho demasiado. Lo que tenga que ser ser . Plano de µngeles, temblando. Una mano aparece en su hombro. Se vuelve. Es Camila. Camila: No interferir. Corte a 25.-Ext. Parque Sur. Noche. El Yonki camina cabizbajo entre los  rboles y los matorrales. Una mirada lo observa desde cerca. Se vuelve hacia la c mara. Mira a su alrededor. Frunce el ce¤o. Sigue caminando, d ndonos la espalda. Dos manos enguantadas aparecen en cuadro. El Yonki se vuelve otra vez. La sorpresa de su mirada se convierte en incomprensi¢n... Una de las manos enguantadas aprisiona su cuello. Sus ojos parecen escapar de las ¢rbitas. Otra mano golpea su est¢mago. El hombre cae contra un  rbol. Intenta levantarse. Una gruesa piedra golpea su sien. El Yonki cae al suelo, la sangre brota de su cabeza. La mano enguantada palpa su cuello, buscando el pulso. Despu‚s, introduce una baraja de tarot en sus vaqueros, una tarjeta de transporte p£blico en el bolsillo de su camisa y deja un viejo reloj en su mu¤eca. Toma los billetes que el tipo llevaba en el bolsillo de la camisa, deja uno con restos de sangre en el suelo y se guarda el resto. Primer plano de Luis. Tiene los ojos muy abiertos, como si hubiera gozado con cada uno de los segundos que ha durado el asesinato. Una sonrisa aparece mientras una mirada diab¢lica examina el cad ver. Fundido a negro. FIN DEL CAPITULO 2