Internet se mostraba como una puerta abierta para el reequilibrio de la riqueza mundial, una esperanza para los países en vías de desarrollo que iban a encontrar un medio igualitario que les facilitara el acceso a la información y las comunicaciones. Sin embargo, la realidad es que el 20% de la población mundial acapara el 93,3% por ciento de los accesos a Internet, y precisamente coincide con la parte más rica del planeta, mientras que el 20% más pobre sólo cuenta con el 0,2% de las líneas.
Las diferencias económicas que marca Internet no solamente se reflejan entre países, también en la estructura de sus sociedades. El microcosmos norteamericano puede servir perfectamente de espejo para constatar este hecho, que la ONU ha detectado. Un reciente estudio del Departamento de Comercio de Estados Unidos coincidía con las conclusiones de la ONU. Los estratos sociales con mayor acceso a la Red son aquéllos que mayores ingresos registran anualmente, lo que redunda en que las minorías son las que más difícilmente pueden relacionarse con el nuevo mundo de las tecnologías. Este informe señala que el 40% de las familias de Estados Unidos tienen un ordenador personal y una cuarta parte de todas ellas tiene acceso a Internet, pero el acceso a Internet se ve dividido por cinco en el caso de las familias negras e hispanas.
Las familias blancas que tienen unos ingresos anuales medios entre 250.000 y 560.000 pesetas, tienen un PC en un 33% de los casos. Mientras que este porcentaje se reduce a un 19% cuando se trata de familias negras que se encuentran en el mismo nivel de ingresos. Unas diferencias que se han ido incrementado desde 1994 a pesar de las caídas de precios de los equipos, según señala el Departamento de Comercio de Estados Unidos.